Capítulo 20: Síntomas

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A primeras horas de la mañana, Taehyung se removió un poco, le miró al petizo dormir profundamente y besó cada parte de su rostro. Amaba admirar, mimar y dejar su aroma impregnado en él. El quejido del rubio hizo que parara su actuar.

—Buen día.

El alfa lo saludó con un beso en sus labios, se distanció de él y prosiguió mirándolo. Jimin soltó un bostezo, abrió sus ojos con pesadez y se lio la sabana por todo su cuerpo. Se sentía cómodo, protegido, cansado y sin apetito. Brevemente, hizo contacto visual con el castaño, él le dedico una sonrisa, extendió su mano para agarrar su bóxer que estaba sobre la mesa para ponérselo y levantarse del sofá.

—¿A dónde vas?

—Haré el desayuno, ¿dormiste bien, lindo?

—Hm, sí, pero sigo cansado.

—Quédate aquí, traeré la comida y comemos juntos, ¿sí?

—No, no quiero... —lloriqueo en voz baja. —. Ven y acuéstate conmigo, por favor.

—Cariño, debemos comer para tener energías en el trabajo.

—No me siento bien, alfa.

—Ow, ¿cómo?, ¿qué pasa, MinMin?

—Me duele la panza.

—Te haré un té.

El rubio asintió, se colocó las pantuflas y agarró las ropas esparcidas del suelo. Salió de la vista del alfa, caminó hacia el pasillo y entró a la habitación. Por otro lado, Taehyung entró al baño de invitados a darse una ducha rápida, pero su mente no dejaba de pensar en Jimin, ya que lo notaba más cariñoso, emocional y querer estar apegado a él.

Esto se debía a muchos factores, uno de ellos era el cortejo que estaba poco a poco llegando a la esperada unión, aunque Taehyung se cuestionó por su pensar, ya se habían entregado tres veces sin ningún inconveniente.

Después recordó que podía ser previos síntomas del celo o embarazo o en otros casos, la marca temporal o permanente después de haberse unido. Este último punto, él sabía que en las primeras horas de haberlo reclamado eran delicadas, importantes y estresantes si no estaban juntos. Sin embargo, el castaño no presenciaba ningún cambio, dado que en toda la noche hasta ahora, estuvieron dándose amor, calor y seguridad con sus aromas.

Frunció el ceño ante tantas ideas preocupantes por el alfa petizo, si este ya le había dicho que era un dolor abdominal. Dejando volar su mente, se secó su cuerpo, tomó su ropa limpia y empezó a ponérsela. Al finalizar, salió del aseo, se fue a la cocina, quitó la taza del estante, sirvió el té que estaba en la tetera en ella y lo colocó en un plato pequeño. Salió del lugar, caminó hacia el cuarto, tocó la puerta y entró.

—Bebé, aquí tienes tu...

Su voz quedó atrapado en su garganta al ver a Jimin acomodar una pila de prendas suyas y de él sobre la cama. Si aquello le parecía atractivo, su pijama violeta, feromonas dulces y combinación de aromas en el lugar le encantaba.

—¿Puedo?

—Sí, alfa —dijo, girándose hacia él y sentarse en la punta del colchón. El castaño se acercó a su persona, dejó la taza reposar en su mesita y acarició su mejilla. —. Gracias, me aseguraré de descansar lo suficiente para estar mejor.

—Bonito...

—Alfa, el jefe entenderá mi ausencia.

—¿Seguro?, me es difícil hacer esto —musitó, mirando de reojo la marca y se tranquilizó que este estuviera levemente roja y en perfecto estado. El rubio asintió evitando llorar y consolar a su lobo en dejarlo ir. —. No me gusta dejarte solo cuando estás mal de salud, alfa bonito y hermoso.

A escondidas • 𝐕𝐌𝐈𝐍 🖋 || EN EDICIÓN ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora