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Con un beso así, fue particularmente sencillo dormir esa noche a pesar de todo lo que había ocurrido en el día. Mi cabeza, sin embargo, sí hizo un trabajo arduo pensando y repasando aquel beso.

¿Cómo explicarlo?

Antes cuando me besó durante las visitas 'conyugales' fue distinto, no carente de pasión, pero sí de un fortísimo sentimiento que en esta ocasión saboreé. Los primeros besos me hicieron temblar y pude palpar con mis manos el deseo de ese hombre. Pero, ¡bueno!, Chanyeol era un hombre en toda la extensión de la palabra y, además, un magnífico actor.

Yo sabía que él me encontraba agradable a la vista. Muchas veces durante sus visitas a casa lo descubrí mirándome largo rato, repasando mi cuerpo insaciablemente. Confesaré y diré que en un inicio pensé que era todo imaginación mía ya que yo sí lo deseaba con el fervor del pecado latente.

Y ayer simplemente..., explotó.

Fue tan dulce y cariñoso, tan gentil, pero a la vez conservaba esos matices pasionales que al final saltaron.

Me gustó tanto ser besado así por él. Solo por él.

—Ey, bella durmiente, arriba —refunfuñó mi singular compañero de celda—. Tienes que desayunar e irte a la biblioteca.

Por alguna razón y de una forma que tampoco esperé, me encontré involucrado con la biblioteca de la cárcel (si a veinte libros viejos y con las páginas rasgadas para hacer cigarros se le puede llamar biblioteca). Mi abogado dijo que hacer esa labor abogaría por mí y me podrían reducir la pena, eso si mi buena conducta seguía su curso. Empero, considerando con quién estaba yo relacionado, se me hacía difícil.

Luego del desayuno y de darme una ducha, fui a la solitaria biblioteca. El lugar estaba lleno de polvo y muy desacomodado. Sospeché que para eso fue que me enviaron ahí.

Fui por unos trapos húmedos para limpiar el polvo de los estantes, y por una escoba al armario de fuera. Muy cerca estaban muchos reos, todos viéndome y murmurando, cosa poco novedosa.

—Así que ya consiguió lo que buscaba.

Esas palabras tan escuetas llegaron hasta mis oídos.

¿Era sobre mí realmente?

Y si era así, ¿qué se supone que yo buscaba?

—El jefe lo dejó claro esta mañana, en el patio —se unió al cuchicheo otro reo—. Es intocable.

¿Qué había hecho Chanyeol?

—Dante no está contento. Escuché que le aventó una bandeja a-

—Ey —me llamó alguien, alejándome del hilo de aquel chisme tan intrigante—. Esto también va dentro.

El hombre, de mediana edad y cuyos ojos estaban fruncidos, me entregó un viejo libro cuyo título rayado y despintado era apenas visible: El Dr. Jeckyll y Mr. Hide. Un gruñido fue el último sonido del mensajero antes de desaparecer, y sus pisotones dispersaron a los chismosos.

Fue extraño.

Regresé dentro, a la biblioteca.

Revisé el libro por curiosidad y de entre sus páginas amarillentas saqué una pequeña hoja blanca doblada.


<<Eres mío ahora. Nadie se atreverá a tocarte, terroncito. Pero..., seré malo contigo y espero que entiendas que lo hago porque me importas y quiero protegerte.

—PCY>>.


Entonces, ¿ahora era su puta?

SIN SALIDA (Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora