Martin: Tim me ha mandado al otro lado del pasillo con otros tres hombres. El lugar es tremendamente lujoso. Las maderas son de la mejor calidad y los detalles son de plata y oro. La decoración es minuciosa, los muebles tienen relieves diminutos de alta artesanía. El hormigón armado de las paredes está cubierto con exquisito papel pintado. Hemos entrado en una habitación incluso más opulenta que las anteriores y con gran diferencia. Parece un oratorio. Me fijo en la pintura de las paredes. Se trata de una copia del mural de la catedral de San Julio De Laponia, la mayor obra de arte de Brödtland, pintada por hasta 20 artistas distintos durante más de cuatro siglos, de hecho a veces se la llama Fyrasekularett. La original mide unos 200 metros cuadrados, teniendo el objeto complejo más pequeño cinco centímetros cuadrados, todo ello sobre un fondo lapislázuli con muchos detalles dorados y rojos. Aquí cubre las cuatro paredes y el techo.
Al igual que las dos habitaciones anteriores revisamos todos los posibles escondites. Sin embargo al fondo hay una puerta totalmente cerrada que da a uno de los pasillos de seguridad. Intentamos abrirla, pero es imposible. Todas las puertas están muy cerradas.
El sublíder del comando, Ivar Runvor, quien esta dirigiéndonos a nosotros cuatro nos dice a mí y a Åberg que vayamos a la siguiente habitación, una biblioteca, en la cual seguramente no haya nadie, que entremos al pasillo de seguridad y abramos su puerta. Ahí aclararemos si nos reunimos con Tim o si bajamos por las escaleras de seguridad.
Eso hacemos. La puerta se abre simplemente con girar el manillar. Es muy grande pero no tanto como se esperaría de la biblioteca de un palacio real. Las estanterías están todas a los lados y el centro está perfectamente despejado excepto por un par de mesas.
Tim: Dentro de la habitación no hay nada importante. Revisamos también los cuartos internos y armarios. Pasamos a la siguiente y luego a la tercera. Tirando la puerta abajo directamente. Es otra enorme habitación, esta es un dormitorio de invitados. Sobre el mueble joyero, entre otras joyas, hay dos anillos idénticos que me llaman la atención. Tienen grabados de escamas de dragón y unos colores de oro y plata curiosos. No parecen de compromiso, pero los cogeré para Martin y para mí, para que los llevemos juntos.
Olë Sandström— Ah... Conque haced lo que digo y no lo que hago
Yo— Esto es otra cosa. Además, ¿Pensáis que no os he visto? Lisbeth, ¿No te duele un poco el cuello?
Lisbeth Hedin— ¿Por qué iba?
Yo— No, por nada, solo que cada vez que andas parece que estas entrando en una tienda. Estás robando tantos colgantes que podrías hacerte un vestido con ellos
Olë Sandström— Luego compartid la pasta, no seáis ratas
Lisbeth Hedin— No los voy a vender, estos se los queda Lisbeth, ¡Hombre que no!
Aron Melin abre su mochila mientras se acerca al joyero sin disimulo. Yo suspiro.
Yo— Mira que os dije que no robaseis nada.
Aron Melin— Hay que financiarse, que últimamente está todo muy caro
Lo dice mientras vacía un cajón del joyero en la mochila.
Aron Melin— ¡Valla, está ligero esto!
Yo— Son metales, ¿Qué esperabas?... Por lo menos me contento de que no os estéis robando las camas
Olë Sandström— Lisbeth, si agarras la otra pata nos la llevamos
Mientras decimos tonterías revisamos de arriba abajo todo el cuarto. Comienzan a hablar mediante el krätkrad.
Norling, 11:54— Se acercan los militares de uno en uno. Pelotones cinco y seis, reventadles. Súper AGEP.
Tatoxis— ¿Son r********s? Tim, necesito que me lo confirmes.
Me acerco a la ventana y giro la vista todo lo que puedo. Les aviso por el krätkrad de que algo no me cuadra. Vienen demasiado dispersos.
Yo— Tres opciones: A) Efectivamente son r********s, B) Están de nuestro lado y no quieren enfrentarse a nosotros pero tampoco quieren no presentar batalla, C) Son extremadamente superiores. Elegid vuestra opción favorita. Sea como sea, escuadrón de francotiradores, abrid fuego.
Norling— Se acerca un horno, NO AGEP
Mechan— ¡Mierda! Las armas mágicas creo que no están preparadas para tanto. Necesitaréis muchos tiros.
Yo— ¿Entonces para qué narices están preparadas? En fin, que no cunda el pánico. Quinto pelotón, retroceded a la tercera línea y el sexto a la segunda.
Tatoxis— Hey, con más calma, tú aquí no das las órdenes
Yo— ¿Y qué ordenas tú?
Tatoxis— Quinto y sexto pelotón, hacedle caso a Tim.
Baya payaso. Me meto en el pasillo de seguridad junto con Aron, cada uno cubriendo la espalda del otro. A derecha e izquierda hay escaleras, pero a la izquierda quedan mucho más lejos mientras que las de la derecha están al lado. La luz es la justa para ver dónde se pisa. Caminar se siente muy extraño. Ordeno al resto que me sigan, pero no lo hacen. Tengo que retroceder.
Yo— ¡Os he dicho que me sigáis!
Olë— ¿En qué momento?
Lisbeth— Se escucha super bajo, y con todo el ruido que hay no...
Yo— Da igual, seguidme. Vamos a la siguiente habitación, nos reunimos con la otra mitad y bajamos al búnker.
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Hornos Y Revolución - Onda Brödugnar
General FictionBrödtland es un país al norte de Escandinavia que a partir de 1984 desapareció. Los hornos de pan mágicos de todo el país se sentían traicionados debido al progreso tecnológico que les desplazaba de su puesto tradicional. Este sentimiento les lleva...