Me encontraba corriendo. Lo sé, no necesitaba perder peso ni nada, pero aquello lo hacía porque estaba llegando tarde a mi primer turno de clase y no quería meterme en problemas a inicio de curso.
Al llegar al pasillo que quedaba en frente de mi salón logré ver que el profesor ya estaba allí y no solo eso, era Lucas Ferrer. El otro Lucas que debía investigar.
Sabía que se vería ridículo lo que iba a hacer, pero lo debía intentar. Primero muerta que vencida a la primera.
Esperé a que aquel bombón que tenía por profesor se volteara a escribir en la pizarra y me agaché para correr a gatas por el piso hasta mi puesto. Todo iba bien, él seguía escribiendo y yo gateando. Algunos de mis compañeros bajaron sus miradas para verme y los observé con odio por ser tan chismosos.
Mi silla estaba cada vez más cerca, solo me faltaba uno, dos...
—¿Se puede saber qué haces? —Esa voz, ese tono de regaño, esas piernas...
Elevé la mirada y me encontré con su rostro. Mi profesor acababa de descubrirme.
Mi cerebro empezó a emitir pitidos para que inventara algo rápido y lo hice.
—Estaba buscando mi lente, sí míralo aquí. —Dije Fingiendo que me lo ponía en uno de mis ojos mientras sentía las miradas de todos en mí.
De forma torpe me logré poner de pie y fingí una sonrisa relajada.
—Entiendo, para buscar tu lente tienes que ponerte la mochila.
Al ver su expresión de antipatía mis mejillas tomaron una tonalidad poco favorable para el momento.
—Lo puedo explicar yo...
—Estoy dando clase, has el favor de retirarte. He dicho un montón de veces que no tolero a la gente impuntual. Hablaremos cuando termine el turno.
—Pero...
Me mostró la salida con la mano derecha y de mala gana tomé mi orgullo y lo arrastré camino a la puerta. Definitivamente era insoportable, quizás eso se debía a la ruptura amorosa que había sufrido. Aunque no tenía que desquitarse conmigo, su inocente e ingenua alumna.
—¿Tan rápido te echaron de clases?
Pegué un salto al escuchar al chico pelirrojo que me observaba. Llevaba un suéter azul de algodón y unos pantalones anchos. Era nada más y nada menos que Lucas. No se emocionen, les hablo del Lucas de la fiesta en casa de Adrián.
Sé que debía ser menos grosera, pero en ese momento no pude. —No es tu problema.
El chico se quedó callado y continué caminando. Ni siquiera tenía claro hacia donde iba, solo me apetecía alejarme y caminar un rato hasta que el turno de clases acabara.
—Ey, te estaba hablando.
Sentí como corría para alcanzarme y puse los ojos en blanco antes de darme la vuelta.
—¿Qué quieres?
—Tengo una información que te puede interesar. —Enarqué una ceja. —Sé en donde puede estar el Lucas que buscas.
Me quedé en shock y al ver mi cara con expresión relajada sonrió.
—¿En dónde?
—No, no creas que será tan fácil. Las respuestas tienen un precio.
Entre cerré los ojos. —¿Quieres una cita?
Sus ojos se abrieron antes de soltar una carcajada innecesaria. Una profesora que iba pasando lo miró.
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Buscando al chico de Wattpad.©✔
Dla nastolatkówDicen que no podemos amar a más de una persona al mismo tiempo y que la universidad es una de las mejores etapas de nuestras vidas. Les diré que a mi todo me sucedió al revés. Quizás se deba a que no soy una chica normal, nunca lo he sido. No sé cuá...