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Desperté con Seung saltando sobre mi cama

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Desperté con Seung saltando sobre mi cama. El niño había regresado de la casa de su amigo. Sonreía expectante.
   — ¿Qué hora es, Seung? —froté mis ojos.
   —Debes ir al trabajo papá. Prometiste dejarme en el café de Leia. ¿Lo recuerdas?
   —Sí, lo recuerdo Seung —bufé.
   —Apúrate, llegaremos tarde —gritó bajándose de la cama.

    La cabeza me daba punzadas constantes. Sentía mi estómago revolverse. La resaca no me dejaría en paz por un par de horas.
   Observé la habitación cuando fui más consiente. ¿Tal vez fue un sueño? Ella no sé encontraba aquí. Quizá solo fue imaginación producto de mi ebriedad.

    Tomé una ducha rápida y baje con mi traje impecable. Tomé las llaves del auto, llevaría a Seung, no necesitaba un chofer.
   —Carmela —me acerqué a aquella mujer que ha trabajo con mi familia por 20 años.
   —Sí, señor —volteó moviendo su melena oscura llena de rizos.
   —La joven que ayer me acompaño a la habitación, ella...
   —Oh sí. Esa joven —sonrió—. Se marchó luego de dejarlo en su cama. Me indicó que le diera esto apenas despertará. Es para... la resaca —susurró.
   —Gracias, Carmela —asentí tomando la tableta de pastillas que Leia le había dado.

    Manejé hasta el café. Vi a lo lejos a Leia atendiendo las mesas con su característica sonrisa. Seung bajó.
   — ¿No pasarás a saludar? —inquirió enarcando una ceja.
   —Voy retrasado, Seung —chequeé mi reloj—. Pasaré por ti. Espérame aquí.
   —Bien. Adiós papá.
   Aceleré alejándome de allí. No estaba en condiciones de verla. Sobre todo luego de lo que pasó anoche. Luego de los sentimientos encontrados que comenzaban a palpitar dentro de mí.

   Llegué a la empresa. Tomé el elevador hasta el piso 4. Bárbara me esperaba en la recepción con mi vaso térmico de café.
   —Buenos días, señor Min —caminó apresurada a mi lado.
   —Buenos días, Bárbara. Novedades.
   —El señor Kim lo visitará esta tarde para firmar los papeles de venta de las nuevas computadoras.
   —Bien —abrí la puerta de mi despacho.
   —Y algo más —sus tacones resonaban sobre el mármol blanco de mi oficina. Se quedó de pie a mi lado—. La señora Min llamó.
   —Ya no es señora Min, Bárbara.
   —Disculpe, señor —bajó la mirada.
   — ¿Qué quiere?
   —Vendrá en dos días para firmar los papeles del divorcio.
   —Perfecto. Que se encargue Jimin de atenderla.
   —Bien, señor —se retiró.

    Jisoo se había apoderado del título "Señora Min", aun sabiendo que no seguíamos juntos. Sabía los beneficios que tenía al usarlo.
   Sin embargo nuestro matrimonio jamás fue basado en el amor. Ambos teníamos poco tiempo para dedicarnos. Sobre todo porque ella había decidido engañarme.
   Jamás la amé para ser sincero. Nuestros padres eran amigos y nos obligaron a casarnos. Decían que seriamos una potencia muy grande en los negocios. Así fue. Ambos nos dedicamos a construir una empresa de tecnología. Sin embargo Jisoo se encargaba de levantar su falda para los socios mientras yo me encerraba por horas para diseñar nuevos productos.
   Seung nació meses después del casamiento, antes de que todo se fuera a la mierda. Jamás había sentido amor por nadie, hasta que ese pequeño con ojos grandes y encantadores robó mi corazón. Cuando su diminuta mano apretó mi dedo con fuerza.

    Jisoo decía no tener tiempo para cuidarlo. De hecho, jamás le interesó. Seung creció a mi lado. He intentado darle todo lo que necesita, al menos casi todo.
   Es lo más importante en mi vida. Incluso a veces me odio por no ser lo suficientemente bueno para él, pero supongo que algún día entenderá.

    Caminé por los pasillos buscando a Seokjin que había llegado para mostrarme un nuevo artefacto que serviría para sus autos.
   A lo lejos vi a Jimin. El rubio era atractivo. Tenía encanto para las mujeres. Podían caer fácilmente en sus cuentos.
   Sin embargo me pareció extraño verlo coquetear con Bárbara. La morocha de piernas largas y descubiertas gracias a su minifalda, sonreía con sus mejillas encendidas, mientras envolvía su lacio cabello en su índice.
   Jimin susurraba a su oído. Se relamió los labios y fijo sus ojos en los de ella. Acarició su mano y continuó su camino.
   
   Decidí ignorarlo. Tomé otro pasillo mientras los pensamientos me acorralaban.
   ¿Acaso engaña a Leia?

Enseñame a amar - Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora