Era tan hermoso. Me había colado al entrenamiento de Damien, y estaba enojado por lo que veo. Tiraba la bola con enojo, y en diversas ocasiones se agarraba el pelo con frustración y tiraba palabrotas al aire. No se había percatado de que estaba aquí, había pasado por un lado donde estaba yo pero escondí mi cabeza en el libro que tenia en mis manos para que no me viera. ¿Porque? No lose.
Lo estaba mirando como tremenda fan número uno, gritaba en mi interior para que no se diera cuenta de que estaba aquí cada que anotaba un punto -que era casi todo el tiempo- y celebraba en mi interior.
Estaba tan concentrada viendolo que vi en el momento justo donde perdió la paciencia y empujó a uno de sus compañeros, donde el le respondió el empujón de la misma manera y Damien estaba apunto de lanzarle un golpe que me hizo bajar de las gradas de un salto para ir y separarlo.
-Hey, hey. -Lo tomo del brazo y voltea a mirarme hecho furia pero cuando ve que soy yo me mira confundido pero parece como si su enojo se esfuma.
-¿Que mierda haces aquí? -pregunta entre dientes haciendo que lo suelte inmediatamente.
-Uy, no sabía que la cancha era tuya, perdóneme la vida. -Digo alejándome pero toma mi brazo y me vuelve a acercar.
-Perdóname, nena. -pone un mechón de cabello detrás de mi oreja- Me he irritado un poco.
-Un poco mucho... -murmuró.
-No debí de hablarte así. Perdón. -asiento y sonríe de boca cerrada- ¿Que haces aquí?, ¿no deberías de estar encerrada en la biblioteca como todo bicho raro?
-Me ofendes. -Sonríe dejándome ver su hermosa sonrisa y aparto la mirada mirando la pelota que estaba tiraba en el suelo.- Es que vi un cartel de un pelirrojo mientras caminaba de regreso a casa y no pude evitar pensar en ti. Así que he venido a joderte la paciencia pero estabas jugando y me he quedado haber. -sonrío como todo un angelito.
-Así que tu plan principal fue venir a joderme.
No de la forma que me gustaría pero si.
Quería decirlo pero mis ovarios no dan para tanto.
-Si. Ese era mi plan principal.
-Tenemos los mismos planes entonces. -sonríe mirando por un mili segundo mis labios.
No lo hagas, no lo hagas...
Sin poder evitarlo me pongo de puntillas y dejo un beso en la comisura de sus labios antes de tomar la bola que estaba en el suelo y enseñársela.
-¿Jugamos? -Mierda. No debí besarle, ahora mis labios pican con la necesidad de los suyos.
-¿Sabes jugar? -me pregunta acercándose.
-Fallaría siendo novia de un capitán de baloncesto si no supiera, niño. -sonríe y toma la bola.
El comienza a botar la bola y pasarla entre sus piernas para después correr e intentar meterla pero yo soy más rápida y lo taponeo.
Su cara de asombro no la deja pasar desapercibida.
-Y eso que soy enana. -digo riéndome de su cara. -Nunca subestimes el tamaño.
La mirada y la sonrisa que me dio me hizo pensar en lo mal que sonó eso.
-No hablo de ese tamaño, osea no, so sería demasiado asqueroso -intento de arreglar mi daño- pero no hablo de ese tamaño, hablo del tamaño en forma de altura, no de ese tamaño, eso si que sería raro, sabes, eso sonó muy... -me callo al ver su cara- Olvidalo.
Que hable tan rápido hace que suelte una ruidosa carcajada. Ruedo los ojos al pensar que seguramente me veía ridícula y escondo mi cara en mis manos sintiendo mis mejillas sonrojarse, pero no pasa mucho cuando el las aparta y sonríe besando mi frente.
ESTÁS LEYENDO
Besos con sabor a chocolate [COMPLETA]
Romance¿Como rayos en 6 meses pueden cambiar tanto las cosas? ••• Dakota tenia una vida relativamente normal desde que hace algunos años se habia mudado a Estados unidos, orlando desde la ciudad de mazatlán, méxico. Tenia amigos, estaba estudiando medicina...