29.2 Después del castillo

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Richard Gray: El capitán general del ejército, y ministro de defensa, de Brödtland está dando una rueda de prensa de emergencia en todos los canales de la televisión. A su lado está el secretario mayor de las fuerzas armadas, secretario del ministerio de defensa y jefe supremo de la red de inteligencia policial brödtlandeña, hablando por teléfono y transmitiéndole todo lo que sucede en el palacio al capitán general. Llegan periodistas a la sala casi continuamente y hacen preguntas al capitán general. También se escuchan teléfonos de una y otra prensa: llamadas de los periodistas expertos y de políticos. Resulta que una organización terrorista, el DFBSB, está asaltando la casa real para ejecutar al rey. Existe un contacto directo los terroristas y el capitán general.

Por lo que dicen pueden ser hasta 600 hombres los que están atacando el palacio real. Se supone que yo debía impedir que esto ocurriese, pero pensaba que sería un atentado tradicional, no un asalto. Había estado investigando cómo podría haber sido este ataque, pero no llegué a nada. No sé qué hacer, tenía que evitar que esto sucediese. ¿Mi función habrá terminado en Brödtland? ¿Qué me harán los del la Orb?

Y al cabo de los minutos se dio la noticia: El rey, junto con toda la familia real, ha sido asesinado.

La rueda de prensa termina tan pronto como se da la noticia.  Comienza un discurso de Mihkil Råik, el presidente del parlamento. 

Pasan un tiempo angustioso. Llaman al teléfono: Es la Orb.

Martin: Nos llevan lejos de Huvudstad. La caja trasera del furgón, totalmente metálica y opaca, se ilumina y ventila con unos pequeños agujeros en la parte superior. A través de ellos se pueden ver las nubes y gracias a eso soy capaz de saber hacia donde nos dirigimos: Hacia el sur. algunos militares nos escoltan, somos diez personas en total metidos en la parte trasera del furgón.

Yo— ¿De cuántos años será la condena?

Militar 1— Como mínimo, 40

Yo— O sea que saldré con 57 años...

He cometido un gran error, enorme. Y ahora me doy cuenta de ello. Podría estar ahora viviendo tranquilamente, en el puerto, con lo que queda de mi familia y con mi prometido. Yo solo buscaba la justicia, ¿Cómo es posible que lo hay hecho todo mal? ¿Quiénes son los malos? ¿Soy yo o es el estado? ¿Y si es el estado entonces por qué a mí me llevan con los innegablemente malos? Yo no soy un criminal, solo buscaba lo mejor para la gente... ¿No?

Tobias— Chek! No te ralles, estos c******s solo quieren j***r

Militar 2— Silencio

Tobias— No me da la gana

Militar 2— SILENCIO

Tobias— Que se silencie tu p**a madre

Militar 2— Te vas a c***r

El militar 2 se levanta y va a por Tobias, pero el militar primero, un sami-mestizo de ojos casi totalmente naranjas y con una barba blanca y puntiaguda llama a la calma.

Ryets— Creo que ni estaremos dos meses. La gente sabe lo que hay y están de nuestro lado

Militar 2— Solo los locos estarían a favor de asesinos como vosotros. Nadie os apoya, solo chalados, el resto estamos del lado de la democracia, el rey y la civilización.

Ryets— Quizás, pero solo en vuestro ejército que sirve fielmente a cada palabra, punto y pedo del monarca. Cuando intentó tomar el poder del senado con el caso Udjernär mantuvisteis a la población callada, cuando intentó evitar que se re-promulgara el principio socialista mantuvisteis a la población callada, con el caso Onyttig mantuvisteis a la población callada. Pero ahora está detrás de la muerte de casi ocho millones de personas. Matarle es un acto de perdón.

Militar 2— No hay pruebas concluyentes

Ryets— Claro, si se censuran los periódicos no habrá pruebas. Pero algunos vemos lo que las autoridades criminales no queréis que veamos. Y te aseguro que de lo que no hay pruebas concluyentes es de que sea mínimamente inocente. Existe una organización fuera de Brödtland, creemos que en Reino Unido, que está controlando a los hornos. Karll es el principal puente entre esa organización y Brödtland. Les comparte las vulnerabilidades y secretos del país para que ellos puedan atacar.

Militar 2— Deja de decir sandeces, la nuestra elevadísima majestad es fiel a su pueblo, todo lo demás son paranoias vuestras porque estáis locos, deberíamos encerraros en un manicomio mejor que en una cárcel

Ryets— No me esperaba otra respuesta. Discutir es inútil con quien tiene musgo en el cerebro.

Y volvió el silencio, si se puede llamar silencio al pleno ruido del motor de un furgón policial viejo como él solo.

Militar 1— Y tú, chico, ¿Acaso tienes 17 años o no te funcionan las cuentas?

Yo— Sí. Supongo soy el más joven de todo el ejército popular

Militar 1— ¿Y a qué te hubieses querido dedicar? 

Yo— Arte: Pintura y música 

Militar 1— En la paca te puedes dedicar a pintar. Si te portas bien te pueden llevar a la de Skolåda, que están haciendo un experimento con cárceles más libres 

Militar 2— Es como estar acolimbado pero  sin pagar impuestos, una estupiez

De repente el furgón se para. Abren las puertas.

Pensaba que seria un rescate, pero no, otros militares están afuera. Nos ordenan a todos que bajemos. Los otros coches del convoy también están parados en medio de la carretera. No hay más coches.

Militar 1— ¿Qué sucede?

Militar 3— Pregúntale al sargento

Sargento— Algo va mal

Hornos Y Revolución - Onda BrödugnarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora