Sazaki Nara es una aspirante a héroe que ingresa a la UA a mitad del segundo año en la clase 2-A en circunstancias un tanto intrigantes para algunos. Con la ayuda de Bakugo, Mina, Kirishima, Denki, Jiro, y Sero tendrá que luchar, no sólo para trata...
La noche llegó y la cena con los chicos ya había pasado. Con un nudo en el estómago y los nervios crecientes Nara salía de la ducha, sabía lo que vendría dentro de un poco.
Faltaban unos 10 minutos hasta que sus amigos lleguen para tener una incómoda conversación. Aunque no se sintiera del todo lista, sabía que no había personas en las que pudiera confiar tanto como en sus compañeros. Tarde o temprano sería necesario hacerlo, así que lo mejor era salir de eso de una vez.
- Trataré de contarles todo...
Nara estaba sentada frente a su tocador terminando de peinarse cuando escuchó que llamaban a la puerta. Abrió y los 6 estaban allí. Ella los invitó a pasar y tomaron asiento en la cama y el piso, Nara en la silla de su escritorio. - Esto será difícil. - Pensó antes de dar un suspiro.
...
Unos años atrás...
Una mañana de verano me encontraba en la escuela, era un lindo día y de verdad disfrutaba ese lugar. Estaba a un mes de cumplir 10 años, mis padres estaban emocionados al igual que yo por ese día.
Hasta ese entonces no tenía más preocupación en mi vida que estudiar y poder desarrollar mi Quirk el cual había despertado a los 5 años, pero aún no manejaba bien. Mi padre era mi héroe, para mí era el más genial de todos, él me enseñaba poco a poco a manejar mis habilidades.
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Sazaki Hiro, su nombre de héroe era Mindtruder, su quirk era Telepatía. Él junto a Kamei trabajaban a la par como héroes profesionales. Eran un gran equipo según lo que me contaron, casi no los vi compartiendo juntos fuera de su trabajo. Recuerdo que cuando tenía 8 años ellos abrieron su propia agencia, la cual alcanzó gran importancia muy rápido.
Mi madre era Sazaki Mirai, su quirk era el Magnetismo, pero a menor escala que el mío. Ella tenía la habilidad de atraer metales hacia su cuerpo, tal como un imán. A pesar de eso mi madre no sintió el llamado de ser una heroína, así que prefirió trabajar en el negocio que heredó de sus padres: una floristeria.
Mientras estaba en receso, el director de la escuela me citó para darme un comunicado. Cuando llegué a su oficina me mostró unas imágenes en el televisor. Las cámaras enfocaban un accidente de tránsito cerca de unas montañas, al parecer habían perdido el control derrapando y saliendo del camino y chocando, muriendo así en el acto. Aunque el auto se encontraba en llamas pude notarlo, me parecía igual al auto de mis padres.
Me explicaron lo que había ocurrido y poco tiempo después llegó él, Tomiko Kamei. Mi mente estaba en blanco, sólo veía a ese hombre mientras hablaba con el director, pero parecía que mi conciencia estaba a kilometros de allí. Unos segundos después él se acercó a mí, extendiendo su mano.
- Nara, no sé si me recuerdas. Nos hemos visto varias veces, soy Tomiko Kamei. Tu padre y yo somos amigos y compañeros de trabajo. Siento mucho lo que pasó con tus padres. Mi más sentido pésame. - Dijo el hombre y en ese momento ni siquiera sabía muy bien el significado de esa palabra. Solo asentí en respuesta a todo lo que me dijo.
