Capítulo 14: Sentimientos encontrados

329 27 5
                                    

Damien

Sus ojos, sus hermosos ojos estaban fijos en las rosas que le había regalado. Contemplaba en silencio las flores mientras yo la contemplaba a ella y su belleza tan exótica.

Mis ojos la escaseaban completamente, cada rincón de su cara, de su pelo, trataba de aprendermelo. Había estado con muchas chicas y eran hermosisimas, no lo voy a negar. Pero Dakota, Dakota era demasiado exótica. Y no digo de ese tipo de bellezas que tienen los estándares de la comunidad desde siempre; rubia, alta, piel clara, ojos de colores y pelo lacio.

Dakota era todo lo contrario a eso, Dakota era exótica para los estándares de la comunidad en los últimos años.

El pelo rizado y desordenado de Dakota, sus ojos celestes tan claros que a muchas personas les puede dar miedo, pero a mi me fascinan. Su piel bronceada y llena de pecas oscuras, su lunar en el pómulo, sus labios rosados, era increíblemente hermosa.

Físicamente. Porque por lo poco que me ha dejado ver de ella es increíble. Es un pedazo de cielo traído en carne y hueso. Desde que la conocí a incrementado una necesidad de que me muestre más, quiero ver todo su interior quiero contemplarla completamente, y no a escondidas.

Cada vez que está cerca de mi, cada vez que me abraza o me toma de la mano siento mi corazón latiendo a mil por hora. Cosa que al principio me asustaba porque se lo que significa eso.

Estaba incrementando sentimientos por Dakota, y...da miedo. Pero a la vez es un riesgo que quiero cometer.

Su sonrisa hacia que mi mente divagara por un tiempo sobre si de verdad estaba al lado mío o no. Si de verdad me estaba quedando loco y esa sonrisa era hacia mi o no.

Me estaba empezando a enamorar de Dakota. Mierda, me estaba jodidamente enamorando de Dakota.

No me había dado cuenta que la estaba mirando fijamente hasta que me dio un pequeño golpe en la frente.

—¿Estás bien?

Ella me miraba preocupada mientras agarraba su ramo de flores que le había regalado hace rato. Pasaba por una floristería y vi ese ramo tan hermoso y ni pude evitar pensar en Dakota.

—Si. Estoy bien. —digo intentando volver a la realidad.

Ella se me queda viendo entrecerrando los ojos prohibiendome ver con claridad el celeste de sus ojos. Cosa que me frustraba porque me encantaban, sus ojos eran algo tan...llamativo para mis ojos. El color de sus ojos era único, igual que ella.

Estas jodido.

No lo dudo.

—¿Que me decías? —apoyo los antebrazos en la mesa.

Justo la chica de la cafetería trae la malteada que tanto anhelaba ella, por eso la traje. Sabía que le gustaban las malteadas, y hace días se estaba quejando de que quería una, y yo, como todo don complaciente, hago mi trabajo.

Ella le agradece a la chica sonriendo, haciendo que sus ojos se achinen.

—Te decía que termine un libro que me gusta mucho. Solo que cada vez que leo un libro con ese tipo de tramas me acuerda a mi, no se porque.

—¿Cuales tramas?

—La chica de la historia siempre ha intentando, "encagar" en la sociedad tan mediocre e hipócrita que tenemos hoy en día, entonces su familia era muy superficial. La juzgaban por cualquier cosa que hacía o decía mal, y no esta mal corregir cuando las cosas se hacane mal o no son asi, pero vamos, algo bueno debe de haber, pero la forma en la que se describía su historia, me hacía recordar a mi. —juguetea con sus manos arriba de la mesa— Mira. Tal vez yo no he sido estos últimos días las más habladora de mi familia como tu, me has contando muchas cosas gracias a que nos veremos la cara todos los días, algo debemos saber del otro. Y tu has cumplido con tu parte, más yo solo he ido encerrandome en una burbuja muy difícil de explotar bajo presión.

Suspira. —Mi familia me juzgaba por cada cosa que decía o hacia, mi familia siempre ha sido de tener buen dinero, y eso los cegó en un punto donde la vanidad las nubló los ojos y toda su humanidad se fue a la mierda. —El coraje con el que lo dice solo hace que mi corazon se haga añicos—  Mi familia me juzgaba, oh bueno, lo sigue haciendo, por mi peso, por mi cabello, por mis ojos, por mi color de piel, por mi forma de hablar, por lo tanto que hablo, que si porque no salgo de mi cuarto por estar encerrada leyendo, y si salía me metían un cuchillo en la espalda. —veo como miraba la mesa fijamente mientras hablaba— Cuándo Marcus y yo terminamos porque fue de calenta camas con mi prima y pues ya te sabes lo otro. Mi familia nunca me preguntó como estaba, nunca fue a mi habitación haber como me contraba, nunca me dijeron "todo va a estar bien" oh un simple y sencillo abrazo. Nunca recibí un abrazo de mi familia, y si lo hacía solo era para las fotos para que se viera que eramos una familia feliz. Felices eran ellos, yo no. 

—Yo...

—Me acuerdo que una vez le pedí de cumpleaños un abrazo a mi mamá, ¿me lo dio? No. Ni estuvo en mi cumpleaños.  Mi papá siempre me dio lo que necesitaba, me quería y lo hacía notar, pero le tenía miedo a mi madre y cuando mi mamá se enojaba conmigo el no podía hablarme. Era horrible. Solo tenía a mi hermano santiago y a isabella, isabella apenas entendía lo que le decía cuando lloraba en su habitación porque no quería estar sola, mi hermano también es como la oveja negra de la familia, se fue de la casa a los 16 y se fue a vivir con uno de sus amigos hasta que encontró trabajo y se pagó un apartamento. Iba a casa una ves por semana, esperaba que ese día llegara con tantas ansias... —Se pasa una mano por el pelo— Estaba cansada de todo. Lo intente, no pude, lo intente, no pude, lo volví a intentar, pero no pude hacerlo. —Dos lágrimas gruesas caen por sus mejillas— Por eso quise estudiar lejos, lejos de todos. Por eso vine, y gracias a Dios por poner las persona que tengo en mi vida ahora mismo, porque no se que haría sin ellas. —quita las dos lágrimas que salieron y mira hacia la ventana y suspira— Solo se que una vez me senté en el escritorio a las 12 de la noche, y a las 6 de la mañana vi mi computadora y había escrito un libro sobre mi historia.

Ella cierra sus ojos un momento antes de mirarme y sonreír de boca cerrada.

—Gracias por escuchar mi miserable historia de vida.

Me levanto de la silla y me siento a su lado, atrayendo su cuerpo hacia mi pecho y besando su pelo.

—Gracias por confiar en mi para contarme tus cosas. Lo aprecio mucho.

—Yo aprecio tenerte en mi vida.

Mi corazón no pudo haberse sentido tan regocijado de haber escuchado eso como lo hizo.

Yo, Damien Arturo wood, me comprometo a cuidar siempre de Dakota. Hasta mi último suspiro, sin importar que pase entre nosotros.

La cuidaría sin importar que.

Besos con sabor a chocolate [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora