Manuela levantó mi barbilla y me dio un beso en los labios, nos hemos besado infinidad de veces y esté fue un beso de ayuda, para infundirme fuerzas, las iba a necesitar, acaricié sus mejillas y vi ese brillo inconfundible en sus ojos claros, es tan apasionada que se le sale por los poros, no pude evitar de volver a besarla, pero esta vez con pasión, sentí un deseo irreprimible de acariciar sus tetas firmes y duras, le saque la remera por sobre su cabeza y me encontré con esos frutos deseados, ella rápidamente desabotonó mi blusa y aflojó mi sujetador dejando libre mis senos, jugamos a pellizcarnos los pezones cómo dos niñas, en ese momento se abrió la puerta de la cocina y entro su hijo menor Javier.
— ¡Oh, hijo! Llegaste más temprano a casa.
— Sí, porque fallo el profe de gimnasia.
— Esta bien, ahora ándate y déjanos tranquilas a mí y a la tía Lucía.
Javier no despegaba sus ojos de mis enormes senos, yo trataba de cubrirme, pero era una misión imposible, se giró sonriendo y salió de la cocina.
— ¡Manuelaaaaaa!
— Lucía, ellos saben que somos más que amigas. ¿Deveras crees que todas esas noches en el Jacuzzi los chicos estaban durmiendo?
— ¡Oh, mi Dios!
Más que avergonzada me sentía sorprendida, no sabía ni que decir ni cómo reaccionar, no tenía idea de que los chicos nos había observado mientras mi esposo, el esposo,Manuela y yo nos tocabamos haciendo nuestra pequeña orgía en el jacuzzi de la casa.
— Sí Javier lo sabe entonces también mi hijo lo sabe.
— Sí, seguramente lo sabe,pero no le des tanta importancia, cálmate.A todos los hombres les encanta ver a dos chicas juntas y no creo que eso sea diferente con tu hijo, a mis chicos les encanta y seguramente también al tuyo.
Me confundí aun más, Manuela tomaba todo tan a la ligera y en modo tan simplista, en cambio para mí no era nada de fácil.
— ¡Manuelaa! Creó que es mejor que me vaya a casa tengo un torbellino en la cabeza necesito pensar me sobrepasan todos estos eventos.
— Cómo quieras,pero no te pierdas que te echo de menos.