11. El libro rojo parte 1

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[Nota del autor: En esta historia Enid y Merlina tienen 18 años.]

En una habitación en la Preparatoria "Nunca Más" hay un rosetón con un hemiciclo polícromo y otro translucido. Frente a su mitad de la habitación Merlina se encuentra viendo a través de éste. La figura estática y garbosa parecía ser parte integral de la habitación.

—Necesito que me ayudes—dijo Merlina con una voz contenida en la que alcanzaba a escucharse claramente el susurro de la roja ira.

—¡Me asustaste! — dijo Enid sobresaltada por lo intempestivo de la proposición de Merlina, la cual llevaba más de una hora sin moverse.

—Lo siento —dijo Merlina, tratando de contener su risa—. Necesito que me ayudes con mi investigación —agregó con una voz monótona que asemejaba a la voz humana.

—No me mostrarás fotos ¿Verdad? —preguntó Enid mientras retrocedía temblorosa.

—La última vez que hice eso te desmayaste, así que no es una buena idea. Necesito buscar información, pero no puedo salir de aquí. Busca un libro de pasta dura de color rojo.

—De acuerdo— dijo la señorita Sinclair mientras asentía con la mirada perdida entre la confusión y el escalofrío.

Con movimientos lentos, la chica de pelo rubio se acercó a su cama y de debajo de la misma extrajo un libro encuadernado con piel y lo colocó bajo su brazo izquierdo. Sus dedos recorrieron la tapa de cuero de color rojo y con orificios en forma de estrella. Su cubierta parece estar hecha de hojas secas y viejas. El volumen tiene un olor intenso, como de madera de sándalo y rosas aplastadas.

—Este libro ya estaba aquí cuando me mudé —puntualizó la señorita Sinclair— ¿No preferirías usar internet para buscar información?

—Supongo que ese libro servirá —dijo Merlina mientras ignoraba la proposición de la chica de ojos de zafiro—. Te explicaré las reglas del juego. Con los ojos cerrados tienes que tocar la tapa del libro dos veces antes de hacer una pregunta; luego abres el libro en una página al azar y señalas una oración; la lees y si tiene sentido, es tu respuesta. La primera pregunta debe ser siempre si el espíritu está de acuerdo en aceptar nuestro interrogatorio. Hacemos preguntas y al final tenemos que pedir permiso para poder retirarnos ¿Tienes alguna duda?

—¿Nuestra relación ha avanzado muy rápido?

—Me refería al juego. Yo ni siquiera he tenido una amiga, así que no sé cómo evaluar esta situación.

Merlina cerró los ojos y seguidamente golpeó con firmeza la tapa del libro. De improviso, el techo de la habitación se iluminó con un círculo de luz, crujió como si fuera a desintegrarse en miles de pedazos. Hubo otro estallido procedente del suelo que atrapó a ambas antes de que pudieran reaccionar. Su caída fue tan aterradora que perdieron el conocimiento y el control de sus cuerpos.

***

Enid y Merlina despertaron en una habitación que parecía una cámara de aislamiento. Era blanca y espaciosa. La habitación estaba vacía salvo por una enorme cama cubierta de flores blancas, una cómoda y un tocador. Estaban solas y en silencio total. Merlina comenzó a rascarse con furia las costillas y el cuello.

—¿Estás bien? —le preguntó Enid con un tono apremiante.

—Sí —musitó Merlina mientras se rascaba cada vez más— ¿Dónde estamos?

—Tu cara luce rara y ¡tu ropa tiene color! ¿Qué está pasando? —Exclamó Enid al percatarse de que la cara de su amiga había cambiado de su típico color mortecino al tono de los humanos normies.

Al oírlo Merlina corrió al tocador para verificarlo en el espejo y al ver que sus expresiones faciales ahora reflejaban emociones humanas, quedó helada. Su camisa de manga larga que antes presentaba un patrón de barras negras y blancas horizontales ahora estaba llena de colores brillantes como rojo, naranja y blanco. Merlina se quitó la ropa apresuradamente para evaluar el resto del atuendo, el cual también estaba lleno de colores intensos. Su desesperación era palpable.

—Esto no me puede estar pasando —susurró Merlina con incredulidad mientras un escalofrío le recorría la espalda.

El rostro de Merlina se contorsionaba mientras intentaba contener el miedo que la atenazaba. El desconcierto por las palabras de Enid la habían tomado por sorpresa y ahora sus emociones fluían desde su interior. La joven Addams intentó dominarlas, pero fue en vano. Una fuerza invisible las había exhumado del mausoleo en el que Merlina las había enterrado. Ahora sus sentimientos vagaban, salvajes, como perros de Tíndalos acechando encada esquina.

Las ronchas eran debidas a una alergia al color, pero el terror de no controlar sus emociones y el miedo a ser abandonada eran los que más la herían. Merlina corrió hacia Enid y la abrazó. La chica de ojos de zafiro estaba desconcertada por esa acción. Ella también estaba aterrada pero no podía demostrarlo porque en estos momentos era el único sostén que evitaba que Merlina callera en las garras de la locura. El calor de Merlina contra su pecho era la única seguridad que le quedaba en está desquiciada realidad. Por un momento pareció que el tiempo se había detenido.

—Estoy poseída por mis putas emociones —dijo con la voz rota—. No te vayas. No me abandones —agregó haciendo un esfuerzo sobrehumano para no llorar.

Merlina plantó un apasionado beso en los labios de Enid, enterrando su lengua en su boca y después deslizó sus labios hasta bajar por el cuello delicado de la chica de pelo rubio. Merlina agarró a Enid con ansias y la atrajo hacia ella con frenesí. Las prendas de Enid comenzaron a caer lentamente hasta que ambas estuvieron desnudas. Merlina recorría cada contorno de su cuerpo, llegando finalmente a sus pechos. Sus manos estaban por todos lados, ora acariciaban sus tetas ora estrujaban sus nalgas con un hambriento deseo. Al besarla notó como accidentalmente sus pezones se habían frotado con los de Enid, lo cual la excitó aún más.

Merlina nunca antes había sentido tanta pasión y tanto miedo. Ambas emociones eran como caudalosos ríos vertiendo sus agitadas aguas en un mar negro, desierto y embravecido. Su piel estaba humedecida por el sudor. Merlina sentía el ansía en los suaves y firmes labios de Enid. La locura y el placer enmarcaban la escena.

Un aroma dulce y afrodisíaco se extendía por la habitación a medida que se funden en una única entidad. Una mezcla irresistible de sudor y deseo, emociones recién liberadas se esparcía por el aire. Las desinhibidas manos de Merlina habían convertido la entrepierna de Enid en un instrumento con el que interpretaba una melodía salvaje. La orquesta de sensaciones fue dirigida a la cama, Enid se recostó y comenzó a amasar sus pechos mientras gemía y se dejaba llevar por sus sensaciones. Un sabor salado y excitante era saboreado por Merlina mientras besaba, mordía y lamía los pezones de Enid con una ternura de la que no se sabía capaz. La joven de pelo corto tomó la cara de Merlina y la dirigió a su rostro para besarla con frenesí. Enid olía a jazmín y a sexo. Merlina exploró su boca con su lengua. Después de unos minutos, se separó, con sus mejillas ardiendo de deseo. Recorrió sus caderas con sus manos y el roce hacía que Enid se estremeciera.

Merlina se bajó de la cama y abrió las piernas de Enid. Besó el interior de sus muslos con deseo. Los recorrió hasta llegara su sexo donde comenzó a interpretar una sensual danza con su lengua en la vulva de la chica rubia. Lentamente, con movimientos circulares, Sus labios comenzaron a explorar su vulva. Merlina iba de la vagina al clítoris de la joven rubia. La lengua de la joven Addams provocaba en Enid una ola de placer que le recorría la columna.

—Se siente muy rico, no pares — dijo Enid con sus ojos cerrados y con una respiración agitada.

El suave y persistente murmullo de la lengua de Merlina deslizándose por la vulva húmeda de Enid y el profundo silencio de la habitación se compenetraban en una melodía de dicha y placer. Los pequeños gemidos de Enid eran el leitmotiv que resonaba en la cabeza de la joven Addams. Los suaves movimientos de la lengua de Merlina recorrían la vulva de Enid hasta el fondo de su alma. Los más sublimes acordes producidos por la joven Addams estaban incitando el placer de Enid con sus dedos que guiaban la danza rítmica de sus paredes vaginales. Su clímax fue el grito placenteramente fuerte que Enid liberó al tener un orgasmo explosivo, el cual expulso sus fluidos sobre la cara de Merlina.

Merlina se acercó tímidamente a Enid y la abrazo, pero antes de que pudiera decir algo un crujido se oyó en el techo. El sonido era tal que parecía como si un gigante hubiera golpeado con toda su fuerza el techo de la habitación. Enid, la cual estaba junto a Merlina, la abrazó y la cubrió con su cuerpo. El sonido se detuvo. Sin embargo, casi inmediatamente, la habitación comenzó a temblar tal intensidad que una de la paredes de derrumbó sobre ellas y las hundió en la oscuridad.

🔞 Merlina: Qué está noche sea una sinfonía...(Wenclair) 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora