En el umbral del conocimiento y lo desconocido, se erige la Academia Nunca Más, un bastión de aprendizaje fundado en 1791. No es una mera institución educativa; es un santuario para lo sobrenatural, un refugio para seres que desafían la explicación. Aquí, criaturas de leyenda y alumnos con dones inimaginables convergen, todos unidos por un propósito común: dominar sus habilidades singulares en un entorno que celebra lo extraordinario.
La academia no es un lugar para los ordinarios. Solo aquellos marcados por lo peculiar, aquellos cuya existencia misma es un enigma, pueden cruzar sus puertas. Aquí, los llamados 'anormales' encuentran un hogar, un lugar donde la excepcionalidad es la norma. Y entre ellos, me encuentro yo, un ser que no se identifica con ninguna categoría conocida. Nosotros, los habitantes de este enclave, preferimos el término Maleficae, un eco de la antigüedad que evoca a las brujas de la Europa medieval.
Fue en un día aparentemente ordinario, en las profundidades de la biblioteca secreta de la academia, donde mi tranquilidad fue interrumpida. Una joven de cabellos oscuros y sonrisa traviesa se materializó ante mí. Con un gesto de impaciencia, rodé los ojos al verla plantarse frente a mí.
—Ey, Hargreeves —dijo con una sonrisa llena de picardía, mostrando una hilera de dientes blancos—. Te estaba buscando. ¿Has oído la última? —agitó un periódico ante mis ojos, y negué con la cabeza—. Una estudiante ha cometido un acto atroz... y no adivinarás quién fue... —sus ojos brillaron con un fulgor de expectación—. Tu familia predilecta. Es increíble que no lo hayas escuchado —continuó, mientras yo levantaba una ceja en señal de curiosidad—. Bueno, ya basta de juegos, mira —extendió el periódico hacia mí con un gesto teatral—. Luego me cuentas qué te parece. Que tengas un buen día, Hargreeves —se despidió con una reverencia burlona.
—Adiós... Bianca —murmuré en un susurro apenas audible.
Con el eco de las puertas cerrándose tras ella, volví a sumergirme en la lectura que había sido tan bruscamente interrumpida. Sin embargo, la frustración se apoderó de mí al darme cuenta de que el deseo de explorar las páginas sobre la academia se había esfumado.
Mi nombre es ___ Hargreeves, y soy uno de ocho. Luther, el imponente (número uno); Diego, el indomable (número dos); Allison, la encantadora (número tres); Klaus, el enigmático (número cuatro); Cinco, el viajero (número cinco); Ben, el ausente (número seis, aunque él... ya no está entre nosotros); y Vanya o Víctor, la melodía (número siete). Yo era conocido como el número ocho, pero esa identidad quedó atrás en el tiempo. Nuestro padre, Sir Reginald Hargreeves, aunque no de sangre, nos unió bajo su tutela.
Vanya y yo éramos las sombras entre los números, ocultas a la vista de todos. ¿Por qué? Porque juntas, éramos más que la suma de nuestros hermanos, y nuestro padre no deseaba eclipsarlos. A pesar de ello, siempre nos recordaba que nacimos siendo normales, instándonos a permanecer en el anonimato. Para él, nuestra visibilidad sería una afrenta a la naturaleza... o peor aún, a su ilustre apellido.
Al cumplir los 13 años, al igual que mis hermanos, comencé a trazar mi plan de fuga, una estrategia meticulosa y calculada. Mi condición de paria me confería una ventaja: menos atención significaba más libertad para actuar. Y en mi plan, contaría con la complicidad de Cinco. Él, obsesionado con probar su capacidad para manipular el tiempo, y yo, con el deseo de desafiar la autoridad paterna. Aunque compartíamos un fin común, nuestros caminos eran distintos.
Una tarde, durante una comida familiar, Cinco desató su plan. Yo confronté a nuestro padre, distrayéndolo lo suficiente para que Cinco pudiera actuar. Con los gritos resonando detrás de mí, me ofrecí voluntaria para ir en su búsqueda. Mi padre, cegado por su percepción de mí como su niña obediente (o más bien, su mascota), aceptó sin dudar. Al abandonar lo que una vez fue mi hogar, observé a Cinco luchando por controlar sus poderes. Me acerqué con determinación, y él me miró con recelo. Le rogué que me llevara a Rumanía, a Bușteni, intentando esbozar mi mejor sonrisa, que no era más que una mueca torcida. Nunca fui de muchas palabras, pero mi sentido del humor, oscuro y retorcido, era bien conocido. Él comentó que me veía terrible, y le agradecí el cumplido, pues la sensación era mutua. Cumplió mi petición, pero luego desapareció, dejándome sola en la espesura del bosque.
Perdida en un laberinto de sombras y susurros, mis pasos me llevaron a través de un bosque olvidado por el tiempo hasta que, como un faro en la oscuridad, una estructura solitaria capturó mi atención. Era una casa abandonada, cuyas paredes susurraban historias de un pasado misterioso. La curiosidad me atrajo hacia ella, pero los ladridos distantes de perros invisibles me hicieron reconsiderar mi exploración. Así que continué mi camino, con la compañía de la noche y el velo de la lluvia que comenzaba a caer.
Fue en medio de este telón de agua cuando la silueta de un calabozo se materializó ante mí. Sobre la entrada, grabadas en piedra, las palabras "Nervermore Academy" prometían refugio y secretos. Cerca, un joven de lentes, cuya apariencia delataba su nerviosismo, se convirtió en mi inesperado aliado. Con una voz que fingía inocencia, lo persuadí para que me guiara a través de las puertas de hierro.
Mi entrada triunfal fue breve, pues pronto fui interceptada por una presencia imponente. La Directora Larissa Weems, con su estatura y elegancia, se presentó con una cordialidad tan excesiva que rozaba lo teatral, provocando en mí una sensación de malestar.
Desde ese instante, mi existencia tomó un rumbo inesperado. Mis dones me valieron la clasificación de Maleficae, un linaje casi extinto y de poder inmenso. Aunque se creía que mi especie había desaparecido, yo era la prueba viviente de su persistencia, aunque seguía siendo una rareza en este mundo moderno.
Con el periódico de Bianca Barclay aún en mi mano, reflexioné sobre los tres años transcurridos desde mi llegada a esta academia. Una sonrisa ambigua se dibujó en mi rostro mientras abandonaba la biblioteca, un santuario de conocimiento y recuerdos.
En el transcurso de estos años, rumores de una familia extraordinaria, con inclinaciones oscuras y poderes más allá de lo común, habían llegado a mis oídos. Aunque su ubicación me era desconocida, sabía que sus ancestros habían caminado por estos mismos pasillos. La anticipación de un encuentro con ellos, con la enigmática familia Addams, llenaba mis días de una expectativa electrizante.
La espera se convirtió en mi constante, un suspenso que colmaba cada momento. La espera por ellos, por la oportunidad de cruzar destinos con... 𝓜𝓮𝓻𝓵𝓲𝓷𝓪 𝓐𝓭𝓭𝓪𝓶𝓼.
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No eres rara, solo... única (Merlina) *CORRIGIENDO Y ACTUALIZANDO*
Science-FictionUna chica, Merlina, ha decidido escapar de su hogar en busca de libertad. Dotada de una personalidad fría y calculadora, se revela como alguien callada, reservada y con oscuros deseos de venganza. Sus caminos se cruzan con otra joven, y juntas se ve...