2. Dedos húmedos en E primer movimiento

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[Nota del autor: En esta historia Enid y Merlina tienen 18 años. ]

La luz de la luna llena entraba por el vitral como blanquecinos dedos que rasgaban lentamente la lúgubre madera del piso, la cual crujía como quejándose

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La luz de la luna llena entraba por el vitral como blanquecinos dedos que rasgaban lentamente la lúgubre madera del piso, la cual crujía como quejándose. Merlina dormía alerta como siempre; cualquier ruido, incluso el chillido de un ratón, la despertaría. Esto sería un martirio para cualquier persona, pero para la lacónica joven era uno más de sus distintivos talentos.

El suave sonido que vino de la cama de Enid Sinclair la despertó. Los ojos de Merlina se abrieron, pero no se movió hasta que detectó el lugar preciso del que se originaba aquel leve ruido. Se incorporó rápida pero sigilosamente. Tomó la navaja que ocultaba en su bota y se dirigió hacia la cama de la señorita Sinclair. Al estar enfrente, prendió la luz de su lámpara de minero, que había tomado de debajo de su cama. La experiencia le había enseñado que tener una fuente de luz y las manos libres era esencial para sobrevivir de noche.

Merlina levanto la sábana y la arrojó lejos, lo que vio la petrificó, como lo haría la escena de un homicidio a una adolescente normie. Enid estaba desnuda, sus pezones rosas estaban erectos coronando sus esponjosos y redondos pechos. La mano izquierda amasaba suavemente su seno izquierdo mientras dos de sus dedos de la mano derecha se encontraban dentro de su húmeda entrepierna. Al ver la mueca de horror de la señorita Sinclair, Merlina tuvo que taparle la boca para evitar que gritara. Enid tomó fuertemente el antebrazo de la señorita Addams con sus manos temblorosas mientras negaba con la cabeza. La fría y brillante hoja de la navaja de Merlina acarició la suave y perfumada piel de la chica, la cual cerró los ojos y lloró.

—Guarda silencio, no te haré nada, sólo me despertaste con tu actividad onanista—dijo Merlina mientras retiraba lentamente la navaja del suave vientre de su roomie—. Voy a quitar mi mano de tu boca si prometes no gritar, si estás de acuerdo asiente con la cabeza.

La aterrorizada Enid asintió y Merlina alejó su mano. La vio fijamente por unos segundos la recurrió de arriba a abajo con su mirada sin mover la cabeza para que ella no se percatara. Donde más se detuvo fue en su sexo, no estaba depilada, pero tenía poco vello o tal vez es que, al ser rubio, se confundía con su piel. Bruscamente dio media vuelta y se alejó.

—Merlina—susurró Enid—, po... podríamos fingir que esto no paso.

—De acuerdo—al escuchar eso el gran peso en el pecho de Enid se fue—, pero tendrás que dejarme tocar tus pechos— sentenció la chica de cabello negro sin siquiera parpadear.

—¿Mis pechos? —la rubia cruzó sus brazos sobre sus senos—¿por... por qué?

—Curiosidad. Si aceptas mis labios estarán sellados como una tumba no saqueada—la miró y extendió su mano.

—Es...—intentó decir la señorita Sinclair.

—Sí, es la única forma— y mantuvo su mano al frente.

—Acepto, pero no creo que debas darme la mano hasta que me la lave.

—Entiendo, entonces es un trato—Merlina retiro su mano arqueó la ceja mientras recordaba que Enid puso sus manos sobre su antebrazo.

🔞 Merlina: Qué está noche sea una sinfonía...(Wenclair) 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora