19. Escuchar

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Dos años y medio después

Un Harry de diecinueve años corría a prisa hacia la salida de la Universidad. Su clase de Neurobiología y Adaptación se había alargado de más y ahora iba tarde a su trabajo.

El ahora estudiante de psicología había conseguido trabajo como mesero en un pequeño restaurante a cincuenta minutos de su escuela. Con el sueldo de su madre ya no era suficiente para los gastos habituales y pagar sus estudios, así que se vio en la obligación de asistir por las mañanas a clases y por las tardes trabajar seis horas diarias. La paga no era mucha pero ayudaba.

- ¡Harry! 

El nombrado giró el rostro para buscar a la persona que lo había llamado. Visualizó a Matt un par de metros atrás, corriendo para alcanzarlo.

- ¡Hey! - lo saludó una vez que estuvo a su lado - ¿otra vez tarde?

Matthew había decidido estudiar medicina en la misma Universidad que su mejor amigo, así que seguían igual de unidos que siempre.

- El profesor Jones ocupó tiempo de más, debíamos haber salido hace veinte minutos - dijo agitado por correr a la vez.

- Ese viejo es un abusivo con los horarios - se quejó su amigo.

- ¿Tú a dónde vas? - preguntó al ver que lo seguía hasta la salida.

- Por una hamburguesa, me muero de hambre - el rizado rodó los ojos.

Al cruzar la salida, Matt se detuvo mientras Harry continuó corriendo hacia la parada de autobuses.

- ¡Cuídate, te veo luego! - le gritó el futuro médico desde su lugar, recibiendo un "adiós" del contrario.

Apenas y logró alcanzar su autobús, el cual estaba ya en la parada a punto de partir cuando el rizado llegó. Tomó asiento en un lugar vacío y comenzó a rezar para no ser reprendido por su jefe.

(...)

- ¡Es el tercer retardo, Styles! - exclamó su enfadado jefe desde detrás de su escritorio.

- De verdad lo siento, no contaba con que mi clase se extendería.

- Mira, muchacho - se acomodó poniendo los codos sobre el escritorio - sabes que te aprecio mucho, pero también sabes que no puedo permitirte más de dos faltas - Harry bajó la cabeza y el de mayor edad suspiró - cuanto lo siento, pero así lo estipula tu contrato y no puedo hacer excepciones - sacó una hoja de un folder amarillo y se la extendió - estás despedido, muchacho.

Harry miró la hoja durante unos segundos para después pasar la mirada hacia su, ahora, ex jefe y suplicarle con ella que no lo despidiera.

- Por favor, deme una oportunidad - suplicó.

- Lo lamento, Harry, pero si hago excepciones contigo también lo tendré que hacer con los demás, lo sabes.

Rendido, tomó la hoja. Era su carta de despedida.

- Espero que encuentres trabajo pronto, eres un buen muchacho - le sonrió de lado, tratando de aligerar el ambiente.

El más joven solo asintió y, con la cabeza gacha, salió de la oficina.

Recogió sus cosas del casillero qué le pertenecía y se encargó de dejar ahí dentro su uniforme perfectamente doblado.

Se despidió rápidamente de algunos amigos que había hecho durante su estancia y se marchó.

Con el mismo poco ánimo se dirigió a su casa. Al llegar, subió directamente a su habitación sin importarle si su madre estaba o no en casa, ya estaba más que acostumbrado a no verla muy seguido. Aventó su mochila a ningún lugar en especifico y se tiró de espaldas a la cama, tapándose el rostro con las manos.

OMEGA // Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora