Capítulo 28

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—¿Estás lista? —Me preguntó mi profesor. Los dos nos encontrábamos frente a la policía.

Asentí y nos adentramos en el lugar. Rainol (ese era el nombre del policía a cargo del caso de Lucas Dicelmo) no tardó en ordenarme que entrara a su oficina. A diferencia de la vez pasada que tuve que esperar sentada afuera. No entendía por qué, pero la vida me había puesto en el mismo lugar de nuevo y esta vez por motivos más contundentes. A Lucas Diciendo lo habían asesinado y por alguna razón mi profesor estaba envuelto en todo el asunto, ya que su nombre había sido usado para hacerme creer por motivos que desconocíamos que NoSoyLucas era Lucas Dicelmo.

—¿Por qué no me dijiste eso antes? —Me preguntó Rainol en cuanto terminé de hablar. Mi profesor se encontraba sentado a mi lado.

—No le di mucha importancia. Creía que había sido el verdadero Lucas Dicelmo en un plan para despistarme o algo así. Lo siento, debí decirte.

Desvío la vista y observó a mi profesor. —¿Y usted es?

—Mi nombre es Lucas Ferrer, soy profesor de Lía y el escritor del que ella habla.

—Joder con los Lucas. Estoy empezando a creer que nada de esto es casualidad. —Masculló y se recostó de su silla para balancearse a los lados. Era una de esas sillas giratorias. A mi mente llegó Ethan, en su casa tenía una así para jugar sus videojuegos.

—No es tan difícil de entender. Al final fui yo la que lo lié todo. Mi llegada al parecer entorpeció el plan del asesino y se vio en la obligación de actuar.

—Y ese fue su error. No contaba o contaban con que ibas a llegar a buscar a tu escritor favorito. —Concluyó por mí.

El aludido y yo intercambiamos una miradita y los dos sonreímos.

—En algo sí me equivoqué la última vez en la que hablamos. —Dijo mirándome. —Estabas en lo correcto, sabías que Lucas Dicelmo estaba en problemas y no te escuché. Lo que nos queda es averiguar en qué estaba metido. De eso ya me estoy encargando. De antemano te digo que no te puedes mover del país en las próximas semanas. —Le dijo a mi profesor y él asintió.

—¿Me está diciendo que es sospechoso?

—No es eso, Lía. Si no hizo nada malo no tiene nada que temer. En cuanto a la investigación no les puedo adelantar nada. Les agradezco que quieran cooperar, pero esto aumentó de nivel. Ya no estamos buscando a un chico perdido, estamos buscando al causante de su muerte.

—Solo quiero que se haga justicia. Lucas no merecía morir. A penas empezaba a levantar las alas para salir a volar por los caminos de la vida y se las cortaron.

—¿Lía, sabías que Rebeca Adams, tu compañera de habitación era medio hermana de Lucas Dicelmo? —Me preguntó ignorando lo que acabada de decir. Sus ojos nos enfocaron y sentí que nos estaba escaneando para ver cualquier gesto sospechoso que hiciéramos. En ese instante dejé de mover la pierna derecha. Eso era algo que hacía cuando estaba nerviosa.

—Rebeca me lo dijo hace un tiempo.

—¿No se te ocurrió que era algo importante que decirme? —Enarcó una ceja.

Fruncí el ceño ofendida. —Oiga, el policía aquí es usted, investigue que para eso cobra.

—¡Lía! —Me regañó mi profesor y lo miró a él. —Lo que Lía quiere decir es que su papel en esta investigación culminó. Lo que ella quería era encontrarme para hablar conmigo y ya lo hizo. Todo lo demás que respecta a Lucas Dicelmo y su asesinato no tiene nada que ver con ella.

—Ese es el problema. Que no entiendo por qué si ustedes dos no tienen nada que ver con todo esto aparecen una y otra vez en medio de la investigación.

—¿Oiga, esto es un interrogatorio? —Pregunté haciéndome la que sabía de leyes. En realidad lo poco que conocía al respecto era por libros que había leído o series de TV que había visto como "La ley y el orden"

Nos observó con suspicacia y temí que dijera que sí, pero negó con la cabeza. —Me temo que no.

—Entonces nos podemos ir cuando lo deseemos. —Afirmé convencida.

—Por supuesto.

—Pues nos vamos. Ya lo llamaré si recuerdo algo más sobre "mi investigación". —Dije lo último con reproche para que se sintiera culpable. Era absurdo que yo, una simple estudiante universitaria hubiera estado un paso adelante de la policía en la investigación.

En cuanto estuvimos en el auto solté una bocanada de aire. Mi profesor me observaba con expresión de admiración.

—Wau, eso fue...no conocía esa faceta de chica mala con aires de empoderamiento. Tienes agallas.

—Ja, no te creas, estaba muy asustada. Es increíble que ahora esté sospechando de nosotros. ¿Cree que teníamos un complot o qué? ¿Te imaginas? Yo desde Cielo Estrellado confabulada contigo desde un principio para asesinar a un chico que ni siquiera conocí en persona.

—Es absurdo. De igual forma es su trabajo y hay que respetarlo.

—Y una mierda, que investigue bien. Mientras nos come a preguntas hay una madre llorando porque le arrebataron a su único hijo. También está Rebeca, que nunca podrá decirle a Lucas que en realidad le hacía ilusión ser su hermana. Todo es tan injusto... —Mis ojos se nublaron y me quedé observando la nada con impotencia.

—Lucas Dicelmo era mi estudiante y aunque todos pensaran lo contrario yo sé que era un buen chico. Solo era un incomprendido como muchos que hay ahí fuera. Personas raras que intentan ser quienes son. El problema es que no todos entienden eso y a veces solo nos queda refugiarnos en los libros. A veces tenemos que tomar la justicia por nuestras manos y hacer que se cumpla.

—¿Eso quiere decir que me vas a ayudar a descubrir quién le quitó la vida?

Asintió y sonreí. En ese momento supe que había ganado un aliado. Uno muy atractivo, por cierto...

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—Lía, te estuve llamando. Me tenías preocupada. —Dijo Maria en cuanto entré a mi habitación. Me quedé observándola fijamente y enarqué una ceja. Sabía que estaba mintiendo. —Vaya que me conoces. El que estaba preocupado era cierto chico de un pelo rojo de dudosa veracidad.

—¿Lucas?

—Sí, mi ciela, estás en problemas. Te estuvo llamando y no contestabas. Estaba muy preocupado. Que intensidad, me vi en la penosa necesidad de echarlo prometiendo que si lo volvía a ver merodeando por aquí lo iba a dejar sin herederos.

Cansada me dejé caer en la cama y saqué mi celular para revisarlo. Tenía varios mensajes y muchas llamadas suyas y no comprendí por qué había olvidado contestarle. ¿Qué me estaba sucediendo? En otro momento lo habría llamado de una, en cambio ahora estaba confundida.

—Maria, ¿y Rebeca?

—Se fue para su casa. Me dijo antes de irse que se iba a enfrentar a su padre o algo así.

Se me encogió el corazón. No había actuado bien con Rebeca, se me daba muy difícil eso de estar ahí en los momentos difíciles porque me recordaba a los peores momentos de mi vida y recordarlos me llevaba al pasado. Al mismo pasado que intentaba guardar bajo siete llaves porque no había sido fácil salir de la depresión en la que estuve.

Lía: Disculpa, estuve ocupada todo el día. Mañana hablamos. ¿Sí?

Tras enviarle el mensaje al pelirrojo me puse el celular en el pecho y cerré los ojos por unos segundos. Maria acababa de entrar a ducharse. La respuesta no tardó en llegar.

Lucas pelirrojo: No importa, a ti te perdono todo. Mañana nos vemos en clases. Te amo :)

Observé el mensaje por mucho tiempo, tanto que la pantalla se apagó y no le pude contestar que lo amaba también. Una escena que se repetía en mi mente una y otra vez impidió que lo hiciera. El momento en el que abracé a mi profesor en la biblioteca sabiendo que era NoSoyLucas. ¿Qué me estaba sucediendo?






A.R: Comienza la recta final de este libro. Estén atent@s alas próximos capítulos que van a aumentar la intensidad. Los quierooooo 😘

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