Capítulo 5: Los jetski

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—Damien... —intento despertar a Damien para bajar a desayunar—

—Mhm. —es lo inicio que obtengo de su parte—

—Voy a bajar a desayunar y te voy a dejar aquí si no te levantas.

El abre los ojos lentamente y hace una mueca por el sol que entra por la ventana para luego mirarme con todos sus rulos en la cara.

Aún así, con todo el pelo castaño casi naranja tirado en toda la cara, varios de sus rulos por los aires y su mejilla aplastada en la almohada y sus ojos azules apagados se ve increíblemente hermoso.

—Vamos, levántate. Hoy tenemos planes.

—¿Que planes? —dice bostezando—

—Te llevaremos a salir, te llevaremos a la playa o yo que se, pero saldremos. —digo peinando mi pelo—

—Ya va. —Se para de la cama y se va al baño—

—¡No tardes! —le grito a través de la puerta— te espero abajo. —digo—

—¡Está bien!

Bajo las escoltas para adentrarme en la sala y después ir a la cocina donde estaba mi tía Carmen y mi mamá preparando el desayuno.

La primera al verme viene a abrazarme.

—Mi niña, ¿como has estado? No te veo desde hace 3 años.

—Vine en navidad, pero no estabas. —digo—

—No pude venir, estaba resolviendo algunos asuntos y no saqué el pasaje para venir.

Mi tía Carmen vive en Colombia con su esposo que es de allá y pues aprovecho y se quedo.

Mi madre voltea y chilla al verme.

Huele a hipocresía por acá, ¿no?

—¡Mi niña!, ¿cómo estás? No te pude ver ayer cuando llegaste, fui a hacer unos asuntos y cuando llegue ya era de noche, toque tú puerta pero al parecer estaban dormidos. —sonríe— ¿donde está?

—¿Quien?

—Pues él, tu novio.

—Ah, está en el baño, no tarda en bajar. —aprieto los labios en una dura línea—

—Ya quiero conocerlo. —dice aplaudiendo—

—¿La familia sigue aquí? —pregunto—

—No, solo nosotros y la tia Carmen, se fueron ayer, vienen en la noche. —dice colocando la mesa—

—Los chicos y yo iremos a enseñarle algún lugar a...

—Buenos días. —aparece Damien sentándose a mi lado en la mesa—

—A este individuo que está al lado mío. —finalizó y lo miro con una sonrisa— Hola mi amor.

—Hola hermosa. —besa mis labios y es un movimiento rápido que casi no lo sentí pero igual hace que por mi cuerpo pase un escalofrío— ¿Como estas? —pregunta en un susurro—

—Por ahora bien, ya veremos después. —digo y le sonrió embobada por tenerlo tan cerca—

El iba a decir algo pero mi mamá lo interrumpe.

—Cariño, ¿es el? —pregunta mi madre viendo con los ojos muy abiertos a Damien— Es muy guapo.

Sonrió nerviosa —Si que lo es... —digo viendo de reojo a Damien quien me mira sonriente, lo miro y le susurro— no sonrisas tanto idiota.

—Me has dicho guapo. —dice sonriendo aún más el mira a mi madre— Eh, hola.

—¿Como estás hijo? —dice poniendo un plato de comida delante de él—

Besos con sabor a chocolate [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora