21. Un retorno y una partida parte 2

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[Nota del autor: En esta historia Enid y Merlina tienen 18 años.]

El alcalde Noble Walker se encontraba dando la espalda al portal que aislaba a los excluidos de los normies. Tenía las manos en la cintura y estaba perdido en sus pensamientos. Entre el flujo de recuerdos, ideas y culpa que chocaban en su mente, no se percató de la llegada del sheriff Galpin, quien se acercó lentamente y se acomodó el sombrero para ponerse al costado derecho del alcalde.

—¿Es año de elección? ¿O por qué el alcalde se toma la molestia de investigar un suicidio? —dijo el padre de Tyler con ironía.

Sin decir nada, el alcalde Walker extendió un sobre manila al sheriff mientras lo miraba con desconfianza. Donovan Galpin leyó los documentos y preguntó con incredulidad:

—¿Esto es una broma enferma?

El alcalde negó gravemente.

—Es el certificado de defunción de Laurel Gates y un análisis forense del cada ver Garrett Gates que concluye que fue envenenado por belladona —agregó el alcalde.

El alcalde siguió mirando al portal. Quería entrar, aunque parecía haber algo que lo repelía, como si estuviera frente a la guarida de una fiera.

—¡Qué significa esto! —dijo el sheriff Galpin con una mezcla de rabia, culpa y frustración—. Ese chico fue asesinado.

—Debí haberte dicho lo que sabía hace años —dijo Noble—. Pero los hechos son los hechos. Lo comprobé personalmente.

—¡Mientes! —gritó el sheriff, mientras agitaba con furia el sobre—¡Él fue asesinado por Gomez Addams! ¡No fue envenenado!

Noble Walker retrocedió un paso intimidado por la reacción del sheriff. Donovan Galpin sabía que Noble había sido quien había investigado la muerte de Garrett Gates.

—Lo siento, Donovan —dijo el antiguo sheriff con sinceridad—.

El alcalde dio la espalda al portal, sumido en un profundo debate interno que lo había sumido en un mar de culpa y remordimientos del que no lograba zafarse.

—El mismo padre me lo confesó. Era un plan para envenenar a los excluidos. Me pidió que no siguiera investigando y que no se lo dijera a nadie, solo el forense lo sabe —explicó el alcalde.

—Debería arrestarte después de esa confesión —dijo el sheriff Galpin.

—Por eso no te lo dije en su momento, pero ahora eres padre y comprendes que él no quería dañar la memoria de su hijo.

—Lo que no quería era dañar su reputación y tú siempre quisiste ser alcalde.

—También está el hecho de que encontraron huellas de Laurel Gates en la escena del crimen.

—Entonces no fue un homicidio sino un asesinato.

—Fue un suicidio, espero la confirmación, pero estoy seguro de que Marilyn Thornhill era en realidad Laurel después de que fingió su muerte. Tengo la sospecha que compro la vieja casa Gates e intentaba cobrar venganza.

Tyler yacía inmóvil sobre la cama de la enfermería de la preparatoria "Nunca más". Tenía los ojos cerrados y una respiración superficial. El olor a desinfectante y medicinas llenaba la pequeña habitación, haciéndola sentir opresiva y sofocante. A su lado, reposaba una bandeja con jeringas y medicamentos sobre una mesita metálica en un rincón.

De repente, la risa estridente de Richie Santiago resonó en la enfermería, haciendo eco en las paredes y en los oídos de Tyler. El sonido lo hizo estremecerse y abrir los ojos de golpe, sintiendo una punzada de dolor en su cuerpo adolorido.

—Te desperté, cariño, lo siento —dijo la ayudante del sheriff. Ella estaba sentada en una silla plástica junto a la puerta, hojeando una revista de moda.

—No tenías que quedarte a cuidarme —respondió Tyler mientras sonreía débilmente, intentando incorporarse un poco en la cama. Sus músculos protestaron y tuvo que recostarse de nuevo, frustrado.

—Por ser mujer, ¿esperas que sea una sirviente abnegada? —dijo Merlina con un tono de molestia.

