Hola soy Lucía tengo 63 años y me considero una mujer sumisa en la cama, me gusta complacer y que me hagan de todo, puedo parecer reservada y mojigata, pero no lo soy, mi esposo se dio cuenta de ello temprano en nuestro noviazgo y se posesionó de mi desde el principio.
Ciertamente perder a mi marido fue un duro golpe, es difícil recuperarse de algo tan terrible como la perdida de tu compañero de toda la vida, sobre todo a una joven edad, crees que de alguna manera las noches no serán tan solitarias, pero sientes ese vacío todos los días y todas las noches de tu vida, la cama es demasiado grande para una sola persona, crees sentirlo, olerlo, que te despertarás y él estará ahí contigo, a tu lado.
Es una sensación de soledad y abandono que está en torno a ti cada día, lo quieres de regreso, lo lloras, le pides al cielo que te lo devuelva, pero no sucede nada, sigues sola día tras día, entonces te vuelcas con todo tu afecto que tienes y se lo doy mi único hijo Francisco, él es el único que continua a mi lado, es un amor de muchacho, muy cariñoso conmigo, pero él es un ente aparte, él tiene sus amigos, él tiene su novia, hay más gente que comparte con él, con su vida, con su intimidad y yo estoy contenta de que así sea, él necesita una vida normal.