XI

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Manuela me saco los pantalones, luego agarró y bajó con sus dientes mi delgada y pegajosa tanga, la tiro soltándola,gemí y abrí mis piernas para ella.

— ¡Por favor, Manuela!  ¡Cómetela ya! 

Ella comenzó a lamer mis muslos, recogiendo parte de los fluidos que emanaban de mi vagina, luego me quitó mi diminuta tanga y mi vagina mojada sintió el calor desnudo de su lengua, lamió lentamente entre mis labios vaginales para luego rodear mi clítoris y comenzar a torturar con su lengua y dedos.  

Agarré en puño de sus rojizos cabellos y comencé a restregar mi vagina en su rostro, la empuje, moví mi ingle de arriba abajo, la sentí gemir y agarró mis glúteos tirándome hacia ella que placer estaba sintiendo en esos momentos.

Su lengua ya conocía mi cuerpo y sabía donde chupar y lamer para alcanzar todos los lugares de mi dulce conchita que me producían una corriente eléctrica en todo mi cuerpo, agarré su cabeza con mis dos manos y la metí por entero en mi ingle, luego me corrí lanzando un gemido y chillido liberatorio, por fin me desahogaba, sentí que las vibraciones de mi chocho se transmitían a Manuela y la vi estremecerse en su propio orgasmo, desnudas como estábamos, nos fuimos abrazadas al baño, acaricié el maravilloso cuerpo de Manuela imaginando fuesen sus hijos que la follaban, quería preguntarle más cosas, que me contara más de sus andanzas con sus hijos, le folle el culito diciéndole que era la verga de Manuel la que le rompía el culo y logré que se corriera como loca, después de recompensar nuestros cuerpos con otros par de orgasmos, me vestí y me fui a casa cavilando sobre las confesiones de Manuela, de cierto me preocupaban y me excitaban enormemente.

Llegué a casa y comienzo a inspeccionar, me doy cuenta de que los calzoncillos de mi hijo tienen trazas de algo reseco y pegajoso, yo lo había notado con anterioridad, pero no me había llamado particularmente la atención, ahora después de la conversación con Manuela, todo me resulta sospechoso y curioseo todas las prendas de mi hijo, me viene a la cabeza que quizás mi hijo también me espía mientras duermo, me parece algo descabellado, pero ya no lo descarto.

La Sumisa De Mi Hijo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora