13. El libro rojo parte 3

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[Nota del autor: En esta historia Enid y Merlina tienen 18 años.]

El sonido del mecanismo se detuvo y el silenció volvió a inundar el ambiente. Merlina comenzó a pensar en un nuevo plan.

—¿Qué ves?—preguntó la chica de cabello trenzado.

—Veo una antorcha más adelante-contestó Enid después escudriñar la oscuridad con su antorcha.

Merlina alumbró con su antorcha y buscó a dedos.

—Dirígete hacia allá. Tal vez tenga un mecanismo parecido. Nosotros haremos lo mismo. Mientras caminaban las chicas se hablaban para asegurarse que sus caminos no se separaban. Pararon después de unos diez metros.

—Estoy frente a la antorcha —informó Enid—. En el suelo también hay un medio círculo.—¿Qué más ves? —preguntó la chica de ojos de obsidiana.

—Hay sólo una pared, aquí acaba el camino.—De este lado hay una puerta. Pon tu antorcha en el suelo y quita la que está en la pared de su base.

El mecanismos se movió rápidamente y dio un giro de 180 grados. Enid volteó y se alegró de ver a su roomie.—Funcionó, estamos otra vez juntas —dijo Enid mientras saltaba y agitaba las manos.

Merlina la miró e ignorándola abrió la puerta y ambas cruzaron el umbral. Del otro lado había una habitación parecida a la que se encontraban en un inicio, Sin embargo en lugar te tener un escudo de armas tenía un par de pinturas colgadas. La luz ya pintaba la habitación con tonos dorados.

El grupo avanzó por la larga sala. Al llegar a la mitad se oyó un golpe proveniente de las pinturas. El sonido era como el de un ariete intentando derribar una puerta. Los cuadros se comenzaron a sacudir y la pared expulsaba polvo; la pintura se cuarteó; las chicas se pusieron en guardia. Cuando los cuadros se desquebrajaron dejaron ver un portal negro. Se oyeron pasos y de cada portal surgió un par de seres vestidos con hábitos negros y capuchas de verdugo. Uno de estos seres estaba armado con un hacha y el otro con una espada.

—Yo me encargaré del que está armado con el hacha. Enid ocúpate del de la espada. Dedos ve a la puerta y ábrela—ordenó la chica de ojos de obsidiana—.

Merlina se puso delante del verdugo que estaba armado con un hacha. La chica de cabello trenzado estudió detenidamente su postura, intentando encontrar alguna debilidad que pudiera aprovechar. Pero el verdugo era imponente, y parecía no tener ninguna fisura en su guardia. Al ver el cabezal del hacha notó que lo que creía que era oxido comenzó a gotear. Aguzó su olfato y le llegó el olor metálico de la sangre.

El silencio sepulcral se vio interrumpido por el choque de las espadas de Enid y del verdugo. Merlina apretó los dientes al oírlo, pero no podía permitirse distraerse. El ser vestido con un hábito negro se movió y avanzó lentamente, sus movimientos parecían ser los de un autómata. El verdugo alzó su hacha, y Merlina se preparó para el ataque. Pero en lugar de lanzarse hacia ella, el verdugo se quedó parado, sosteniendo el hacha con tanta fuerza que incluso podía oírse el crujido del cuero de sus guantes contra el mango del arma.

De un momento a otro el ser de hábito negro atacó con su hacha a la chica de cabello negro, ésta lo esquivó rodando por el suelo. Merlina escuchó el silbido siniestro del arma. El verdugo levantó el hacha y corrió hacia la joven Addams. La chica de ojos de obsidiana esquivó el ataque girando sobre su pie derecho y lanzando una estocada pero el verdugo la esquivó con una velocidad pasmosa. Merlina se dio cuenta de que estaba luchando contra alguien muy hábil y experimentado.

El verdugo lanzó otro ataque desde arriba en diagonal; Merlina lo esquivó pero antes de tocar el suelo el ser cambió el rumbo de su arma y alcanzó a golpear la pantorrilla de la chica de cabello trenzado con el cabezal de su arma, la cual fue derribada por la fuerza del golpe. Merlina cayó boca abajo y soltó su espada. La joven Addams discretamente se arrancó el colgante que tenía en el cuello; se sentó en el suelo; flexionó las rodillas; oscultó su pantorrilla y constató que no le habían roto ningún hueso. De reojo localizó su espada.

El verdugo se acercó lentamente; cuando estuvo frente a la chica de cabello trenzado; Levantó el hacha para ejecutarla, en ese momento Merlina lanzó su pendiente contra la cara del verdugo y lo distrajo sólo un segundo, pero fue suficiente para que la chica de pelo trenzado tomara su espada, se incorporara y lanzara una estocada que se hundió en el costado del hombre del hábito negro. El verdugo se desplomó sobre su espalda sin emitir ningún quejido. Merlina se desplomó también por el dolor que la aquejaba.

Un grito agudo se oyó a espaldas de Merlina. El verdugo yacía frente a la chica rubia, la cual cayó al suelo. Merlina intentó correr hacia ella pero se tropezó y cayó sobre sus rodillas por el dolor de su herida, a pesar de todo se levantó para ir junto a Enid.

—Iba a atacarte, pero fui más rápida y logre interponerme. Aunque no pude esquivar su estocada- dijo Enid antes de comenzar a escupir sangre por la boca.—Qué está pasando Merlina-dijo una figura vestida de negro a un costado de la chica de cabello trenzado. Merlina se levantó y atacó, furiosa, a la figura que se desplomó en el suelo.—¿Hija que haces?¿Dónde estamos? ¿Quién es esa chica?

Merlina fue consiente de las sangre agolpada en su cara, su cuerpo se estremecía sin control y su respiración se oía como si fuera un bufido.—Madre ¿tú eres la responsable?¿Es alguno de tus maquiavélicos movimientos para manipularme?¿Por qué heriste a Enid? Ella no tenía nada que ver.

Merlina acerco amenazante a su madre. Una vez frente a ella se quedó quieta y finalmente bajo su temblorosa mano.—¿Por que no puedo hacerlo? —se reprochó Merlina.—Detrás de ti -gritó Morticia.

La joven Addams se giró y lanzó una estocada al pecho del verdugo que se había puesto de pie. Ya no tenía puesta su capucha. La figura tenía la mitad izquierda de la cara cubierta por la oscuridad y su ojo derecho tenía un ligero fulgor verdoso. Los rasgos que se podían ver eran claramente los de Merlina. La aparición inclinó su cabeza ligeramente a la derecha y comenzó a desvanecerse. Todo paso en un segundo. El impulso desequilibro a Merlina, la cual se precipitó al suelo.

***

Cuando se levantó estaba de nuevo en su habitación en "Nunca más".

—No se supone que pasara eso ¿verdad? —dijo Enid mientras le ofreció la mano a Merlina para levantarse—. ¿Por qué estás temblando y me ves como si fuera un fantasma?

—Ya son más de las diez, apaguen la luz— ordenó la maestra Thornhill antes de que Merlina pudiera contestar.

—Mierda ¿Cuándo se hizo tan tarde? Mejor usamos internet para tu investigación ¿Estás de acuerdo? —preguntó la chica de cabello rubio.

Merlina asintió con la cabeza, no entendía lo que pasaba. Miró la mesa y levanto una hoja seca que se encontraba en lugar donde debería estar el libro rojo; la tomó y la llevó a uno de sus cajones donde la guardó. Se dirigió hacia su cama y tropezó al sentir de nuevo el dolor en la pantorrilla donde el verdugo la había golpeado.

—¿Estás bien? —se apuró a preguntar Enid con preocupación.—Sí, simplemente pise mal no es nada.

Merlina se acostó y a pesar de tener a Enid unos metros no se atrevió a decirle nada, tal vez sólo fue un delirio, una alucinación o quizá una ominosa visión.

🔞 Merlina: Qué está noche sea una sinfonía...(Wenclair) 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora