Capítulo 14.

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Sé que tú aún no te has hecho a la idea, pero yo nunca te haría daño — Adele.


No quería pero la chica que es mi asistente insistió que debía de ir al médico, solo para estar seguras de que todo estaba bien.

Después de lo que me había pasado en la madrugada, tuve a una furiosa Paulina gritándome de cosas cuando supo lo que había pasado en la plaza en la madrugada. Ni siquiera yo sabía dónde estaba o quienes estaban a mí alrededor cuando esto pasó.

Pero ahora que lo decía no hacía más que intentar recordar.

Y cada que recordaba una cosa escuchaba en mi mente las palabras de Kieran "Ella es solo otra chica".

Pero eso no hizo que la chica cediera en su decisión, no, al contrario fue la primera en llevarme hasta el consultorio del médico. Por suerte, todo estaba más que bien, luego de eso ambas regresamos a nuestras labores en la editorial.

No dije nada más por el resto del día, solo tomé mi rutina en mis manos.

Sin embargo el universo tiene maneras de acomodar las cosas que están fuera de su curso, a él no le gusta que las cosas estén fuera de lugar y por ese lado lo entendía, porque a mí tampoco.

Pero no por eso me gustaba que últimamente pareciera que no estaba jugando en mi favor, parecía que me ponía trampas crueles para que yo misma me cayera.

Por ello, cuando entré en la tienda dispuesta a llevarme los víveres de siempre, y unas cuantas cosas que iba pescando por ahí más que nada movida por los antojos, en cuanto lo sentí cerca de mí, me basto pasa saber que esto es lo que tendría que enfrentar si quería continuar con este camino.

Ricardo, estaba ahí, frente a mí.

Al principio no dijo nada, luego intento tomar las cosas que llevaba en mis manos, no lo dejé.

Aún estaba molesta por lo que había ocurrido la vez anterior, no podía creer que conociéndome como me conocía el hombre creyera que yo quería ser casada sin quererlo.

No era una presa y tampoco estábamos en el siglo pasado.

Yo quería mucho más para mí, para mi hija y lo más importante no iba a cometer los errores de mis padres de nuevo condenándome a mí y a mi hija a un matrimonio que nunca sería feliz.

Yo lo quería, pero no podía negar la realidad de los dos. Yo no lo amaba.

No importa cuanto lo hubiese intentado antes, no lo amaba y ya.

El amor es o no es, no puedes obligarlo, no puedes.

Por más que quieras.

—No.

—Por favor déjame ayudarte.

—No, no haré esto de nuevo, déjame.

—No puedes sola.

Esas palabras.

De nuevo.

Alguien no creía en mí, de nuevo.

—¿Sí? Obsérvame cómo lo hago.

—Es mi hija también.

—¿Cómo sabes que lo es?

—Solo lo sé.

—Solo estuvimos juntos una vez.

—Ambos sabemos que a veces solo eso se necesita.

Y ahí estaba la duda de nuevo, me giré a mí alrededor, todo el mundo en el súper mercado nos estaba viendo ahora.

Estábamos dando un muy buen espectáculo.

De Regreso a Nosotros. Trilogía: "Viva la Vida".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora