Capítulo 22.

13 1 0
                                    


Estoy cansada de correr tan rápido como pueda, 

Preguntándome si lo haría aún más rápido si fuera un hombre — Taylor Swift.


He sido una soñadora por toda una vida.

Cuando era niña soñaba con castillos, dragones y con ser la princesa que al final del día sería rescatada por el príncipe.

Seguí creyendo eso hasta que no tuve en que más creer.

En ese momento, pase de ser una soñadora eterna, a ser una fracasada eterna. Que no solo es lo mismo, sino que lo totalmente opuesto a eso.

Nunca pensé que podría sentirme de esta manera de nuevo. Cuando era niña no pensaba en que cuando apagas la luz de una persona es muy difícil que esta vuelva a encenderse.

Todos hablan de eso, de cómo las personas se rompen, se quiebran, como cada vez es más difícil respirar, comer o dormir porque las preguntas a todas las cosas que jamás pensaste preguntarte vienen siempre por la noche para atormentarte. Sobre todo.

Sobre la vida que has llevado, sobre las decisiones que has tomado.

Le llaman ansiedad, yo tengo otro nombre para esto. Para mí es querer conocer el porqué de todo.

Cuando era niña mi padre también me dijo que la única pregunta qué jamás tendría respuesta, es el porqué.

¿Por qué tenía ataques de ansiedad cada que me iba a dormir?

¿Por qué no tenía las respuestas ante todo?

¿Por qué la vida no podía ser más como un sueño?

Y tenía razón.

Querer responder todas esas preguntas solo me traía más preguntas, y esto era una cadena sin respuestas.

Más y más preguntas se metían en mi cabeza.

Atormentándome mientras yo lo que quería era paz, era dormir, era descansar. Y quizás ninguno de estos argumentos tienen ninguna importancia para quién me lee, o quizás sí.

Pero de una u otra manera sé que no puedes salir de las dudas buscando más preguntas que respuestas.

A veces quisiera volver a ser la chica que era antes de él, antes de mí, antes de nosotros.

Porque estoy segura que esa chica no sé habría quebrado por nada en el mundo, era segura de sí misma y de cada palabra que salía de su boca, esa chica era irrompible. Había atravesado un infierno sola y había salido victoriosa de ello.

Quería volver a esa esa chica, más que nada en este mundo.

Sabía lo que tenía que hacer, lo había hecho antes obligada, jamás libre y también sabía que era la única manera de dejar de huir de mis problemas, de mi ansiedad y del futuro amenazante que comenzaba a cerrarse tan rápidamente en mi propia cara.

Y aunque esto era para no volver a tener ansiedad nunca más, el solo hecho de levantar el teléfono para hacer esa llamada me dio más ansiedad que si tuviera de nuevo a Kieran tocando mi puerta.

—Hola, ¿está él? —Dije a una voz femenina del otro lado del teléfono.

—¿De parte de quién? —Dijo una chica del otro lado del teléfono.

—Iris.

—La comunico en seguida. —No reconocí la voz del otro lado del teléfono, pero era bueno saber que aunque el tiempo pasará, aunque las asistentes fueran otras, aún así él les había hablado de mí, como si aún tuviera fe en mí.

De Regreso a Nosotros. Trilogía: "Viva la Vida".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora