Capítulo 22: La tormenta

2 0 0
                                    


Rapidamente ambos barcos se separaron mientras eran azotados por el incrementado viento y el fuerte oleaje el cual era creado por la tormenta, esta última ya estaba sobre ellos.

El capitán Kaster sujetaba fuertemente el timón, contemplaba el poder del oceano, el monstruo el cual estaba de mal humor, la bestia cual indomable era.

El Biluskevus se movía de lado a lado, subía y bajaba altísimas olas provocando un fuerte impacto agitándolo aún más. El capitán estaba haciendo todo lo posible para dominar los vientos. Aun con el reto y un poco de miedo, Kaster estaba totalmente centrado, agradable y hasta feliz; estos momentos más la experimentación de fuertes emociones era lo que a él le gustaba de navegar; su disfrute era este, su mayor apogeo era en casos repletos de tensión.

La mayoría de la tripulacion estaba dentro del barco, algunos pocos se encontraban afuera; uno de ellos era Billy el cual se encontraba sobre los escalones hacia la cubierta de mando.

—Debemos entra, saldré volando cuando menos te lo esperes—dijo Daslin

—Aun no; sé que aquí podría ser útil

—¿Con que?, el capitán está en control del barco

En ese momento una ola levanta la proa del barco para luego dejarlo caer de punta provocando un impacto gigantesco, tanto que el capitán Kaster es expulsado hacia adelante cayendo en la cubierta principal. Billy se acerca rapidamente.

—¿Te encuentras bien?

—Si, si—contestó Kaster—esta tormenta no me ganará

—¿Y cómo harás eso?

—Necesito velocidad, el viento y la lluvia vienen desde atrás del Biluskevus; aprovecharé eso—observa las velas—deben izar las velas hasta lo máximo, con lo que tenemos no podré—se levanta y observa a los que estaban en la cubierta principal—¡Icen las velas hasta lo máximo!

Rapidamente él regresa al timón mientras se tambaleaba ola tras ola y viento tras viento. Varios de la tripulacion, la teniente, Contramaestre, Espadachín y el oficial Veintitrés empezaron a izar las velas lo más rápido que el viento, la lluvia y las olas se los permitía.

De todas las velas, solo una faltaba, el problema era que una de las cuerdas principales se había enredado fuertemente y no se podía hacer el trabajo desde la cubierta; debían de subir.

—¿Qué sucede con la vela?—preguntó Kaster

—Al parecer una cuerda se enredó—dijo la teniente

—Maldición...

—No hay problema, yo lo haré—dijo Billy

—¿Podrás?

—Luego de no dejar caer un tren a un acantilado y luchar con un padre Hiergon, puedo hacer todo

—Así se habla, sube

Rapidamente se equipa con los ganchos y sube. Estaba justo en el mástil en la parte horizontal de este, para no caerse producto del viento, se acostó sobre la madera y abrazó el mástil con fuerza; ahora solo debía de avanzar como si fuese una oruga.

Billy miró las cuerda enredada y se empezó a acercar; justo antes de llegar, el barco se agitó por una ola lo cual hizo que él se diera la vuelta sobre el mástil terminando boca abajo.

—Oh diablos, diablos, diablos—repitió rapidamente mientras hacía fuerza con sus brazos y piernas

—Resiste, Billy; no te sueltes

—¿Por qué diablos lo haría?

La lluvia y el viento hacia muy dificultoso moverse; pero aun con eso, lo hacía. El capitán Kaster lo observaba desde abajo.

El viaje de la grandezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora