17. Satélite

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- No lo sé - susurró el alfa.

En realidad no había nada que ellos pudieran hacer, se trataba de toda una manada contra ellos.

Esa respuesta fue suficiente para que Harry saliera de detrás del árbol y comenzara a caminar hacia el parque, ignorando los llamados de Louis y esquivando sus intentos por sostenerlo.

Mientras el rizado avanzaba, el ojiazul se mantuvo detrás del árbol, luchando con su alfa para no seguir al chico. Tenía que hacer algo, pero para ello, necesitaba estar alejado y no con un par de alfas sosteniéndolo y evitando movimiento alguno. Tenía que buscar al Alfa.

- Te dijo que la soltaras - gruñó Harry mientras se acercaba a la escena.

- Pero miren quien viene, el lobo impostor - se burló a la par que arrogaba a la cachorra a los pies de sus padres - es un verdadero placer que nos acompañes.

- Eres un maldito imbécil, es una niña - habló entre dientes.

Se colocó justo frente a Norman, tratando de cubrir con su cuerpo a sus padres y hermana, quien aún yacía inconsciente en el suelo.

- Nada de esto habría pasado si hubieras estado en tu hogar esta mañana - se giró hacia Hera y la miró con odio - pero no fue así.

-¿En dónde está el Alfa?

- Durmiendo - respondió simple, encogiéndose de hombros.

-¿Qué? - frunció el seño.

- Hera se encargó de eso.

-¿Qué demonios les hicieron? 

- Resulta - subió ligeramente la mandíbula, tratando de demostrar superioridad - que ella se encargó de colocar en sus bebidas un líquido muy especial que los mantendría dormidos por tiempo suficiente, lo que no logró entender, es porque contigo no funcionó.

- Trataron de envenenarme - afirmó, entendiendo sus palabras.

- Dormirte, cachorro - tomó la palabra la bruja, mostrando desprecio ante aquel apodo - coloqué lo suficiente en una de tus tantas bebidas. En este momento tendrías que estar dormido, pero mírate - lo señaló de pies a cabeza con las manos - aquí estás como si nada hubiera pasado.

Fue en ese momento que recordó la desagradable bebida que Athena le había dado esa misma mañana, ¿fue eso lo que impidió que hiciera efecto?

- Como sea, ya estás aquí, eso era lo que necesitábamos. Ahora - se acercó un paso - dime cómo funciona el cambio de realidades y dejaré a tu manada en paz - sonrió mostrando los dientes.

- Jamás - dijo seguro.

- Como quieras - hizo una seña a un par de sus hombres detrás del rizado, quienes se encargaron de arrastrar a Anne hasta llevarla a un lado de su hijo - si no me lo dices, ella muere, así de sencillo.

Harry miró a su madre, esa feliz mujer que adoraba pasar tiempo con su familia, que amaba su vida, ahora se le notaba destrozada en medio de un mar de lágrimas.

- Mami - trató de agacharse para estar a su altura pero un gruñido lo detuvo - perdóname - sintió una lágrima caer.

- Mi cachorro - habló Anne lo más claro que pudo - no tengo nada por que disculparte, eres mi hijo y siempre te amaré. - le dio la mejor sonrisa que podía hacer en ese momento antes de endurecer sus facciones y mirarlo con seriedad - Ahora, escúchame bien, no le digas nada de lo que te pide, no importa lo que haga para conseguirlo, no lo... - fue interrumpida por un golpe en la nuca que la hizo tambalearse por unos segundos.

- Segundo error del día, uno más y morirás, querida Anne - dijo el alfa contrario, serio - Y tú - señaló al rizado - ¡habla!

Un estruendoso rugido se escuchó a unos metros de distancia, captando la atención de todos los presentes.

OMEGA // Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora