Capítulo 39: El final de un viaje

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Dejaron el lugar rapidamente, Billy empezó a subir la torre hasta la cima; su corazón estaba palpitando muy rápido, estaba nervioso, pero con la esperanza de que todo saldría bien, solamente que sería difícil.

En medio de los escalones, Billy se detuvo y miró hacia afuera, al horizonte y a las montañas, al sol y las nubes.

—Es increíble como la vida cambia en un momento—dijo Billy—hace aproximadamente una semana estaba tranquilamente en mi casa..., ahora estoy a pocos escalones de jugarme mi vida y la de muchísima gente..., gente buena e inocente

—Tú lo lograrás, Billy; no te preocupes, todo este viaje has estado preparándote, dominando lo que tienes dentro, formando una grandeza

—El viaje de la grandeza...

—Exacto, lo que pase a continuación no te quitará eso, sea el final que sea

—No caeré

—¡Así se habla!—dijo Daslin

Acto seguido él agarra la botella y la pone delante suyo en la orilla de los escalones.

—¿Recuerdas aquella noche que pedimos deseos luego de ver estrellas fugaces?—preguntó Billy

—Si, lo recuerdo

—Mi deseo fue que volvieras a ver el cielo estrellado nuevamente feliz, sintiéndote libre imaginándote que danzas entre las estrellas

El corazón de Daslin colapsó, una fuerza le recorría el cuerpo. Ese simple detalle adorable y noble la mató de sentimientos fuertes, aprecio, cariño, gratitud..., amor. Él pudo desear cualquier cosa, ser más fuerte, tener más valor, más sabiduría, vencer a Morday, no sufrir, incluso cosas vánales como comida, dinero, un objeto, etc. Pero él decidió desear un bienestar noble por ella, desear su felicidad y una libertad de su pesar; nada hacia él, sino todo hacia ella.

—Lucharé para que vuelvas a disfrutar la vida, Daslin; al final de este viaje danzarás entre las estrellas como siempre te imaginaste

—Gracias Billy...

Ella lo abraza fuertemente y no se separa.

—Gracias por darme esperanza, eres la persona más maravillosa que he conocido, nunca pensé que este viaje junto me iba a abrir mi corazón a algo más grande, mis ojos te ven y él me habla...

—¿Qué te dice?

—Amalo...

Daslin se había confesado a Billy, al fin lo liberó en un momento donde pudo escucharlo perfectamente.

—Desde hace mucho hiciste que te amara, Billy; tú me apreciaste como amiga, valoraste mi compañía; vivimos experiencias juntos, reímos juntos, lloramos juntos, pude ver tu corazón más allá, pude sentir tu verdadera alma..., ese deseo era tuyo y lo utilizaste en mí, muchas gracias...

Billy estaba mudo, solamente pensaba en la situación. El amor era reciproco, él igualmente le había crecido un cariño el cual terminó en amor, aprecio. Le agradaba su compañía, su forma de ser, de tratar, de llevarse con él, etc.

—Luego de esto, no sé cómo quieres verme, como una simple apreciada amiga o algo más...; sea como sea, quiero que lo sepas...

 —Lo averiguaremos...—la observa—juntos...

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Al llegar arriba de la torre, llegaron a una zona amplia, circular y completamente vacía, solamente la presencia de Morday el cual se encontraba sentado con las piernas cruzadas. Rapidamente al sentir la presencia de Billy, se levantó. Morday era alto, de 1 metro 90 cm, robusto, de piel gris pálida, ojos naranjados y facciones duras. Poseía una cicatriz en su ojo cortando su ceja. Su vestimenta era una armadura negra completo de cuero con varias telas grises; una pequeña capa rota se situaba en su espalda. Su pelo era semi largo de color rojizo con toques de amarillo. Al voltearse y verlo, Billy se detuvo y se preparó sosteniendo la espada.

El viaje de la grandezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora