CAP. 9

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- Sé bienvenida a nuestro hogar, Sazaki Chan. Es un gusto conocerte. Me llamo Mitsuki. Mi esposo me dijo que eras una buena amiga de mi odioso hijo. No podía creerlo, no es que tenga muchos amigos.

- Vieja bruja... - Dijo refunfuñando entre dientes Katsuki, mientras le quitaba sin cuidado la mochila a Nara de su hombro.

- Ehh, si. Nos llevamos bien. - Dijo soltando una risa nerviosa. - Es un gusto conocerla también, Mitsuki San. Puede llamarme Nara solamente y gracias por la invitación. Son muy amables.

- No hay de qué. Es genial para mí tener más presencia femenina en esta casa. Sabes me hubiera encantado tener también una niña.

Nara simplemente la miró con una sonrisa, no sabía que decir en respuesta. Se Imaginaba una versión femenina de su compañero y sólo le causaba gracia.

- ¿Nos quedaremos congelándonos el culo aquí afuera todo el día o qué?

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- ¿Nos quedaremos congelándonos el culo aquí afuera todo el día o qué?. - Preguntó el rubio explosivo.

- Sí, ya. Pasemos. Te pido disculpas si mi estúpido hijo se ha portado mal educado o grosero contigo. - Hablaba la mujer mientras entraban a la sala.

- No se preocupe, ya estoy acostumbrada casi por completo. Creo que es parte de su esencia ser así. No lo imagino siendo lo contrario. - La chica cruzó sus brazos mientras veía a su amigo.

- ¡Más respeto estúpida!. - Respondió el rubio con el ceño fruncido.

- ¡Katsuki, hijo idiota! . Sé más amable con nuestra invitada. - Le gritó la mujer dándole un fuerte golpe en la cabeza a su hijo, mientras más al fondo Masaru sonreía como ya acostumbrado a esa escena particular.

- Ve a mostrarle donde se quedará y que lleve sus cosas. Ya le preparé la habitación de huéspedes... - Ordenó la mujer seriamente.
... Luego bajen para que cenemos juntos. Falta como media hora para que la comida esté lista. Siéntete en casa Nara Chan. - Se dirigió a ella con una sonrisa.

El par de aspirantes a héroe subió las escaleras y un malhumorado Katsuki guió a Nara hasta el cuarto donde dormiría esos días. Al parecer Mitsuki lo sacaba de quicio muy frecuentemente.

No lo había visto relajar el fruncido ceño desde que llegaron a esa casa. A pesar de esa extraña interacción entre ellos era notable que eran unidos, unos padres amorosos que demostraban su afecto a su manera, después de todo.
Al final del día ninguna familia es perfecta.

El ambiente festivo en la casa Bakugo era extrañamente reconfortante.
Las decoraciones navideñas le daban un colorido toque a la gran casa. De alguna forma le hacía recordar su vida en el hogar que tuvo que dejar hace unos meses.

Atracción (BNHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora