30.1. Agonía

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Llegamos exhaustos a Ministrarnas Jaktmark. Es un pequeño poblado que de entre las casas pobres alguna tuvo la suerte de estar bañada en un estilo más rococó que el rococó. Un poco más y las fachadas son de mármol cubierto de pan de oro. Pero no todas son así, algunas simplemente son del típico aspecto rural del sur de Brödtland.

Gracias a Irjan y a Edelae acabamos descubriendo que en este pueblo hay un partido comunista local, el cual es bastante radical. El único miembro político es Johan El Stalinista. Nos lo acabamos encontrando en el patio de su casa, alimentando a un par de ovejas.

Johan El Stalinista es un señor de al rededor de 50 años pero que por su forma de comportarse casi parece más joven que yo. Es un punky de pies a cabeza, con una cresta teñida de rojo y chaqueta con pinchos. Me recuerda a los antiguos compañeros de clase con los que mejor me llevaba, solo que este señor podría ser, por edad, el padre de alguno de ellos.

Tras conversar pudimos decirle la verdad, que veníamos de atacar el palacio real. Él no sabía nada del pronunciamiento, pero se puso de nuestro lado y nos acabó ayudando a alojarnos un tiempo en una casa abandonada.

La casa no está en sus mejores condiciones, pero tampoco está mal del todo. Al parecer la utilizan para alojar a todos los visitantes que llegan a la ciudad. Es decir, familiares y amigos de los vecinos, porque nadie más suele venir. Fue abandonada hace varias décadas y desde entonces se usa como albergue público. La decoración parece un viaje a varias décadas atrás, siendo la típica de los años 50. Lo más sorprendente son el aspecto de los dispositivos electrónicos: Televisión, radio, teléfono... Por lo demás podría ser la casa de mis abuelos.

Al llegar rápidamente nos tumbamos sobre camas o sofás a descansar. Alguno de nosotros confirma que hay suficientes camas para los cinco. Tenemos que interrogar a Edelae para saber por qué nos está siguiendo y qué sabe de nosotros. En el camino nos fue convenciendo de que estaba de nuestro lado, pero aún tenemos muchas dudas. Sin embargo, estamos demasiado cansados como para interrogarle ahora. 

Enciendo la televisión. Tiene un adaptador O-BTRK, lo cual es muy difícil de usar, pero por suerte ya está configurado para recibir los canales de la BTV. Se ve un hombre encapuchado y con la voz distorsionada. Normalmente me daría miedo, pero creo que es de los nuestros. Explica el motivo del ataque. Va acompañado de un rótulo con el diseño que se usa en las noticias de emergencia y también de un intérprete de lengua de signos en una esquina de la pantalla.

Al terminar el discurso de nuestro bando comienza un programa especial en el mismo plató donde se dan las noticias, pero con expertos militares para explicar qué puede suceder tras el ataque. Los principales miedos son: Que se venga abajo el gobierno, lo cual explican que es poco probable; y que se inicie una guerra civil, lo cual discuten por mucho tiempo sin llegar a nada. Poco después se dio paso al discurso de respuesta del presidente del parlamento. A cada rato lo que dicen se hace más aburrido.

En algún momento cuando ya nadie estaba prestando atención a la televisión, y estando los cinco reunidos en el salón, comenzaron a preguntar a Edelae.

Irjan— Edelae

Edelae— Dígame

Irjan— ¿De dónde vienes?

Edelae— ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? ¿Esto va a ser una discusión filosófica o un interrogatorio?

Irjan— Lo segundo

Edelae— Bueno, vale... Pero os recomiendo no obligarme a responder, no creo que queráis acabar como tocón en chimenea.

Irjan— Si quieres, podrías responder a mi pregunta

Edelae— ¡Por supuesto que sí, chimiribí! Y la respuesta es... ¡De Skoguthir!

Tore— ¿Y qué es eso?

Edelae— Es una aldea donde trabajamos para darle la magia a Brödtland. Está en el interior de lo que llamáis como "Bosque de las brujas" y solo podemos acceder a ella los Skoguthainos, o cómo nos llamáis vosotros: Brujos. Por eso no os dejamos meteros en el bosque.

Yo— Decías que sabías mucho de nosotros. ¿Qué sabes exactamente?

Edelae— Lo sé todo. Normalmente los brujos sólo tenemos acceso a vuestra memoria una vez morís, pero se pueden hacer algunos truquitos para saberlo antes de tiempo.

Tore— ¿Tienes acceso a nuestras memorias?

Edelae— ¡Chí! Eso significa que tengo todo el conocimiento de toda una generación, los críos y los mayores no me interesan, salvo algunas excepciones

Tore— ¿Pero también recuerdas nuestras vergüenzas? Ay por dios, eso no puede ser verdad

Edelae— Efectivi wonder. Por desgracia sé cosas que preferiría no saber, pero ajo y agua. De hecho, Martin, acércate, tengo algo para ti.

La ropa de la chica es una mezcla entre un vestido tradicional y la moda moderna, que si bien es voluminosa, pues no eran de telas antiárticas, parece no esconder ningún objeto debajo. Me acerqué a ella sin saber que esperarme.

Ella se da la vuelta y agarra algo que estaba en la mesa auxiliar.

Edelae— Toma, una suculenta... nah, no es eso.

Pone la maceta de nuevo en su sitio. Se pone de puntillas y me agarra la frente con su mano, que está fría. Comienzo a ver los últimos días de la vida de mi padre. Esperaba que hubiese sobrevivido varios días tras el 14M, pero veo que no. Ahora sé dónde están Jim y mi padre enterrados.

Yo— Pero Jaga desapareció tras ser capturada por los hornos

Edelae— Ay, eso tendré que solucionarlo... pero para eso tengo que estar en mi pueblito, hay que conectarse con movidas muy chungas cosmoespirituales, que realmente yo tampoco entiendo, para poder solucionarlo


Hornos Y Revolución - Onda BrödugnarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora