Siempre me ha gustado jugar con fuego — Sam Tinnesz.
Desperté en un hospital conectada a monitores de todo tipo, especialmente fetales y justo a mí lado, Kieran descansaba esperando a que yo me despertará.
Bip, Bip, era el sonido que las máquinas emitían.
Una y otra vez.
Cuando él me vio despertar, juro que sus ojos se iluminaron, tanto fue su inesperada calma que no pregunto nada, solo junto su frente con la mía por una cantidad excesiva de segundos para cualquiera que no disfrute del contacto de su amante.
Pero quién podría negarse ante tan calmante muestra de afecto y seguridad.
—¿Pudiste ver quién era cuando salimos de la casa? —Fue lo primero que me preguntó cuándo nos separamos.
—No, ¿y tú? —Él negó con la cabeza.
—No, nadie, solo escuché un auto acelerar por la calle principal.
Que pieza me falta por descifrar.
—¿Qué nos pasó anoche Iris?
—Creo que Ariana llamó a casa.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque acabo de recordar un mensaje que me envió la otra noche.
Ahora esto tiene más sentido, antes de irse Ariana me envió un simple mensaje de texto.
"Ten cuidado de todos, especialmente de los que se dicen "tus" amigos"
Teniendo especial énfasis en la palabra "tus" y no lo quise mencionar ni delante de Minerva porque yo no me fiaba de ella. Eso era lo primero que mi amiga me había enseñado de todo el mundo.
Que a veces está bien desconfiar hasta de tu propia sombra. De tu familia y sobre todo de los que se hacen llamar amigos.
Además, estaba un poco celosa de que Ariana fuera conmigo como era con ella.
¿Y dónde quedó nuestro brillo amiga?
—¿Que decía? ¿Y por qué no me habías dicho nada de eso?
—Qué tuviera cuidado de todos, especialmente de aquellos que se hacían llamar mis amigos. —Tomé aire para contestar su segunda pregunta—. Y porque no creía que fuera relevante para el caso, fue antes de que ella desapareciera. Mucho antes y ella nunca me envía mensajes de texto, casi siempre son por Whatsapp o correos.
—Hay Iris, ¿Qué voy a hacer contigo...? —Él suspira. Sé le ve pálido, seguramente no sé ha duchado ni comido nada en toda la noche. Además tiene la barba un poco crecida.
Ahora mismo ya no queda nada del hombre despampanante de chaqueta de cuero negra que me conquisto cuando lo vi afuera de mi casa.
—Ahora dime, ¿cómo estás? —Pregunta dudoso y lleva mis manos a su cara, mientras las atesora dentro de las suyas en un gesto de protección genuina.
—¿Tú éstas bien? —Le respondí tratando de aliviar la tensión entre los dos.
—Yo pregunté primero.
—Lo estoy —afirme segura—, ¿qué fue lo que sentí anoche y porque ya no lo siento más?
Una de las cosas que más me llamo la atención al despertar es que aún estaba embarazada.
—Contracciones Brackston Hicks. —Declaro seguro.
—Eso fue más intenso, no fueron como de simulacro sino como de "ahí viene el terremoto". Así que no creo para nada que esas fueran las de preparación al parto.
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De Regreso a Nosotros. Trilogía: "Viva la Vida".
ChickLit¿Qué es el amor sin un poco de drama? La verdad no conozco la respuesta a esa pregunta, nunca la he conocido, porque para mí el amor siempre ha tenido un poco de drama en él, una chispa, una pizca, pero siempre está ahí. El amor es un campo de batal...