XVII

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La mañana del día siguiente, me desperté y sintiendo que mi hijo se estaba duchando, fulmíneamente me fui a su habitación a buscar su ropa interior, pues lo de anoche me había parecido un sueño y quería corroborar de que no lo había sido, no pude encontrar nada en la ropa sucia, una especie de pavor se apoderó de mí, no tenía nada para confrontarlo.

Quizás no fue él, mi hijo, tal vez fue un violador y yo le había permitido que me abusara, casi con pánico me agaché a mirar debajo de su cama, entonces vi un rollo de ropa al otro lado cerca de la pared, me fui de golpe a recogerlo y a hurguetear entre las prendas, vi que estaban pegoteados, abrí los calzoncillos y la remera, ambas prendas estaban empapadas en semen, literalmente goteaba, ¿Cómo puede haber producido tanto semen?, pensé.

Quizás el verme desnuda lo habría sobre excitado corriéndose en una avalancha de esperma, no sé si esto se lo podría contar a la Manuela, no pude evitar de meter mis dedos en los restos que aún había y me los lleve a mi boca.

— Sabe como el semen de mi marido.

Pensé, escuche la ducha detenerse, así que tire las prendas en el rincón debajo de la cama y escapé silenciosamente a mi habitación, me fui a mi baño y continué a chuparme los dedos.

— ¡Oh, hijo, mira en lo que has convertido a tu madre!.

— ¿De veras tú crees que esta es la primera vez que frota su pene tus senos?

Manuela tenía una sonrisa de oreja a orejas escuchando mi relato de lo acontecido con mi hijo Francisco y me preguntaba groseramente sobre los pormenores.

— ¡Pero, Lucía!  Eso es lo que hizo y, a pesar de lo que dices y piensas, ¡le permitiste hacerlo!

— ¡Qué!  ¡Que quieres que hiciera no tenía más opciones!

— Lucía tenias todas las opciones del mundo  tú misma dijiste que cuando te creyó despierta, salió corriendo cómo un pequeño niño.

— Por Dios,no digas eso.

— Qué.

— ¡Eso de pequeño niño!

— ¡Lo dije de propósito!  Por qué tienes que aceptar que ya no es un niño y que ha crecido ahora es un adolescente con impulsos sexuales  debes tener más comunicación con él y no asustarlo hasta hacerlo huir aterrorizado  tienes que asumir que es un chico que está descubriendo su sexualidad.

— ¿Qué estas tratando de decirme?

— Quiero decir que Francisco entró en tu dormitorio no sólo una vez quizás mucha veces y tuvo sexo con tus senos mientras tu dormías, yo también duermo desnuda y también tomo pastillas, pero estoy segura de que ninguno de mis hijos vendrá durante la noche a violarme.

— ¡Oh, Manuela! ¿Qué estás diciendo?

— ¡Por Dios, Lucía! Cómo es posible que no lo entiendas,ahora son sólo tú y él.
Él está excitado por ti,no es difícil imaginarlo,eres una hermosa mujer con un cuerpo de diosa

— No,me he puesto vieja, gorda y estoy fuera de forma.

La Sumisa De Mi Hijo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora