Capítulo 12: Cabalgando en los prados

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Las manos de Billy se sumergieron en las claras aguas de un pequeño rio cercano a donde ellos habían salido de la cordillera. El caballo comía grama y Daslin estaba sobre una piedra.

Billy se refrescaba el cuerpo y el rostro, deseaba quitarse la arena de su cuerpo y el calor que cargaba desde el desierto.

—Lo voy a matar...—dijo Billy

—Si, lucia despreciable

—Tengo que hacerme más fuerte, así podré matarlo cuando se pueda

—Bueno..., tenemos tiempo

Billy se levanta de donde estaba agachado y camina hacia Daslin.

—Estoy feliz que ya no estamos en el desierto..., es demasiado calor—observa a su alrededor—aquí está agradable

—Las poderosas y bastas praderas Esperancia—dijo Daslin levantando los brazos

—Esperancia...—piensa en el nombre

—Sí, el nombre viene de la palabra "Esperanza", como ya sabes, la guerra y lo que produce..., la gente solo tenía eso en su mente..., esperanza...

—Me imagino...

Rapidamente Billy se sube al caballo y avanza por los prados. 

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Dado el inmenso tamaño que poseía las Praderas Esperancia, la cabalgata fue muy larga y lenta; pero a diferencia del desierto, esta no era tediosa y aburrida, se distraía con todo, a veces llegaba a una colina alta y desde lo más alto, podía ver todo, literalmente todo; la pradera era como el desierto, llenas de colinas a diestra y siniestra, formaban una vista que solo viéndola con tus ojos te podías hacer una idea de lo hermoso y poderoso que era la naturaleza de la pradera. El sol alzándose en las alturas y las sombras de las enormes colinas hacían una decoración que te impulsaba a correr sin pensar exactamente a donde llegarías, el ambiente era relajante, no había nada que te pudiera detener, una vasta planicie y solo tú contra cualquier cosa que te pudieras encontrar. Billy había llegado a unas piedras donde una de ellas estaba sobre las demás, miró hacia el sol, estaba casi encima de él; se le ocurrió algo, impulsado por el ambiente y la sensación. Se bajó del caballo y se paró en la piedra que estaba en la cima de las demás, desenvainó la espada y volvió a mirar al sol, estaba justo donde quería.

—Mira esto—dijo Billy

—¿El qué?

Billy levantó la espada y la luz del sol impactó directamente en la hoja produciendo un brillo cegador, él gritó en modo de alardear. Era extraño, el lugar hacia que la persona que se encuentre en ella, actuara como si estuviera libre de todo, era como una liberación de los pesares que se llevan en el interior. Billy dejó de gritar y guardó la espada, ahora solo se quedó observando el horizonte, podía observar las colinas como pequeñas pelotas que emergían de la tierra, las incontables rocas que estaban dispersas en todas las colinas, los árboles dispersados en todo el lugar, no había orden en donde estaban, habían solamente 2 en cada colina, algunas solo tenían un árbol y en muchas no tenían nada.

—Cómo es posible que en un lugar tan bello como este, se produjo una guerra—dijo Billy

—El deseo del hombre..., expansión a costa de muerte...

—Si desde los comienzos de nuestra historia empezamos a matarnos uno a otros, para este tiempo ya no existiéramos o todo fuese bajo una opresión inmensa...

—Qué bueno que existe la Ley de Elo

—Menos mal..., todo este campo fuese lodo—dijo Billy

—Pero no creas..., se han registrado pequeños enfrentamientos muy severos en todas las tierras; nunca a una escala mayor ya que sabemos las repercusiones, pero si intentos de golpes de estado, subordinados, generales rebeldes, Parganos, etc....; hay para escoger...

—¿Pero nunca entre 2 tierras, no?

—No, no; siempre en el mismo territorio—respondió Daslin rapidamente—la ley tiene algunos agujeros, los más "astutos" saben aprovecharlas; siempre el humano hallando formas de matarse

—Trágico...

Billy se sentó en la roca sosteniendo a Daslin en sus manos. Ambos se quedaron observando el horizonte.

El viaje de la grandezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora