16.1. Base Högkvarteräa

3 1 0
                                    

El autobús se para en una ciudad, hemos llegado. Todos nos ponemos de pie y salimos. Martin va detrás de mí. Afuera hay un hombre que recuerdo, le he visto antes, tiene en las manos un cuaderno y una especie de llavero. Martin me dice que es el comandante del tanque de Brestaden.

Todos los que estábamos en en autobús hacemos un semicírculo alrededor de él, excepto Isbjörn y Tatoxis, que se quedan a su lado. ý Mechan, que se va. Isbjörn y Blåjacka empiezan a hablar alto para todos.

Isbjörn— Este es Blåjacka, vuestro padre

Blåjacka— Buenos días se nos den. Os doy la bienvenida a este pueblo, nuestra base de operaciones. Antes había otros habitantes, pero últimamente nos han ido vendiendo sus casas y se han mudado para otros lugares. También hemos construido nosotros algunos edificios y tal. Hay de todas las tiendas aquí una y todo lo que necesitéis hay lo de aquí. Os vamos a repartir viviendas porque no podéis salir de Högkvarteräa sin permiso. ¿No hay ningún grupo, pareja o alguien que quiera vivir junto?

Yo— ¡Sí! Yo y mi amigo Martin querríamos vivir juntos

—De acuerdo, espera, os recuerdo de, sí, ya sé. Para vosotros la... 48 de la avenida Marx, que es justa y exactamente esta, de hecho es esa casa de allí

Apunta con el dedo hacia una casa, se ve amplia, dos plantas, con un pequeño porche de madera y varias ventanas. No esta pegada a ninguna otra casa, tiene calle a los tres lados que veo. La fachada tiene un zócalo de piedra de alrededor de metro y medio de alto y la parte superior es de tablas madera pintados de azul cielo.

Blåjacka— Habéis tenido suerte, es de todas la más grande.

Se acerca a nosotros. Tiene un llavero con muchas llaves y cada una tiene un trozo de papel atado en el que pone la casa que abre. Busca entre todas, el llavero es simplemente un alambre que se abre muy fácil y me da la llave que pone "Marx 48". Luego elige casas al azar de una lista que tiene anotada y reparte llaves a todos los demás. Mientras tanto nos va explicando la ubicación de algunos edificios como el supermercado, el bar, el ayuntamiento y base de operaciones, el hospital, la base militar, etc. Isbjörn y Tatoxis se van y vienen otros soldados para ayudar a Blåjacka.

Terminados de repartir las casas nos llevan a un descampado a las afueras del pueblo, que no queda muy lejos. Parece que es un área que usan normalmente, tienen algunos bancos junto a las casas más cercanas y el suelo está bien pisado. Hay alrededor cosas para entrenar tanto músculos como puntería.

Nos explican las teorías básicas de combate y nos ponemos a hacer ejercicio. Unas dos horas y media más tarde nos dejan tiempo de descanso y nos traen algo de comida. Yo me acerco a Blåjacka, he estado pensando en como será el asalto y tengo miedo. Asaltar el palacio real es una misión suicida, ¿Y van a usarnos a nosotros?

Yo— Disculpe

Blåjacka— No me ustedees primo

—Como sea, ¿Nosotros vamos a hacer el asalto al palacio real?

—Sí. Pero como todos los planes, ya se verá, ningún plan es fijo hasta que no se fija

—¿Pero sí o no?

— Si para entonces estáis bien entrenados participaréis con otros, sino no

—¿Otros?

—Claro, no vais a hacerlo vosotros solos

—Pero si solo hacen falta treinta

—¿Qué? Habíamos calculado que unas cuatrocientas

—No hace falta tanta gente, si a penas cabrán en el palacio tantos

—Pues ven conmigo que esto nos lo tienes que explicar. ¿Pero cómo hacen falta solo treinta?

—Sí, debe ser algo rápido y fulminante

Vamos de nuevo adentro del pueblo hasta lo que parece ser el ayuntamiento. Allí están Isbjörn y Tatoxis pensando y hablando de planes de batalla.

Blåjacka— Diles

Yo— ¿Cuantos hombres tenéis pensados enviar a asaltar el palacio?

Isbjörn— Uh... 

Tatoxis— Entre doscientos y cuatrocientos

Yo— Pero si no cabrán. No hace falta tanto

Tatoxis— ¿Entonces cuantos?

Yo— Treinta o menos

Isbjörn— ¿Qué?

Tatoxis— Eso es imposible, es casi a única tirada, no podemos fallar

Yo— Con treinta no creo que falle. Quince por la planta de arriba y quince por la de abajo son capaces de reducir la guardia real, que tampoco son tantos.

 Isbjörn— Pero habrá que buscar al rey por todo el palacio

Yo— Podemos predecir donde estará escondido para ir directamente allí

Tatoxis— Algo no me cuadra

Yo— Las fuerzas del palacio son muy pocas y están sobre todo en el exterior. Si entras por un lateral habrá muy pocos guardias entre los asaltantes y el rey. Además los guardias vendrán a nosotros. De ellos se encargan los de la planta baja. Mientras, los de la alta van directamente a por el rey. Fin

Blåjacka— Pero luego tienes que salir

Yo— Ese es el punto. La base militar está al lado, así que será un ataque suicida

Isbjörn— ¿Y vas a inmolarte por la república?

Yo— No. Obviamente. Para ello solo hay que coger a treinta suicidas y estarán dispuestos a morir. Al prometerles honor ni dudarán en hacerlo. Además, no es como que sea difícil encontrar a un suicida, están por todos lados.

Isbjörn— No estoy de acuerdo, todos los combatientes deben tener el derecho a tener la posibilidad de sobrevivir

Yo— ¿Prefieres arriesgar la vida de cuatrocientos hombres antes que matar directamente a veinte?

Isbjörn— ... No lo sé

Yo— Eso es una estupidez. Si tu trabajo es la de enviar a gente al combate siempre cargarás con la muerte de alguien. Si prefieres que muera más gente solo para no cargar con la responsabilidad de haber elegido a dedo a quienes morirán, entonces serás lo más egocéntrico que pueda existir.

Tatoxis— Dejadme hacer cuentas, si es posible usar a treinta hombres entonces nos lo plantearemos, sino, esta discusión no tiene sentido. Mañana hablaremos de nuevo tras la comida.

Yo— Bien

Blåjacka y yo salimos y vamos de vuelta al descampado a seguir con la formación, supongo que ahora estoy más calmado de que me vallan a usar como abeja de guerra. Paramos a comer y descansar un par de veces más antes del atardecer, cuando ya nos dejan a todos irnos a nuestras nuevas casas.

Buscamos la tienda de comida, el pequeño supermercado. Compramos un poco de pan, patata, lentejas, pescado, leche y galletas. En total, 785Ø, extremadamente caro.

785Ø eran anteriormente unos 40€

Vamos a nuestra nueva casa, pegados el uno al otro pero sin mostrar afecto. Llegamos al porche, saco la llave del bolsillo, abro y enciendo la luz del recibidor. Vemos toda la casa, es grande y notablemente rectangular hacia el fondo. Abajo están la cocina, el salón, el comedor y una pequeña habitación de invitados. Arriba está el cuarto de baño, el estudio y dos habitaciones; la más grande tiene una cama de matrimonio.

Cenamos de lo poco que tenemos y nos sentamos los dos en la cama grande.

Martin— Quiero contarte algo

No sabría definir su emoción, pero definitivamente dista de la alegría.

Yo— ¿El qué?

—Lo que no te dije el otro día en la estación de Brestaden. Es algo que creo que deberías saber. Nadie fuera de mi familia lo sabe, y tú... supongo que no estaré cometiendo ninguna excepción

Hornos Y Revolución - Onda BrödugnarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora