Al llegar a mi lado se quitó los auriculares y se los puso en el cuello con una sonrisa tímida.
—Hola, Lía. Qué coincidencia.
—Hola, pelirrojo artificial. No creo que sea tanta casualidad que nos encontremos frente a las residencias.
Se rascó la cabeza y cerró los ojos haciendo una mueca. —Quería que esto pareciera un encuentro casual, pero ya ves, mi actuación contigo no funciona.
—Estás en frente de la maestra de la actuación. No te puedes comparar conmigo.
—Para la otra lo pensaré dos veces antes de inventar mis maravillosos planes. Llevo dos horas esperando a que llegaras.
—¿Para qué? —Me abracé a mí misma, estaba empezando a hacer frío. Él pareció captarlo y se quitó su suéter para dármelo. Pero al intentar que pasara por su cabeza quedó atorado.
—Ey, necesito ayuda.
Involuntariamente empecé a reír.
—Eso te pasa por querer aparentar lo que no eres.
Tiré del suéter hasta que la tela cedió y como resultado caí al suelo sentada. Su cabello quedó hecho una maraña alborotado.
Divertido me dio la mano y no dudé en tomarla.
—¿Según tú qué no soy? —Enarcó una ceja.
—No eres de los chicos que se quitan el abrigo para dárselo a una chica. No te va ese rollo de chico educado.
—Al parecer no me conoces todavía.
—Es difícil conocer a las personas, solo mirame. Lo dice alguien que ha ocultado tantas cosas últimamente.Me puse el suéter y de inmediato me sentí a gusto. Sin decir nada caminé hacia el parque, me apetecía sentarme un rato. Él me siguió de inmediato.
—Sabes, te quería pedir disculpas.
Me di la vuelta buscando sus ojos. Su mirada estaba fija en el suelo y tenía una expresión de arrepentimiento. Llevaba sus manos metidas en los bolsillos.
—¿Por qué me pides disculpas?. Fui yo la que ocultó lo de mi enfermedad. Soy yo la que debe pedir disculpas, desde un principio debí ser sincera con todo esto.
Por fin después de cruzar la calle desierta nos sentamos en una banca de madera.
—Me imagino que no debe ser nada fácil hablar de ese tema para ti y no hay problema con eso. Megan no tenía que haber dicho todo eso sin tu consentimiento. Si quieres la puedes demandar.
—Lo que menos quiero ahora es un problema con la justicia. En todo caso ya terminó, si el SIDA no ha logrado destruirme menos lo va a lograr ella. Lo bueno de que lo dijera fue que ahora no tiene con qué amenazarme y eso significa que tengo bandera blanca para seguir con mi investigación.
—Hablando de eso, ¿cómo vas con ese tema? Lo último que supe fue lo que escuché, que le había enviado un correo a su madre.
—Sí, algo muy raro, justo vengo de hablar con el poli que llevaba el caso y me dijo que también lo ve raro.
—¿Llevaba?
—Sí, ya sabes como es todo esto, si el desaparecido se comunica con su familia y da a entender que todo está bien la búsqueda termina.
—Entonces estamos en lo mismo del inicio.
—¿Estamos?
Asintió reprimiendo una sonrisa. —Si estás de acuerdo me interesa seguir ayudándote.
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Buscando al chico de Wattpad.©✔
Подростковая литератураDicen que no podemos amar a más de una persona al mismo tiempo y que la universidad es una de las mejores etapas de nuestras vidas. Les diré que a mi todo me sucedió al revés. Quizás se deba a que no soy una chica normal, nunca lo he sido. No sé cuá...