IV

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Me sorprendió mucho que Manuela considerara del todo normal que mi hijo me miré en forma carnal, mirando mis piernas y mi busto, me dijo que a ella le sucedía lo mismo y que eso es innato en los hombres, todos se comportan de la misma manera, desde el niño más pequeño, hasta el hombre adulto y abuelo, todos tienen en su ADN éso de andar mirando a la mujer, a cualquier mujer, cómo una hembra, no es que tengan segundas intenciones, es natural en ellos, son básicos, es su naturaleza.

— ¡No!, Lucía querida estás viendo ésto de una manera equivocada.

Me dijo posando la palma de su mano en una de mis piernas, estábamos sorteando un traguito de vino cómodamente sentadas en su living.

— Los hombres son cómo niños y tienes que ver a tú hijo en ese sentido,no tienes que ver a tú hijo en modo diferente él es como cualquier hombre, tú eres una hermosa mujer y él en su naturaleza lo percibe y sus ojos se van a las cosas atractivas que tú tienes, no puede evitarlo su cerebro instintivamente se lo ordena.
Aparte que mírate un poco al espejo eres una mujer preciosa es natural que tú hijo te mire.

— ¡Pero es mi hijo!  ¿Cómo lo haces con los tuyos?  ¿También ellos te miran?

— ¡Por supuesto que me miran!  Y si tú le das mucha importancia al hecho, lograras solo turbar a Francisco y no quieres eso verdad? él te considerará algo prohibido y más te acechará, no tienes que esconderte de él sé tu misma, agradécele por mirarte y encontrarte atractiva es más ¡Ayúdalo!.

Lucía con una expresión en schok por las palabras de su amiga.

—¿Cómo? Pero Manuela ¡Ayudarlo!  ¡Estás loca!

La Sumisa De Mi Hijo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora