𝕮𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 24

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Un sombrío dilema (3/5)

Maverick observo con detenimiento a la chica. Esos ojos apagados, sus ojeras que la hacían parecer mapache, esa mueca en la cara que la hacía ver más apática de lo que ya era, su mano perezosa recargada en la mesa mientras en la otra estaba recargada su cara. Si. Algo tenía.

— ¿Qué tienes, brujita? – pregunto acercándose más a ella con cara de preocupación.

— No me digas así. – apenas dijo la otra.

— Entonces, ¿prefieres Maléfica? – sonrió divertido, la otra solo le dio una mala mirada. – Okey, ya me callo, pero en serio, ¿Qué tienes? – la otra suspiro y se acomodó en su asiento.

La noche anterior no había podido dormir muy bien, luego de lo que paso con Merlina. No entendía, ella no se había alejado, incluso la acerco a ella. Su mirada en sus ojos mostraba algo más que solo deseo... pero no lograba descifrar lo que pasaba. Su mente divago por varias horas, incluso Bianca hizo un comentario sarcástico sobre que el humo de su cerebro trabajando se olía a simple vista.

— Es que... es difícil entender a una mujer. – comento.

— Me alegro de que no sea el único que dice eso – menciono el otro con claro alivio.

— Hablar contigo es una perdida de tiempo. Además, ayer busque un poco sobre como hacer que te quedes definitivamente en el mundo de los vivos. – suspiro y se tiro a la mesa con claro cansancio.

— ¿Y...?

— Todavía no domino el hechizo, genio. – respondio sin verlo.

— Bueno... si de hechizo estamos hablando... ¿Qué tal si practicamos tu poder para resucitar muertos? – sonrió a más no poder.

— ¿Qué es lo que acabo de decirte, imbécil? – se paró molesta – Es lo que he tratado toda la estúpida noche. – bramo golpeando la mesa.

— Bien, bien. Ya no hay respeto ni por los muertos. – exclamo con indignación. – Entonces hay que practicar tu poder de curación hacia los demás. Estando en el mundo de los muertos conocí a varios magos poderosos que hablan en lenguas extrañas, pero creo que recuerdo ese. ¿Te interesa?

— De acuerdo. – dijo con aburrimiento, no tenía nada más que hacer.

Las primeras clases habían terminado hace poco, y aunque no vio a Merlina en todo el día, decidió concentrarse en otras cosa que no fuera en aquella cabellera negra. Caminaron hacia el extenso bosque. La chica se dejaba guiar por el joven quien caminaba conociendo a la perfección el lugar a donde se dirigían. Llegaron a la cripta de Crackstone, la chica frunció el ceño un poco desconcertada y algo confundida.

— ¿Qué hacemos aquí? – pregunto mientras se acercaba a dicho lugar.

— Este es el lugar perfecto para conectar con los muertos. – explico – También seria un buen lugar para revivir a alguien. – sonrió divertido. – Es broma.

— Nadie puede revivir a los muertos. – rodo los ojos.

— Quien sabe, nunca se sabe – se encogió de hombros.

— Bien, comencemos. – dijo la otra mientras tiraba su mochila al suelo.

— Bien. Lo primero que debes saber es que a cada acción hay una consecuencia. Para este hechizo necesitas que la otra persona te entregue algo valioso de ella o el no importa que, pero para dar... tienes que recibir.

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Merlina observo el libro en sus manos. Luego de ir a la biblioteca en la noche, tomar "prestado" el diario de Nathaniel Faulkner, haber seguido a Xavier y encontrarlo con la terapeuta Kinbott, ir con la directora y darse cuenta de que ahí estaba la terapeuta, posponer su plan de revelar el secreto, se encontraba en la cafetería de Tyler. Si tío estaba frente a ella.

No eres rara, solo... única (Merlina) *CORRIGIENDO Y ACTUALIZANDO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora