El autobús ya ha arrancado y estamos pasando por las calles de Huvudstad. Va más rápido de lo que estaba acostumbrado para ser un autobús. Se ve el caos del otro lado de la ventana, por la ciudad. Ha estado llegando más gente estos días. A las afueras de la ciudad esa gente está construyéndose chabolas y cabañas. Nada de esto sucedería si la situación pareciera mejorar, pero es al contrario, todo va cuesta abajo y sin control.
Hay un muro de hormigón brutalista en construcción, rodeando la ciudad. El autobús sale de la carretera y campo a través pasamos por una zona sin nada de la muralla construida y esquivando uno de los puestos de control de migración, que siguen ahí desde el día en el que llegamos a Huvudstad.
Ya nos hemos alejado de la ciudad. Tengo que decirle a Tim lo que me pasó. No quise decírselo en la estación, pero se lo tengo que decir antes o después, y creo que cuanto antes mejor, pero no ahora, que hay mucha gente, cuando estemos un tiempo a solas. Isbjörn se pone de pie en medio del pasillo en la parte de delante del autobús y comienza a dar un discurso.
Isbjörn— Sobrinos, quiero que sepáis una cosa y que la recordéis: Si estáis aquí no es por vosotros, no es por la casualidad, o por suerte. No, si estáis aquí tenéis algo que agradecer. Pensad en cómo es que habéis acabado aquí. Es muy cómodo quedarse en casa, laborar cuando te digan laborar, descansar cuando te dejen descansar y ver la vida pasar sin más nada, viviendo de la dictadura de los demás. Eso es muy cómodo, ¿Pero y cuándo te des cuenta de que te han utilizado? Y no me refiero a que si ahora preguntase a cualquier persona seguro me dirán que los ricos se aprovechan de los pobres. No. Me refiero a darte cuenta de que has estado trabajado toda la vida partiéndote el lomo, tienes pareja, estáis casados, con una casa, hijos... pero la vida ideal que siempre nos han contado es una m****a. Y que yo hoy, con una lista de las cien personas más ricas de hoy puedo decirte quienes serán las cien personas más ricas mañana: Sus hijos. Esa es la verdadera vida ideal. Si estáis aquí, ahora, es porque sabéis que es todo un engaño, que todo lo que os han contado puede haber sido por y para el interés de las élites, los que siempre salen ganando. Y sin embargo, no os dejáis llevar porque ha vosotros no os han lavado el cerebro con propaganda elitista, y sabéis que merece la pena luchar. Porque si no paramos el mundo de hoy será miseria mañana. Todo es por y para el interés de las élites... ahora que han inventado las máquinas les sobramos. Yo, mis hermanos, mis primos debéis recordar esto: Que si luchamos no es por nosotros, es por ellos, es por la gente indefensa, es por aquellas personas que no pueden luchar porque les han comido el cerebro para que queden sumisas mientras las devoran. Y ahora, somos nosotros, sois vosotros quienes debéis y debemos cargar contra ellos, no dejar que nos cacen y nos conviertan en sus presas. Por muy fuerte que sea el depredador jamás podrá contra una estampida, nuestra estampida. O somos nosotros o son ellos. Mientras existan las diferencias sociales jamás habrá igualdad. Por eso vamos a luchar, y vamos a por ellos. Vamos a hacer que paguen con las suyas las vidas de a quienes han masacrado. ¿Me oís? No podemos dudar, no podemos temer, no, porque sino nosotros seremos los siguientes.
Tim hablando para sí mismo— Blah, blah, blah... lo mismo si gritas un poco más me lo creo.
Yo— Pero tiene razón
Tim— Eso es lo que yo llamo un discurso apelativo. Sirven para canalizar el malestar de la gente hacia la dirección que el hablante desee para provocar un sentimiento. Y normalmente suelen ir acompañados de unas indicaciones que utilizan ese sentimiento generado...
Isbjörn, continúa con su discurso— Os vamos a llevar a nuestra base de operaciones para entrenaros...
Un desconocido le sigue el discurso desde el fondo del autobús.
Desconocido— Por si tenéis dudas, esa base de operaciones se llama Ogkatirevä
Isbjörn— Escrito Högkvarteräa, que con vuestro acento luego lo decís mal. Aquél hombre del fondo es Mechan, nuestro mecánico. Gracias a él tenemos armas mágicas.
Alguien pregunta desde los asientos— ¿Qué tipo de armas? ¿Espadas y bastones o...?
Mechan se acerca hacia él y le enseña un fusil bastante tosco, con dos cargadores, uno más fino y otro más largo. Ese arma parece pesar bastante.
Mechan— Armas de fuego, ¿O qué te piensas, que estamos en el siglo XIII?
Isbjörn— Y eso es lo que utilizaréis algunos. El resto mayoría será suficiente con armas convencionales. Así sería más que suficiente para asaltar el palacio real y proclamar la segunda república de Brödtland.
Tatoxis se pone de pie al lado de Isbjörn para hablar.
Tatoxis— Supongo que ha quedado clara la situación. Cuando lleguéis a Högkvarteräa estaréis bajo el mando del capitán Blåjacka, cualquier incordio, a él. Él os entrenará, él os dirá cuando debéis comer, cuándo debéis descansar, y si quiere os cantará una nana para dormir, porque él será vuestro padre. Recordad que somos una gran familia, pero sobre todo recordad que estamos en guerra para devolverle la dignidad al pueblo. Y si hay que morir se morirá, y si hay que combatir se combatirá. Con esto digo que a partir de ahora no se aceptan deserciones.
Isbjörn— Esto sería todo lo que os tenemos que decir ¿Alguna pregunta?... ¿No? Pues nada más, dentro de un rato llegaremos a Högkvarteräa. Bienvenidos a la vida ilegal.
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Hornos Y Revolución - Onda Brödugnar
Ficción GeneralBrödtland es un país al norte de Escandinavia que a partir de 1984 desapareció. Los hornos de pan mágicos de todo el país se sentían traicionados debido al progreso tecnológico que les desplazaba de su puesto tradicional. Este sentimiento les lleva...