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Mis piernas estaban enredadas en su cintura, y tenía sus manos aruñando mi culo. Su boca seguía envuelta en la suya, jugando y explorando.

Diablos... Él realmente estaba tocándome, besándome y-

Su polla dura se empujó contra mi intimidad con fuerza conforme dio un par de pasos hacia la pared del baño. Mi espalda se crispó y arqueó al sentir el porcelanato frío. Gemí y él aprovechó ese momento para bajar su boca por la extensión de mi cuello. Sus labios y sus dientes rasguñando mi piel, dejando marcas hasta en mis clavículas.

¡Cuántas veces había soñado con ese momento!

Aunque en mis sueños no lo hacíamos en el baño de una cárcel. Detalles.

—Chan, Chan.

—Cruzaste el límite, pastelito —refunfuñó—, y no hay vuelta atrás.

Volvió a besarme. Tan delicioso. Esos besos serían mi adicción.

—Mmgh.

Sentí sus dedos rozar los pliegues de mi entrada. Me estremecí ante la idea de hacerlo con él. No había sido tocado ahí en mucho tiempo, y definitivamente estaría muy cerrado. Además, por lo que había visto su polla era enorme. Con venas rodeando el tronco y una cabeza ancha y mojada.

—Respira —me pidió con suavidad—. Necesito prepararte o te lastimaré.

Y necesitaría mucha preparación.

Consiguió empujar un dedo, era grueso y largo, y fue hundiéndolo hasta que sentí sus nudillos golpear mis pliegues. Mi polla saltó, golpeando su vientre suavecito, algo que debió causarle gracia porque en su boca reverberó una tenue carcajada.

—Eres encantador, pastelito.

Sacó su dedo. El movimiento me sacó un suspiro.

—Estás goteando —mencionó, mas no supe si se refería a mi polla o a mi agujero, igual, él pareció satisfecho.

De golpe metió dos dedos en mi agujero, los movió un poco y me abrió, peor ni él pudo contenerse más, ni yo lo quería tampoco. Cuatro dedos. ¡Cuatro dedos! Ni cuando solía tocarme en mis años hormonales, había conseguido meter más de tres de mis dedos.

Pero se sintió muy bien, ligeramente doloroso, pero me gustó mucho. Golpeó mi interior con sus yemas en repetidas ocasiones, doblándolos y escarbando por lugares más ajustados.

—Ah-, agh, Channie.

—¿Duele? —me preguntó con la preocupación marcada en su voz.

Negué con la cabeza, largando un bufido mientras profundo llegaba en mí.

¡Cielos!

Como decía Chanyeol, estaba chorreando mucho. Mi polla saltaba y un par de pequeñas gotas de presemen eran liberadas, y mi culo, entre los dedos de Chanyeol, soltaba un poco de humedad que mejoraba la fricción.

En medio de sus empujes, su dedo medio tocó mi punto dulce.

—¡Ah! Sí, sí —sollocé con los ojos plenamente nublados por las lágrimas. Mi agujero se estaba sintiendo tan bien y solo me hacía falta tocar mi polla, unos cuantos roces y me correría—. Estás abriendo mucho mi culo.

Él sonrió antes de besarme suavemente en los labios.

—Eres un chico sucio.

Entonces dije algo que me comprometería, algo insensato y... quiero pensar, acertado.

SIN SALIDA (Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora