OMEGA // Larry Stylinson

12. Confesión

-¿Cómo lo supiste? - preguntó Harry en voz baja después de un tiempo de silencio y una vez que por fin los espasmos se detuvieron.

-Lo sentí - le susurró de vuelta.

Seguían en la misma posición, el alfa se negaba a soltarlo o si quiera separarlo un centímetro de si. Deseaba mantenerlo seguro.

 -¿Cómo?

-Creo que eso tú ya lo sabes - acarició su mejilla con la nariz - Eres mi omega, Harry, mi destinado.

El azul y el verde de sus ojos se encontraron después de esas palabras, ambos sintieron una descarga eléctrica que recorría todo su cuerpo, era extraño, pero no de forma negativa. Esas miradas reflejaban lo que ambos desde antes ya sabían, se notaba el cariño, la paz y, sobre todo, el amor, emociones tan intensas que ni siquiera podían ser descritas.

-Mi alfa - su voz llena de cariño hizo aullar al lobo del ojiazul con satisfacción.

Louis era su alfa.

Harry era su omega.

Ellos lo sabían. Siempre lo supieron.

Los lobos de ambos aullaban felices de, al fin, ser reconocidos como uno para el otro.

El castaño acercó poco a poco su rostro al del contrario, llegando al punto de poder sentir sus respiraciones mezclarse. Permaneció a esa distancia con los ojos entrecerrados, esperando autorización.

-Hazlo - con los ojos cerrados y el corazón palpitando descontroladamente logró responder al entender lo que el otro esperaba.

Obedeció. 

Acortó los pocos centímetros que los separaban y unió sus labios con los del rizado, sintiendo una explosión de hermosas emociones en el interior. Era un beso lento, inexperto, el primero de ambos.

Poco a poco encontraron el ritmo adecuado, su ritmo. 

Louis por fin soltó a Harry para llevar sus manos a las mejillas de su omega en un intento de evitar que se alejara. El rizado, por su parte, subió lentamente sus manos hasta llevarlas al cuello del contrario, jugueteando un poco con el cabello de su nuca.

El beso continuó hasta que ambos necesitaron aire. Se separaron lentamente solo para juntar sus frentes.

Ambos tenían radiantes sonrisas en sus rostros.

-No sabes cuanto tiempo deseé hacer esto - confesó el ojiazul.

-No sabes cuanto tiempo deseé que lo hicieras 

El castaño río.

Era el momento perfecto, algo que Harry solamente había vivido dentro de sus sueños y ahora era real, en su RD, sí, pero al fin y al cabo real.

Quería seguir así por años, con aquel alfa de bonita voz junto a él, sosteniéndolo como si de un preciado tesoro se tratase, pero no podía hacerlo, no podía seguir con un secreto de por medio.

Por mucho que le doliera, decidió que lo mejor era romper ese lindo momento, él debía saberlo y decidir si Harry es realmente lo que él quiere.

-Lou - el nombrado sonrió ante el apodo.

-Dime, cachorro - se separó ligeramente de su rostro para verlo a los ojos y prestarle completa atención.

El aire comenzó a tomar un aroma distinto, algo de miedo y preocupación opacaba la tranquilidad que se había formado. Louis frunció el seño, confundido por ese repentino cambio, cuando estuvo a punto de enloquecer creyendo que su omega entraba en una nueva crisis y preguntar el por qué, fue callado.