Merlina sostenía un libro titulado "Una habitación propia". El olor a papel y tinta fresca flotaba en el aire, mezclándose con el aroma de la medicina.

—No, solo me sorprende que sigas aquí —respondió Tyler con voz suave, tratando de no ofenderla.

—Tyler, debes ser más sensible, Merlina es tímida. Claro que está preocupada por ti —intervino la ayudante del sheriff con una sonrisa, señalando a la chica con un movimiento de cabeza.

—Estoy aquí en contra de mi voluntad, el sheriff me aisló para interrogarme —aclaró Merlina, frunciendo el ceño y regresando bruscamente a su lectura.

—Tal vez eso es cierto, pero te vi mirar de reojo a Tyler —dijo la ayudante del sheriff mientras se reía, rompiendo la tensión en la habitación.

***

La oficina de la directora Weems era tan oscura como siempre, con una caterva de ojos extras pertenecientes a las aves disecadas y la escultura que coronaba la chimenea. El ambiente estaba impregnado con un olor a madera antigua y a la vez a cera de abejas, como si la habitación hubiera sido tratada para conservar su aspecto original. La luz del sol apenas se filtraba a través de las cortinas de encaje, arrojando sombras irregulares en las paredes.

Esta vez estaba presidida por el Sheriff Donovan Galpin. El sheriff estaba realizando los interrogatorios, sentado detrás del escritorio con una expresión impasible mientras tomaba notas en su libreta. El crujir de las hojas de papel y el bolígrafo llenó la sala de un sonido monótono y constante.

—Empecemos el interrogatorio —dijo el sheriff—. Cuéntame lo que paso, desde el principio —agregó el padre de Tyler mientras se acomodaba en su asiento.

Los ojos oscuros de Merlina exploraban cada rincón.

—Escuché un ruido que me despertó. Provenía del patio —dijo ella con tono monótono.

—¿Te despertó un sonido que venía desde el patio? —dijo el sheriff con incredulidad.

—Era un sonido peculiar, uno que reconocería en cualquier parte: el ruido de una horca —contestó Merlina—. Cuando llegué al patio pude oír sus estertores de la muerte. No me pude acercar para hacer un examen forense, porque en ese momento escuche a Tyler llamándome a gritos. Al darme vuelta vi a la directora Weems acercándose corriendo. Al verme me ordenó que me fuera mientras ella corría a intentar a auxiliar a la maestra Thornhill.

El sheriff le hizo un gesto con la mano para que interrumpiera su relato mientras comparaba las notas de la declaración de Merlina con las de la directora Larisa Weems. Después de corroborar la información, hizo una anotación final en su libreta.

—¿Nadie más oyó nada? —preguntó el sheriff.

—Todos se despertaron y fueron a donde se encontraba Tyler, incluida la enfermera y luego lo llevamos a la enfermería —respondió Merlina.

El padre de Tyler, se removió incómodo y parecía consternado.

—Es algo conveniente ¿no crees? —agregó el padre de Tyler, al cual le temblaban los labios al oír cualquier cosa relacionado con su hijo.

—Cuando cazamos a la gárgola caímos dormidos. Creo que paso lo mismo —respondió la chica de cabello trenzado mientras le sostenía la mirada al sheriff—. Tampoco tenía ningún motivo para querer lastimar a la maestra Thornhill.

—Eres de las personas que no necesitan una razón para para ello o ¿me equivoco? —dijo el sheriff intentando sonar irónico.

El sheriff suspiró y se recostó en su silla, pensativo. La habitación se sumió en un silencio incómodo, solo interrumpido por el leve crujido del papel cuando el sheriff pasaba las páginas de su libreta. Los ojos del padre de Tyler estaban fijos en Merlina, como si esperara algún indicio de culpabilidad en la expresión de la joven Addams.

—Eso es todo lo que sé —dijo Merlina y apago la grabadora que se encontraba sobre el escritorio.

🔞 Merlina: Qué está noche sea una sinfonía...(Wenclair) 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora