𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 11

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Amistad sombrío tesoro (3/3)

Llegue frente a la estatua de Crackstone en donde sería la dichosa ceremonia. Observe la estatua con detenimiento. Un escalofrío recorrió mi espino dorsal.

Creí que no le temía a nada, pero eso fue antes de mirar directo a los ojos de Joseph Crackstone. No creo en el cielo ni en el infierno, pero si creo en la venganza. Por lo general la sirvo caliente con guarnición de dolor, pero jamás me había enfrentado a un adversario fundido en bronce.

Vi a Dedos salir cerca de la estatua, Merlina se posiciono en su lugar en donde tocaría. Ambas asentimos y luego le di la señal a Dedos para que iniciara el show. Me fui a sentar cerca de Merlina, una petición que acepto la directora Weems muy a su pesar.

— Gracias. – inicio su discurso el presidente. – Para mí es un honor celebrar la historia de nuestro pueblo y al noble padre fundador de Jericó Joseph Crackstone. – señalo la estatua – Y él creía que, con oídos abiertos y con un corazón alegre, no había nada que el pueblo no pudiera lograr.

— Que discurso más falso – dije. Merlina asintió. Vi a Dedos y le di una pequeña señal para que ahora sí iniciara, le me dio una reverencia que me hizo sonreír.

— Así que todos juntos, como uno, la comunidad y los amigos de la Academia Nunca Más, construimos un monumento que celebra su memoria. Que el espíritu de Joseph Crackstone sea conmemorable por toda la eternidad.

— Y vaya que lo será – susurre al lado de Merlina, quien sonrió de lado.

Los fotógrafos comenzaron a tomar fotos del presidente y la directora Weems. Oprimió un botón, el presidente, para que saliera agua de la nueva fuente construida. Merlina y yo esperamos pacientes a que Dedos pendiera la mecha, lo que obviamente no tardo mucho, luego de ver el pequeño humo que comenzó a rodearnos poco a poco hasta que llego al monumento. Exploto espantando a todos, Merlina y yo sonreímos y ella siguió tocando. Toco algo que iba perfecto con la ocasión. Pude visualizar a la directora Weems fulminarnos con la mirada y nosotras se la regresamos con una sonrisa divertida llena de maldad.

— Esto es mucho más entretenido – dije mientras me ponía unas gafas de sol y admiraba como se quemaba poco a poco la estatua.

Es un placer que hace mucho necesitaba.

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— Eso fue un desastre. – exclamo Weems ya estando en su oficina. – El alcalde esta furioso.

— Presidente, querrá decir. – dije con calma.

— ¡Es lo mismo! – exclamo. – Perdí la cuenta de las llamadas de gente furiosa y correos, personas del pueblo, alumnos y padres, quieren respuestas y yo también. – nos señaló.

— Lideraría la inquisición, pero deje mi aplastapulgares y trinche en casa. – dijo Merlina.

— Señoritas Addams y Hargreeves, están en hielo delgado. Mas delgado que papel.

— Juro, por el alma de mi difunto escorpión, que nuestras manos están limpias. – hablo Merlina. Recordé con una sonrisa toda la gasolina puesta en la fuente por Dedos, claramente yo había tenido la idea, pero técnicamente éramos inocentes.

— Tal vez no tenga las evidencias, pero no tengo duda. – exclamo con poca paciencia – Son un imán de problemas.

— Si el problema es confrontar mentiras, décadas de discriminación, – me pare junto a Merlina – siglos de trata a excluidos como ciudadanos de segunda o peor.

No eres rara, solo... única (Merlina) *CORRIGIENDO Y ACTUALIZANDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora