Capítulo 23.

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Soy de titanio — David Guetta ft. Sia.


—Gracias por haber venido y siento que haya sido con tan poco tiempo de anticipación.

—Bromeas, ¿cierto? Haría lo que fuera por ti.

—Lo sé, por eso es que te sigo llamando cuando esto sigue pasando.

—Sabes que tienes que llamarlo por su nombre algún día.

—Y te he prometido que algún día, así será.

—Sabes que no tienes que decirme porque es que tuviste un ataque después de tantos años de estar bien.

—Lo sé.

—Pero ayuda decirlo.

—Sí, pero también lo hace más real una vez que comienzas a hablar de ello.

Él me miro como si tuviera todas las respuestas en sus ojos.

—Yo sé que tú eres fuerte, el problema es que tú no lo sabes.

—Eso también lo sé.

—Lo que yo no sé es como se te pudo olvidar contarme que estás embarazada.

—¡Oh Dios, estoy embarazada! —Dije jugando un poco con él.

—¡Eres una boba! —Simulo que me daba un golpe pero ni siquiera llego a rozarme el brazo.

Como siempre trataba de hacerme el menor de los daños aún con su toque.

—Lo siento, es que no es clase de conversación que uno saca por teléfono.

—En eso estoy totalmente de acuerdo pero esperaba que al menos contestarás mis mensajes para poder hablar cara a cara.

—Lo siento. No era mi intención.

—Lo sé, solo querías ver si podías lograrlo por ti misma y está bien, es totalmente válido porque es lo que sé supone que debas hacer.

Esta vez no dije nada, esperaba que como siempre fuera él quien me diera las respuestas a las preguntas que ahora mismo me estaba haciendo en mi cabeza.

¿Por qué es que estamos aquí?

¿Qué es lo que paso en tu vida que te puso así?

De nuevo.

—No quieres hablar de ello, ¿cierto?

—No.

—Bien, ¿entonces qué tal si damos un paseo? —Él se levantó del suelo y tomó mi mano, tomé la suya casi de manera automática.

—Solo deja que me cambié, ¿sí?

—Por supuesto.

Me di la vuelta y él como siempre tomó uno a uno los pedazos que iba dejando de mí misma en el camino y comenzó a pegarlos para ir de Regreso a mí.


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—¿Sabes dónde estás? —Dijo una voz masculina frente a mí.

—No lo sé, ¿este es el cielo? Lo parece. —No abrí los ojos al hablar, solo me limite a tenerlos cerrados, cuando desperté la luz me incómodo un poco por lo que el hombre en la habitación me dijo que podía quedarme con ellos cerrados, si quería.

—¿Cómo te llamas? —No me asombro que me preguntará por mi nombre, lo que me asombro de él era que no uso ninguna palabra, como un diminutivo para referirse a mí, a menudo las personas a mí alrededor lo hacían. Y yo lo detestaba.

De Regreso a Nosotros. Trilogía: &quot;Viva la Vida&quot;.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora