4. Cazador

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En cuanto cruzaron la puerta principal de su casa, vislumbró un par de casas en frente y a los lados de la suya, todas hechas de piedra pero diferenciándose por la estructura y tamaño, además de un camino del mismo material el cual se dividía en más de ellos para dirigir a las entradas de cada casa, todo era rodeado de hermosos árboles y fino césped. El aire que se respiraba parecía mágico, además que los aromas eran intensos y muy satisfactorios.

-No te quedes parado, Hazzie, llegaremos tarde. - reprendió su madre, quien ya iba un par de pasos adelante.

-Lo siento - se disculpó, avanzando hasta llegar a un lado de la mayor.

Veía todo con los ojos bien abiertos, analizando cada detalle y siguiendo el vuelo de cada pequeño pájaro que pasaba por ahí. Solo había ido al bosque un par de veces en su RA, pero definitivamente no era nada comparado a este lugar.

-¿Seguro que estás bien, Hazz? - preguntó cuando lo observó perdido en sus propios pensamientos.

-¿Eh? - la miró y asintió - Sí, por supuesto.

Su madre no insistió pero cada cierto tiempo giraba a verlo, asegurándose que todo estuviera bien. Harry, por su parte, dejó de admirar el paisaje para poner total atención al camino que estaban recorriendo.

Caminaron alrededor de quince minutos, hasta que vislumbró un grupo de jóvenes reunidos alrededor de un hombre parado sobre una roca. Al parecer el punto de reunión era ese, las casas ahí estaban acomodadas de tal modo que formaran una zona libre en forma de circulo, mientras que en el centro descansaba una roca, aquella donde estaba el hombre.

-¡Harry! - escuchó a su izquierda entre el tumulto de gente.

Recorrió con sus ojos el lugar de donde vino la voz, en busca del dueño, hasta que vio a un joven rubio levantando la mano en su dirección y volviendo a llamarlo.

-¡Hazz, por aquí! - Sacudió ambas manos sobre su cabeza para llamar la atención del rizado.

-Mucha suerte hoy, cariño. - habló Anne - Todo estará bien, ya verás. - lo tomó por las mejillas y depositó un beso en su frente - Te veré más tarde. - no esperó respuesta y se alejó del lugar, tomando el camino de regreso a su casa.

Harry la vio alejarse unos metros hasta que sintió una mano jalarlo ligeramente del brazo para darle la vuelta.

-Hombre, te estoy llamando y parece que no escuchas - le dio un leve golpe en la cabeza, soltando una risa.

-¿A mi? - preguntó confundido.

-Claro que a ti, Harry, ¿qué te sucede?, ¿estás bien? - lo miró con los ojos entrecerrados.

-Sí, sí, estoy perfecto - sonrió levemente.

-¡Niall, Harry! - los llamaron desde el centro - ¿Qué creen que hacen allá? Acérquense - ordenó el único adulto del lugar.

Ambos muchachos se acercaron rápidamente al tumulto de jóvenes que se habían quedado en silencio a la espera de cualquier indicación.

-Espero que estén todos preparados para lo que se viene - su voz poseía un ligero toque intimidante - ya no son unos cachorros y no quiero que se comporten como tal, ¿entendido?

-Entendido, señor - contestaron al unísono, excepto Harry al no saber que contestar.

-Bien, síganme y no pierdan el paso - concluyó bajándose de la piedra y abriéndose paso entre todos para empezar un trote hacia dentro del bosque.

Escuchó un quejido a su izquierda de quien, al parecer, se llamaba Niall.

-No sé si está enterado de mi poca resistencia. - empezaron a trotar junto a todos los demás - Si me desmayo a medio camino, sigue sin mí - dramatizó, haciendo reír al de esmeraldas.

OMEGA // Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora