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Miércoles 28 de diciembre, 2022.

(365 días.)

En aquella última semana de diciembre, aquel 28 a las 8:00 p.m, todo los sucesos y agridulces sentimientos de los últimos 3 meses se volvieron torbellino.
Lluvia torrencial y después naufragio. Dulce exterior y centro amargo.
La muerte anunciada, vestida de color rosa y brillantina.

(De camino a casa solo yo y mi primera crisis de ansiedad. Porque sin exagerar, te estabas llevando gran parte de mi vida.)

Los siguientes casi 6 meses fueron encuentros difusos, caricias desdibujadas y volátiles "te quiero".
Dejé de pensar con raciocinio para darle paso a mi torpeza innata. Dejé que los impulsos por querer ser aún tuya pisotearan la cruda realidad en la que ya no estabas.

Pero aquella madrugada de mayo volviste a desaparecer y con el vacío que hacías cada vez más grande, ya no sabía qué hacer.

5 meses más y me obligué a aceptar que no te vería nunca ya.
Quería salir corriendo e intentar hallarte, sin embargo tu olvido, en mis pies se convirtió en cemento, así que con solo tenerte en sueños me di consuelo.

Cada mañana, tarde, noche y madrugada de ese año causaron daño, siempre, en mayor y menor grado. Y es que, al evocar tu recuerdo siempre terminé en colapso.

365 días finalmente han pasado, y lo único que pude hacer fue escribirte textos fechados.
Dedicarte versos y pensarte en poesía, dejar en papel todo eso que no te dije por mi estúpida cobardía.
Sola con mi insomnio me dediqué a redactar a tu ausencia con cafeína.





Cafeína para el papel. 🥀

I.

Cafeína para el papel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora