9. Haz que esta noche sea una sinfonía parte 1

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[Nota del autor: En esta historia Enid y Merlina tienen 18 años.]

—Estoy aburrida. Baila conmigo —dijo Enid mientras extendía una mano y ponía una canción que hablaba sobre bailar con las manos.

—Yo no bailo y si lo hiciera sería con música para gente malvada no con una canción pop de mierda —dijo Merlina mientras se sentaba a leer.

Enid paró la música y vio fijamente a su roomie, la cual era osca y radicalmente franca. La chica de ojos de zafiro conocía a otra Merlina, la de la noche, con la que se había acostado, la que la deseaba. Hoy se preguntaba si esta Merlina conocía a su Merlina. El pensamiento de que todo hubiera sido producto de una alucinación cruzó por su mente o que tal vez la chica de pelo trenzado sólo la usó para su disfrute personal también era una opción.

—Yo soy quien está en arresto domiciliario. Tú puedes ir a donde quieras —agregó la joven Addams sin retirar la vista del libro de Horace Walpole que tenía en las manos.

—No puedo dejarte sola ¿no recuerdas que fue la condición que puso la directora Weems para que regresaras al dormitorio?

***

Al llegar a la comisaría llevaron a Merlina a la sala de interrogatorios y a Erick a una celda. La sala tenía sólo una puerta de acceso. Estaba esposada a la pata de la mesa que estaba atornillada al suelo. A la mitad de la misma había una lámina de acrílico transparente que separaba al verdugo del condenado.

Merlina comenzó a tener un malestar que fue empeorando rápidamente. Empezó a sentir una presión en sus uñas como si estuviera arañando un ataúd en el que la hubieran enterrado, tal vez por error. Una sensación de frío se extendió y la luz comenzó a menguar hasta que todo había sido devorado por las sombras. Un aullido de un ser desconocido resonaba en su cabeza y un deseo de destrucción la dominaba con una furia mayor a la cotidiana. De la nada una serie de imágenes borrosas se fueron apoderando de su visión. Vio la escena en la que Rowans la atacó desde un plano cenital. En sólo un parpadeo Merlina podía sentir sus garras eviscerando al joven con poderes telequinéticos. Sentía la sangre tibia mojando sus dedos; oía los gritos y veía el dolor en el rostro de Rowans.

—Muy bien niña empezaremos el interrogatorio —dijo el Sheriff y puso una taza blanca frente a Merlina—. Es café negro, supongo que así te gustara.

—No soy una niña. Llámame por mi nombre o apellido —respondió la chica de ojos de obsidiana antes de dar un sorbo a su café.

El sheriff la miró con desconcierto. Era una joven de baja estatura y de figura esbelta, pero sabía que había derrotado a tres jóvenes del pueblo ella sola y la había visto derribar con facilidad aun oficial entrenado. También sabía de sus antecedentes criminales. Sin embargo, no podía conciliar todo lo que sabía con la figura de esa chica que por más impertinente, obstinada y sarcástica que fuera no parecía ser un peligro para nadie.

—Cuéntame lo que pasó la noche del asesinato de Rowans.

—¿Otra vez? —dijo Merlina y resopló mirando al sheriff fijamente.

—Es parte del interrogatorio. Omite los detalles de que órganos eran visibles y que partes de su cuerpo estaban repartidas por el suelo.

Merlina procedió a repetir su versión de la historia. La noche del asesinato de Rowans, ella iba a escapar con ayuda de Tyler, pero al oír un grito en el bosque la chica de cabellera negra corrió sin pensar a lugar. La verdadera razón fue una fugaz visión de la muerte del chico. Al llegar vio como era atacado por una gárgola. Lo vio hundido en un charco de sangre que parecía la mano de la muerte arrastrándolo a su reino. Los ojos de Rowan se apagaban lentamente ante la impotente mirada de Merlina. Esta corrió a buscar ayuda al ver la escena.

Cuando la policía llegó no había nada, sin embargo, al hacer la búsqueda de Tyler encontraron el cuerpo de Rowans justo donde había señalado la chica de ojos de obsidiana. No había señales de que lo hubieran movido y la lividez concordaba con la versión que había narrado la chica de cabello trenzado.

—Ya contesté tus preguntas. Ahora tu contesta una mía.

—No puedo revelarte ninguna información de una investigación en curso —dijo el padre de Tyler mientras revisaba sus notas.

—Admití que quería escapar de la preparatoria "Nunca más" ¿Por qué no informaste a las autoridades que había roto mi trato? En estos momentos estaría en la cárcel.

—Eres la última persona que vio a mi hijo antes de desaparecer. Si te enviaba a prisión entorpecería mi investigación —contestó el Sheriff, puso sus notas sobre la mesa y miró a Merlina— ¿Mi hijo iba a escapar contigo?

—No, él no tenía intenciones de dejar Jericho.

—Revisaremos la cinta de Erick, si es verdadera la investigación se centrará en la criatura. Después de eso decidiré que hacer contigo.

***

—¡Merlina! ¡Reacciona! —gritó Enid mientras sacudía frenéticamente a el cuerpo de la chica de cabello trenzado.

—¡Suéltame! —respondió la chica de cabellera negra y se alejó de Enid.

—¿Qué te pasó? De repente dejaste de responder.

—Tuve un recuerdo del interrogatorio de anoche.

—¿Anoche? Eso fue hace dos días. Ayer apenas te podías parar y casi todo el día estuviste dormida. Actuabas de manera rara, Aun para ser tú.

Una sensación de escalofrío recorrió la espalda de Merlina al saber que no sólo no recordaba la noche anterior si no que había perdido un día entero.

—Mi descenso a la locura no es tan emocionante como había previsto. Si el descenso no es inmediato, es bastante jodido.

—Voy a llamar a la directora Weems.

—No es necesario, me recostaré y estaré bien.

Enid no creía en lo que Merlina acababa de decir, pero decidió respetar la decisión de su roomie.

—Escribe todo lo que recuerdes que te dijo la directora. Tal vez ahí haya algo que desbloquee mi memoria.

—De acuerdo. Descansa.

🔞 Merlina: Qué está noche sea una sinfonía...(Wenclair) 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora