Capítulo 20: ¡Feliz 4 de julio 🐕!

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Había pasado exactamente una semana desde la cena con la familia de Damien. Y hoy, era 4 de julio. Habían pasado una que otra cosa, había visto a Damien demasiado raro. Lo encontraba hablando por teléfono alejado de todo, susurrando y se iba a hablar al área del patio donde hay un roble, ese roble atrás tiene un banco, en ese banco se pone hablar. Y no es que hablara normal, habla super bajito. Y cuando me ve acercarme para de hablar y me mira como si no estuviera haciendo el acto más sospechoso del mundo.

Oh seguramente yo soy una histérica y solo esta hablando con alguien de cosas privadas por teléfono. Yo que se.

Bueno, ahora mismo me encontraba boca arriba en mi cama mirando el techo. ¿Porque?, no lose. Sophia andaba nose donde, Brayan ni idea, y Damien tampoco sabía, Isabella y Mateo seguramente tienen que estar en sus habitaciones jugando roblox o en el patio viendo las estrellas como hacen cada noche. ¡¿Donde están todos y porque me dejan aquí sola?!

La puerta de mi habitación es abierta de golpe y mi cuello casi se tuerce al doblarlo tan rápido en esa dirección.

—¡¿Y tu porque estas aquí tirada como si te hubieran abandonado?! —grita tomándome del brazo y levantándome—Es 4 de julio, ya casi empieza el show.

—Me han abandonado todo el día. —la miro de pies a cabeza— ¿Y tu porque estas tan arreglada?

Abre los ojos como platos —Eehh, pues, eh, me estaba haciendo unas fotos para instagram.

—Mentirosa.

—¡Pero que si es verdad!

La miro nuevamente de pies a cabeza, tiene un hermoso vestido negro ajustado al cuerpo que le llega hasta la mitad de los muslos, tiene zapatos altos y una coleta alta.

—Mentirosa.

—¡Bien!, realmente vamos a salir y te vengo a avisar.

—¿A donde?

—Tu solo cámbiate y no hagas tantas preguntas chica. Ven, te ayudo.

No se en que momento termine con unos tacones de aguja de 10 centímetros negros y un vestido rojo ajustado al cuerpo que me lkegaba hasta las rodillas. Y el pelo como si fuera una mesa de liso.

Vamos, que me veía increíble. Pero ve tu a saber para que.

—Oye Sophia, aun no me has dicho ha donde vamos.

—Tu Cállate y ya verás. —dice antes de arrastrarme hacia afuera de la habitación donde nos encontramos a Brayan— Hola, cariño.

—Hola, preciosa. —dice besando su mejilla y luego mirándome—Te vez bien Ojiazul.

—Gracias, pero no tengo ni idea para que. —digo. Y ahora que lo miro, el también está arreglando. Tiene una camisa negra corta y unos pantalones negros junto a unos tenis jordán azules.

Ahora faltaba ver a Damien, que sabrá el padre donde se abra metido.

—Amore mio, se nos hace tarde. —Sonríe Sophia.

—¿Para?

—Shh, ven.

Sophia me arrastra -literalmente- hacia el jeep de brayan en el cual me siento en la parte de detrás, y el comienza a manejar en rumbo a casaelcaramba. Porque nadie me quiere decir a donde vamos y porque estoy tan arreglada.

Oh, oh.

¿Y si me van a vender?, no. Ellos no pueden ser tan ratas como para venderme.

¿Oh si?, seguramente por eso me vistieron así...

Besos con sabor a chocolate [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora