22.1. El plan

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Tatoxis coge los planos de las manos de Martin.

Tatoxis— Con eso ya podemos empezar a planificar el ataque. Vayamos adentro. Marsvin y tú, venid también, habéis demostrado ser bastante inteligentes, podéis ayudarnos

Yo— Bien.

Caminamos todos de nuevo adentro del ayuntamiento. Tatoxis, Isbjörn, Mechan, Lynx Lynx, Martin y yo. De nuevo en la sala esa desordenada que parece ser el centro de planificación de operaciones. Isbjörn deja un hueco libre en la mesa apartando las cosas sin cuidado. Tatoxis pone los planos sobre la mesa. Los seis nos quedamos como formando un semicírculo. Yo agarro un bolígrafo para anotar lo que vayamos diciendo.

Tatoxis— Empecemos por el principio ¿Cuántos hombres llevamos?

Yo— Ese es el último paso. Lo primero de todo es conocer las fuerzas enemigas.

Isbjörn— ¿Y cuántos son?

Tatoxis— Unas cincuenta. A lo sumo, setenta.

Isbjörn— Pero a 500 metros está la base militar de Huvudstad.

Mechan— ¿Y cuántos soldados hay ahí? A esa distancia es como si estuviesen también en el palacio

Yo— Demasiados. En veinte minutos ya tienes a medio ejército encima tuyo, no podemos combatirlos, solo evitarlos.

Isbjörn— Pero bueno, medio kilómetro tampoco es tan cerca. Desde que den la alarma hasta que lleguen las unidades puede pasar mucho tiempo. Os lo puedo asegurar

Yo— Cinco minutos es tiempo de sobra para que todas las unidades que estén en la base sean alertadas y lleguen al palacio. Es una línea recta a través de campo, esto no es la ciudad. Y se trata de una situación de emergencia nacional, no de una trifulca de barrio. Aunque con suerte escogeremos un momento en el que esté casi vacío. Sea como sea, el grueso de tropas llegaría a los veinte minutos.

Tatoxis— ¿Entonces cuanto tiempo tenemos?

Yo— A los veinte minutos de empezar todos los combatientes deberán estar a salvo

Lynx Lynx— Peor podemos cortar la alarma para que el palacio no pueda avisar

Mechan— Imposible. El gobierno tiene teléfonos inalámbricos

Isbjörn— Necesitamos más tiempo

Yo— Veinte minutos es tiempo suficiente. Solo hay que entrar, secuestrar al rey e irse

Lynx Lynx— ¿Secuestrar para qué? Ejecutarlo

Yo— Para que sea él quien proclame la república

Isbjörn— No sé tú, pero yo no quiero tener al ejército entrando aquí a Högkvarteräa a rescatar al rey

Yo— Si matamos a uno pondrán a otro, y nadie quiere eso

Lynx Lynx— Pues los matamos a todos hasta que no quede ni una cabeza a la que ponerle corona

Yo— Esa no es una buena idea, Robespierre

Lynx Lynx— Si no hay sangre real olvidaos de mi apoyo

Yo— Ahgs... a veces se me olvida que sois terroristas. Haced lo que queráis pero quitad a ese genocida del trono. De todas formas es el parlamento quien hará lo que le apetezca

Lynx Lynx— Entrar, matar y salir. Eso se me da bien

Yo— ¿Todos de acuerdo? Sigamos. Necesitamos varios pelotones. El primero será la fuerza de impacto, van a ser los primeros en entrar. Entran, causan un agujero en las fuerzas de seguridad y se van antes de que lleguen más guardias. A su salida deben asegurar la zona de extracción y quedarse allí hasta el final.

Isbjörn— ¿Zona de extracción? 

Yo— Zona de extracción, punto de encuentro, lo que sea. Ahí será donde lleguen los vehículos que recojan a las unidades según salgan. Deben llegar a la vez que su pelotón sale. Todo debe estar coordinado e intercomunicado por radio. Si uno de los vehículos no llega, el pelotón es recogido por el más cercano.

Tatoxis— ¿Para qué? 

Yo— Para reducir riesgos 

Isbjörn— Pero entonces hay que ir cronometrado. Si van con prisa no será bueno

Yo— Exacto. Que todos los jefes de escuadrón lleven relog de pulsera. Y que nadie se quede mirando las musarañas. Con veinte minutos podemos ir perfectamente

Isbjörn— Bueno, vale, lo probaremos en los entrenamientos

Yo— El segundo pelotón irá directamente al búnker y no sale hasta que le encuentren o hasta que algún otro pelotón lo encuentre en algún otro lugar. El tercero se queda en la planta inferior. El cuarto pelotón se va a las plantas segunda y tercera a buscarlo. Los dos últimos son el quinto y el sexto. Esos dos pelotones se van a quedar en la entrada, reteniendo a los militares que vengan desde la base militar.

Tatoxis— ¿Cuántas personas son en total? 

Yo— Unas doscientas. Decíais que vuestra organización tenía ochocientos miembros, así que o hay problema

Isbjörn— En realidad sí que los hay. El rebaño se ha dispersado y ahora arrejuntar a doscientas personas dispuestas a combatir no es tarea fácil

Yo— Creo recordar que todas las personas en este pueblo son miembros

Tatoxis— Pero no todos son combatientes. Muchos de son simples vendedores u obreros que están cansados de la opresión del estado y quieren vivir una vida al margen del gobierno mientras colaboran con nosotros

Lynx Lynx— Mis hombres son todos valientes y luchadores. Haced las cosas bien y pondré todo lo que tengo, noventa hombres ya entrenados y guerreros

Tatoxis— Nosotros pondremos los otros ciento diez. ¿Estás seguro que con doscientos hombres ganaremos?

Yo— Sin duda

Isbjörn— En Huvudstad reclutamos 27, tenemos fichados a otros 45 que seguro que no dirán que no

Tatoxis— Tenemos que encontrar a otros cincuenta y... no, veinti...

Mechan— 38. Por cierto, es posible que algunos guardias, sino todos, sean magos. Para ello necesitaremos que parte de los asaltantes lleven armas mágicas

Yo— Entonces que sea al menos uno por escuadrón. ¿Pero esas armas para qué sirven?

Hornos Y Revolución - Onda BrödugnarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora