Cuando la vida duele de maneras que no puedo soportar, no hay nada que me sane más, que los abrazos de mamá.
Pero casi al instante se me olvida que ella es consuelo y afecto, lealtad y entendimiento. En un montón de putrefacta basura, entre sus brazos me convierto.
No soy orgullo pero sí el epítome de lo imperfecto e inepto.Cada dos por tres pienso en la manera correcta de pedirle perdón por ser quien soy.
Tal vez ella sería finalmente feliz si dejase de intentar morir.
Tal vez mi vida no le dolería un montón, si el dejar de existir no fuese mi única opción.Mamá dice que seré feliz, siempre dice que hay un futuro lleno de amor para mí.
Me promete una luz brillante al final del túnel y le creo aunque muy dentro sienta como todo en mí se pudre.Mamá me da ánimos, me llena de "te amos". Me arrulla entre brazos, me sostiene fuerte de la mano para no perderme aún más en el fracaso.
Mamá dibuja días venideros, me colorea en arcoiris y me llena de destellos. Borra mis lágrimas, mis miedos, intenta cortar mis traumas y llevárselos muy lejos.
Sí, mamá dice que todo estará bien. Me promete que yo estaré bien.
Hace magia porque no me quiere perder, y me rompo al no poder hacer nada bien.Pero mamá también llora, puedo escuchar su lamento amargo, desesperado. Madrugadas en las que no puedo conciliar el sueño, soy incapaz de correr a su auxilio y cesar su llanto.
Puedo escucharla hablar de lo mucho que le hiere mi estado mental, su gravedad. A veces incluso culpa a papá.
El desaliento en su voz me martillea el corazón.
Sé que se esfuerza por mostrar resiliencia y me mata no poder ser aún, todo lo qué ella espera.
Ella es demasiado amor y perfección, pero las voces no me permiten dejar de ser una decepción.Cuando la vida duele de maneras que no puedo soportar, no hay nada que me sane más, que los abrazos de mamá.
Lo poco o nada que tengo para dar, solo ella lo puede aceptar.Cafeína para el papel. 🥀
Isa.