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Faltaban pocos días para que Chanyeol saliera de la celda de castigo. Siete días ahí era mucho tiempo y no podía imaginar lo angustiante que habría de ser esa oscura soledad. Lo extrañaba horrores, con una necesidad preocupante. ¿Qué hacía yo ahora con esos sentimientos? Chanyeol..., él me protegía y había cuidado de mí siempre, pero eso, ¿qué implicaba? No necesariamente había amor en sus acciones, pero si un cariño fraterno.

Sin embargo, también él me había besado en más de una ocasión y había sido partícipe de muchas locuras mías que implicaban la desnudez. Quizás Chanyeol se sentía atraído por mí de una manera carnal.

Pero yo lo quería todo.

Era así de codicioso, incluso si sabía que no podría tenerlo.

Y quería hablar de ello con él para finalmente sincerarme porque ya no podía más con mis propios sentimientos. Quería decirle que lo amaba, que necesitaba su toque como el sol. Aunque temía no ser correspondido, solo esperaba no ser apartado de su lado.

Había encontrado un refugio en la biblioteca, donde podía sumirme en mi letargo y en los muchos escenarios de mi confesión, algunos más trágicos que otros. No obstante, ese día hubo algo maravilloso. El mejor inicio. El abogado de Seunghyun trajo los papeles del divorcio y, a pesar de que en ellos no me dejaba más que mi propio destartalado auto, los firmé sin pensarlo dos veces. ¡Era libre! De él y de sus maltratos, de su desamor y de sus mentiras. Libre para..., para ser de Chanyeol. Aquello me dio la valentía suficiente como para resolver finalmente amar sin reparos a Chanyeol.

Suspiré.

No sabía si estaba ansioso por verlo y hablarle, o era el miedo de su reacción. Como fuera, el uno acarreaba el otro.

—Hola —una voz dulce me trajo de regreso al mundo. Un muchacho alto y delgado, de cabello rubio y rostro aniñado—, ¿eres Baekhyun?

Ugh, por todos lo santos. Solo esperaba que no fuera otro loco con ansias locas de asesinarme.

—Sí.

—Oh, la nueva adquisición de Chanyeol.

Él lo había llamado por su nombre y el dato no pasó desapercibido por mi quisquilloso cerebro. Muy pocos lo llamaban así dentro de la cárcel. Yo encabezaba la lista, por no decir que era el principio y el fin. Entonces, ¿quién era ese hombre cuya confianza le brindaba un derecho que yo creí solo mío?

—¿Tú eres?

—Tu antecesor.

... Me perdí en esa parte.

—Chanyeol fue mi amante antes de que llegaras.

Genial, sí se trataba de otro enamorado con tendencias homicidas.

—Aunque aún me sigue dando protección —mencionó vagamente, pero tras su tono noté cierta malicia—. Supongo que en algún momento regresará a mí.

—¿De acuerdo?

Sí, era incómodo, y sí, quería matar al hombre por su muy impertinente charla.

Respira, Baekhyun, respira.

Aunque de todas formas ya estaba en la cárcel. Golpearlo no me causaría muchos problemas, en realidad.

—Oh, tranquilo. No tienes que estar tan prevenido conmigo. Quiero decir, solo trato de aconsejarte. Chanyeol es un hombre apuesto y pasional, pero también es muy peligroso si no conoces tu lugar.

—¿Mi lugar?

—Nadie tiene cabida en su corazón. La mayoría son solo juguetes.

—¿La mayoría? Quieres decir que tú no lo eres.

SIN SALIDA (Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora