12.2. Hacia Huvudstad

8 1 0
                                    

Estamos a las afueras de la capital, hay un cuello de botella en la carretera que avanza muy lentamente, no puedo ver que sucede, está oscuro y nevando fuerte. Hay vallas con luces en medio de la autopista que juntan los tres carriles en uno solo.

Yo— Ay por Dios, por qué va tan lento esto, ¿Qué están haciendo? ¿Una partida de cartas entre los conductores para ver quién pasa?

Martin— No sé, habrá habido algún accidente o algo

—Pero si ha habido un accidente no estaríamos parados tantísimo rato... No, ya sé

—¿Lo ves?

—No, deben estar haciendo un control exhaustivo, documentación, ruedas, lo que sea

—Pues vamos mal. ¿Hay ahí en la guantera alguna licencia de conducir?

—Sí, está la de mi padre

—Espero que sea suficiente

Mucho tiempo después terminamos llegamos al lado de una caseta móvil del ayuntamiento de Huvudstad. Hay un puñado de policías parando los coches que entran y salen.

Policía— Buenas noches. Debido a la catástrofe de ayer hoy ha empezado una crisis migratoria, así que necesitaremos hacerles unas preguntas. ¿Viven aquí en Huvudstad?

Yo— No

—¿Vienen buscando un hogar?

Yo— Sí

El Policía se dirige a los que están adentro de la caseta— Apuntamos a estos

Policía— ¿Me dan sus DNI por favor?

Martin— ¿Los dos?

Policía— Sí. Por cierto, ¿Llevan a alguien atrás?

Yo— Sí

Le damos nuestros DNI y otros policías abren atrás y se los piden también. Se llevan los DNI adentro, parece que están escribiendo los nombres. También anotan la matrícula de la furgoneta. El policía que nos ha parado nos sigue preguntando y apuntando lo que decimos.

Policía— ¿Tienen algún inmueble en Huvudstad?

Yo— No

—¿Piensan compartir vivienda?

—Solo nosotros dos

—¿Cuanto dinero traen?

Martin— cien mil oblats

Eso equivale a unos 5 000€, que con la inflación del oblat, pronto se convertirán en 1 250€.

Policía— ¿Cual ha sido vuestro último trabajo?

Yo—Somos estudiantes

Policía— ¿De qué?

Yo— Quinto de secundaria

—¿Tienen familiares aquí en Huvudstad?

—No

—¿Son conscientes de la crisis de inmuebles de Huvudstad?

—No se nada

—¿Saben lo que eso significa?

Martin— No

Policía— Actualmente no existen viviendas disponibles en Huvudstad

Martin— Pero vamos a vivir en un barco, eso ya lo teníamos pensado

Policía— Como ustedes vean

Un poco después terminan de preguntar a los de atrás, nos devuelven los DNI y nos indican que podemos seguir conduciendo, adentrarnos en la ciudad. Unos minutos después pasamos al lado de una gran zona de obras, justo antes de entrar en la gran ciudad.

Yo— ¿Y yo ahora por dónde voy?

Martin— Creo que he visto suficientes mapas y vistas aéreas de Huvudstad por televisión como para poder guiarnos al puerto

Le respondo irónico —Sí, por supuesto

—¿No te lo crees?

—Sí, totalmente, si tu lo dices... A ver, dime por dónde ir, total, vamos a acabar perdidos de igual manera

Martin me sonríe con cara de saber lo que hace, yo le devuelvo una cara de que lo que dice no tiene sentido. Josef, uno de los hombres que vienen con nosotros en la parte de detrás nos habla entre los asientos:

Josef— Nosotros podemos bajarnos en cualquier lugar, ya veremos haber a dónde vamos

Yo— No se qué es lo que tenéis pensado hacer, pero vale

—Ya nos buscaremos la vida

—No sé, como veáis

Los seis se bajan con lo poco que traen, nosotros seguimos conduciendo, buscando el puerto donde encontrarnos con la madre de Martin. Él me va dando "indicaciones" a través de las calles de la ciudad.

Pasamos entre los rascacielos más septentrionales del mundo, la mirada se me desvía hacia arriba cuando pasamos por debajo. Son dos, el Högmest y el Rydentorn, dos iconos del progreso de la nación, dos torres que se lanzan al cielo muy por encima del resto de la ciudad, donde muchos de los edificios no tienen más de tres plantas. Dos edificios separados por una manzana, la manzana del edificio del gobierno, también impresionante por su majestuosidad y sus esculturas, la mayoría son pequeños detalles que salen de la pared, pero cuatro de ellas son enormes estatuas: un león, un gallo, un alce y un águila, cada una de ellas representa uno de los cuatro poderes de la democracia más la monarquía. Nosotros seguimos conduciendo un tiempo más, creo que sin rumbo. Para ser la capital, todas las calles son bastante estrechas, nada como la enorme avenida principal de Brestaden. Al final terminamos al lado de una costa

Martin— Pues ya hemos llegado

Yo le respondo irónico— Sí, justo ahí delante está el puerto, ya lo veo, sí, que grande

—Está aquí a la izquierda

Giro la cabeza a la izquierda. Pues ahí está el puerto, sí, al otro lado de la vaya metálica a la que estamos casi pegados.

Yo— ¿Cómo lo has hecho? ¿Te sabes toda la capital solo por haber visto unos mapas?

—Tengo memoria fotográfica

—Si ya lo sé, pero tanto, es... Quero decir, has memorizado todas y cada una de las calles de la ciudad más grande del país.

—Sí

—Woau

Aparco la furgoneta y nos dirigimos a la entrada. El guardia que vigila la entrada nos para.

Guardia— Buenas noches, jóvenes, ¿A donde vais a estas horas?

Martin— ¿Ha llegado Tina Linder?

—Déjame preguntar.

Pregunta por el walkie-Talkie, al poco le responden que sí y dónde está atracada.

Guardia— Así es

Martin— Vamos con ella

—Yo os acompaño

Yo— De acuerdo

Guardia— ¿Puedo preguntarles por qué vienen a verla?

Martin— Es mi madre

Guardia— Ah, muy bien

Nos guía por el puerto hasta llegar al lado de un barco, Martin se para.

Guardia— Este es

La pasarela está puesta, pero no pareciera que hubiera nadie.

Hornos Y Revolución - Onda BrödugnarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora