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   Llegamos a la mansión

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   Llegamos a la mansión. Tal y como aquella noche que acompañe a Jimin, una alfombra carmesí nos recibía.

   Una gran fotografía de Jisoo adornaba la entrada a la sala, me pareció algo pretencioso, pero en el corto tiempo que la había conocido, no podía negar que era su estilo.

    La sala estaba llena de gente, pero no eran del tipo de personas que concurrían a las "fiestas" de Yoongi.
   Las luces azules y el humo que salía por todas partes. La música resonando por cada rincón. La gente bailando y divirtiéndose. Una barra repleta de botellas de diferentes colores y tamaños, con luces que lo hacían ver aún más tentador.

   Rodeé el brazo de Taehyung en todo momento. Él sonreía orgulloso.
No se veía mal, de hecho siempre fue guapo. Él lo sabía y lo usaba a su favor, volviéndolo arrogante y mujeriego.
   — ¿Qué quieres beber? —se inclinó para hablar cerca de mi oído. La música no lo hacía fácil para escucharlo con claridad.
   —Cualquier cosa —grité. Él asintió alejándose.

   Taehyung vestía una camisa beige, la llevaba dentro de su pantalón de pinza color negro y unos zapatos italianos. Su cabellera azabache y ondulada, peinada hacía atrás. No era extraño que se llevara la mirada de más de una mujer de aquí. Sobre todo con su expresión seria y su mirada intimidante, la cual había logrado ponerme de rodillas en más de una ocasión. Pero perdió su encanto cuando descubrí con cuantas me había engañado.
   — ¿De verdad? ¿Tae? —Alex apareció detrás de mí. Jimin estaba a su lado con una sonrisa divertida.
   —Fue idea de tu increíble novio —bufé.
   — ¿Tenías otra opción? —El rubio enarcó una ceja. Solté un suspiro—. ¿Has visto a Yoongi?
   —No. No lo he visto por ningún lado —todo el ambiente había llamado mi atención. Había olvidado por completo buscar a Yoongi con mi mirada, hasta que Jimin lo mencionó y la curiosidad por él, regresó.
   —Ahí viene Jisoo —susurró.
   — ¡Leia! —extendió sus brazos para atraparme—. Tú debes ser el socio de Yoongi —observó a Jimin y Alex—. Y tú su novia, un placer.
   —Igualmente, señora Min —respondió Jimin. Le dediqué una mirada rápida. Él se encogió de hombros cuando Jisoo apartó su vista de él—. ¿Yoongi se encuentra aquí?
   —Estaba por bajar. Ya sabes, le gusta ser antisocial —bebió de su copa—. Te ves preciosa, Leia. Dime, ¿has venido sola? Recuerda que...
   —Buenas noches —Taehyung apareció con dos copas. Me entregó una y rodeó mi cintura con su brazo. Me acercó a él.
   —Oh, veo que no... —Jisoo lo analizó sin disimular—. Un placer, soy Min Jisoo —extendió su mano.
   —Soy Kim Taehyung —la estrechó con una sonrisa.
   —Bonito novio, Leia. Sabía que era imposible que estés soltera...
   —Él no...
   —Ahí vino Yoongi, con permiso —se alejó.

    Mi mundo se detuvo en cuanto lo vi. Vestía una remera blanca con un saco negro encima. Pantalones que hacían juego con su blazer y zapatos de charol. Su cabello largo caía hasta su cuello. Detrás de sus orejas, algo rebelde para el estilo estructurado que solía usar.
    Su semblante serio, pero misterioso como de costumbre. Observaba el ambiente no muy convencido de lo que veía.

   Jisoo gritó su nombre caminando hacia él. Yoongi levantó la mirada hasta dar con la mía.
Me ruboricé cuando los ojos de Yoongi bajaron hasta la mano de Tae, colocada en mi cintura. Se alejó volteando hacía otro lado.
   Me quité la mano de Tae y puse distancia entre nosotros. Pareció no importarle, continuó hablando con Jimin.

    Jisoo era un poco más alta que él, gracias a sus gigantescos tacos. Deslizó su mano por los hombros de Yoongi hasta abrazarlo. Él mantuvo sus manos en los bolsillos. La rubia inclinó su cabeza hasta chocar con la de Yoongi y sonrió para la foto. Min aplanó los labios sin ánimo de hacer una mueca.


 ◇

 
   La fiesta avanzó. Varios se habían embriago, incluso Taehyung. Decidí no beber nada, de seguro debería manejar yo.
   Jimin y Alex habían desaparecido, probablemente para divertirse en alguna de las mil habitaciones que tenía esta mansión.
   Jisoo intentaba bailar con Yoongi pero este se resistía a hacer el ridículo.
   —Ven, bailemos —Tae extendió su mano.
   —Estas muy ebrio, Taehyung. Apenas puedes caminar.
   —Eso no es cierto. Vamos —me obligo a ponerme de pie. Me guio, tomándome de la cintura, hasta llegar a la pista. Donde Jisoo y Min bailaban.

    Resoplé dejándome abrazar por Taehyung cuando vi a Yoongi tomar a Jisoo en sus brazos.
Sentí los celos gobernándome. La rubia junto su frente con la de él. Miré hacia otro lado.
Taehyung sonreía. Su mirada iba desde mis ojos hasta mis labios. Giré mi rostro para no ver a nadie, sin embargo, dicen que la curiosidad mató al gato.

   Mire de reojo a la pareja. Se susurraban cosas al oído. Yoongi sonreía por primera vez en la noche. Jisoo acariciaba su cabello. Las manos de Min bajaron por su espalda descubierta hasta llegar a su cintura.
   Se relamió los labios cuando Jisoo le murmuro algo.
Me aparté bruscamente de Tae.
   —Vuelvo enseguida —mentí. Apresuré mi paso saliendo de la sala.

   Busqué el baño entre todas las puertas que había en el pasillo.
Di con una habitación. No era el baño, pero era suficiente para desquitar mi ira.
   Intenté calmar mi respiración. Mis ganas de llorar. ¿Cómo se había olvidado tan pronto? ¿Le importaba tan poco verme allí con alguien más?

    Tomé una almohada y la estampé contra mi rostro para gritar sin que me escucharan.
   — ¿Qué haces?..

Enseñame a amar - Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora