De todas maneras, no me tranquilizaba mucho de que mi hijo me mirara de ése modo, me sentía incomoda con sus ojos en mis muslos desnudos o en mi escote pronunciado, ésas miradas las debía conservar para su novia, no para mi que soy su madre.
Mi amiga Manuela tiene dos hijos más grandes que mí Fran, seguramente ella tiene más experiencia que yo, tengo mucha confianza en ella, somos amigas desde el colegio y también nos consideramos cómo hermanas aunque no somos de la misma mamá pero hermanas del alma si y también nos gusta estar cerca, así que decidí comentárselo a ella, ya que ella tiene esa belleza nórdica tipo vikinga, sus cabellos largos y rojizos, ojos verdes, su cuerpo es bello cómo el mío y no ha perdido tonicidad incluso después de sus dos partos, su hijo menor es Javier, es muy amigo de mi hijo pues tienen sólo un año de diferencia, en cambio Manuel está en su edad adulta y está ya en la universidad, así que su circulo de amigos es diferente.