Capítulo 27

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—¿Qué sucede después de ese final tan precipitado de tu último libro?

Me encontraba con mi profesor Lucas. Después de que me confesara que era Nosoylucas fuimos al parque que estaba frente a la Universidad para por fin conversar y esclarecer todas mis dudas.

—Pudo no suceder nada o pudo haber sucedido todo. De eso de trata, del realismo en su mayor expresión. Si nuestras vidas fueran novelas viviríamos teniendo finales. Finales tristes, finales felices, finales inconclusos. Desde un principio quise que cada lector le diera el final que deseara. ¿Cuantas posibilidades hay? ¿Cuántos finales pueden existir? ¿Quién regresará y quién se irá?

Sus palabras me dejaron pensando y me recosté de la hierba para observar el cielo a través de las ramas de los árboles. Eso era algo que me gustaba hacer. El movimiento de las hojas con el viento me daban tranquilidad.

—¿Si pudieras elegir un final para tu propia historia cuál sería? —Pregunté de pronto sin apartar la mirada del cielo.

Me observó de soslayo y adoptó la misma posición que yo. No pude evitar reparar en lo raro que se veía fuera de su papel de profesor estricto y serio. Desde que nos conocimos nunca habíamos tenido la oportunidad de hablar como en ese momento. Completamente solos y sin la presión de nuestros secretos.

—Nunca me ha gustado pensar en esas cosas. Pero si pudiera elegir sería el siguiente. Me imagino siendo un anciano cargado de hijos y nietos. Todos con sus parejas y amigos en un día soleado. Yo en la punta de una mesa de esas grandes observando como conversan, ríen y cenan. No elegiría un mejor final que ese, morir sabiendo que al final logré tener una familia numerosa.

—Definitivamente ese sería un buen final. Lástima que no podemos elegir como vamos a terminar. Solo mira a Lucas Dicelmo, lo que parecía el comienzo de su vida se convirtió en un final repentino.

—Nacemos para morir, es un hecho innegable. Morir es un efecto colateral de estar vivos. Todo lo que nace un día muere y se convierte en nada. A ese chico le tocó saborear esa realidad antes de tiempo. Y es una lástima.

Nos quedamos en silencio. No un silencio incómodo sino uno de esos que podemos disfrutar por la compañía con la que estamos. Estar así tan cerca de mi cliché literario, de esa persona que por tanto tiempo busqué era increíble. Soñé tanto con ese momento que estar ahí a su lado disfrutando de su a compañía era como un sueño echo realidad.

—Y tú, Lía, cuál final elegirías para ti.

Cerré los ojos y pensé. Pensé mucho, quizás demasiado. ¿Cuál final elegiría yo? Creía que no lo sabía, pero recordé algo que ya había estado pensando y lo dije con un nudo en la garganta.

—Me imagino sentada a mis 70 años ojeando las páginas de un libro, no cualquier libro, un libro que narre mi vida. Una vida cargada de experiencias en la mayor extensión de la palabra. Porque de algo estoy segura, tengo muchos sueños por cumplir aún. No sé si el tiempo me alcance para lograrlos todo.

—Con gusto leería algo escrito por ti. Me gusta como escribes, Lía. No lo digo por agradar, lo digo de verdad. Tendrías un futuro prometedor como escritora.

—No lo sé. Llegué a este lugar por ti, porque... —Me senté con las piernas encogidas y lo miré a los ojos. —Porque te quería encontrar. Mi intención nunca fue ser escritora.

—¿Para qué una chica como tú buscaba un fracasado como yo?

—Porque tus libros me ayudaron a pasar la depresión que me causó saber que tenía VIH. Tus libros me mostraron un camino a seguir y me demostraron que aún se podía vivir afrontando las adversidades. Por eso me tomé la tarea de investigarte. Supe que estudiabas aquí porque leí cada comentario que te hacían en tus libros y en uno le contaste a una chica que ibas a estudiar en esta universidad. Por eso nunca te tomé muy en serio creyendo que era casi imposible que NoSoyLucas fuera profesor en este lugar.

—Subestimaste mi inteligencia. Hace un par de años estudié en esta universidad y al graduarme comencé a impartir clases como ayudante. La directora fue amiga de mi madre y para ayudarme me dio trabajo.

—Entonces, gracias. De verdad, no sabes lo que significó cada palabra que escribiste para mí. Sabía que el escritor que se escondía detrás de ese usser era alguien que sabía de lo que hablaba. Que había vivido algo parecido. Y ahora te veo aquí tan sano y me pregunto si...

—Estoy bien. —Me interrumpió —Mi hermano y yo tuvimos la suerte de nacer sanos. Mis padres siguieron todo el procedimiento médico adecuado para que no corriésemos riesgos de nacer con VIH. De igual forma ellos no corrieron con tanta suerte. Primero murió mi madre y poco tiempo después mi padre a causa de la depresión ligada al VIH. De todas formas ellos son el mayor ejemplo de que sí se puede tener una vida normal siendo positivos al VIH. De que se puede tener una familia. Y en verdad te digo, tuve los mejores padres de este mundo y antes de irse me regalaron a mi hermano para que no me quedara solo.

—Ahora entiendo por qué has sacrificado todo por él. Tienes miedo de perder lo único que te queda...

Me arrepentí en cuanto mis palabras salieron de mi boca. Lo volteé a ver. Sus ojos estaban nublados.

—Lo siento, no debí decir eso. A veces digo las cosas sin pensar. Cambiemos de tema.

—Descuida. —Le quitó importancia al asunto.

—Ahora sí, te diré la verdad y no quiero que te rías de mí. —Se sentó y me miró con una expresión de curiosidad. —Creía que estaba enamorada de ti.

—¿Qué? —Agrandó los ojos con una expresión divertida.

—Sí, ya sabes lo que toda chica amante de la lectura desea. Un chico escritor atractivo que use gafas y tenga un cuerpo bien definido, al estilo Evans de "Mi amor de Wattpad".

—Wou, no sabía eso. —Se rio.

—No te rías que hablo en serio. Tu último libro estuvo un poco picante y por momentos creí que eras el protagonista. Te imaginé como él, creía que eras él y fui una estúpida por creer eso porque solo es ficción literaria...

Un pensamiento fugaz llegó a mi mente y fruncí el ceño recordando una cosa que había olvidado. El chico de los tatuajes que alegó que era NoSoyLucas en el hospital.

—¿Te ocurre algo? —Preguntó él al darse cuenta.

Negué con la cabeza. —¿Además de mandarme notas misteriosas hiciste algo más?

—Bueno sí. —Pasó su mano derecha por su cuello. —Te busqué en Google. Me dio curiosidad. No fue por nada malo, de verdad.

—Eso es normal hoy en día. Me refiero a algo como pagarle a un chico con tatuajes para que se hiciera pasar por ti. Por tu versión de escritor.

Frunció el ceño y su expresión cambió a una preocupada. —¿Hicieron eso?

Asentí y un escalofrío recorrió todo mi cuerpo. —Fue un chico que estaba hospitalizado, me dijo que era Lucas Dicelmo y que también era NoSoyLucas. De hecho habló de tus libros asegurando que él los había escrito. Supe que mentía por algo que dijo sin sentido.

—¿Por qué alguien iba a inventar algo así? No le veo sentido a eso...

Me puse de pie con el corazón en la boca. —Yo sí le veo sentido. Necesito que me lleves a un lugar, si no es mucha molestia.

Sin decir nada se encaminó hacia el estacionamiento de la universidad y al poco tiempo apareció con su auto negro. Sin dudarlo me subí en el asiento del copiloto.

—Vamos a la estación de policía. Necesito contar algo que callé en su momento. Quizás de algo sirva para esclarecer la investigación sobre el asesinato de Lucas Dicelmo.





A.R: 😊 Holaaaa, lo sé, estoy demorando en actualizar últimamente y no es por procrastinar ni nada, lo juro. Estoy con mis dolores de cabeza y mis crisis existenciales. De todas formas estoy trabajando arduamente (mientras mi vista me ayude) para concluir este rompecabezas. Tengo todo en mi mente, descuiden. Eso era todo, espero que les guste este capítulo 😏.

Buscando al chico de Wattpad.©✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora